Las cinco muertes ligadas al asesinato de Miroslava Breach
Dos mujeres que se tomaban una selfie al lado de una pista de aterrizaje serrana murieron, al parecer, accidentalmente; un piloto aviador que viajaba a la Sierra Tarahumara y un maestro de artes marciales retirado fueron asesinados en 2017. Antes de que acabara el año un misterioso hombre murió baleado también en el norte del país. Todas estas muertes resultaron asociadas al homicidio de la periodista Miroslava Breach, ocurrido el 23 de marzo de 2017, en Chihuahua, México. El Colectivo 23 de marzo, formado por periodistas mexicanos, en colaboración con las organizaciones internacionales Forbidden Stories, Bellingcat y el Centro Latinoamericano de Investigaciones Periodísticas (CLIP), investigaron qué fue cierto y qué no al vincular a estas cinco muertes con la de la periodista. También contaron por qué, de haberlas investigado en profundidad, hubieran arrojado luz sobre el crimen de la respetada corresponsal de La Jornada.
Dos días después del homicidio de la periodista Miroslava Breach en la ciudad de Chihuahua, dos mujeres adolescentes que observaban una carrera de caballos junto a la pista de aterrizajes de Chínipas, el pueblo natal de Miroslava, en la Sierra Tarahumara, fueron golpeadas por una avioneta que las mató, según las autoridades. La versión difundida por la prensa indicó que ahí viajaban dos de los tres asesinos de la periodista. Del accidente se supo poco: hombres armados quitaron a los testigos sus celulares para borrar evidencias, la policía municipal negó el incidente ante los periodistas y la dirección encargada de la aeronáutica en el país no lo investigó. Las carreras formaban parte de los festejos de cumpleaños para el narcotraficante Alfredo Salazar Ramírez que se realizan cada año aunque él está preso desde 2012. Salazar era el heredero del grupo denominado Los Salazar, Los Salazares o Gente Nueva Salazar, al que Miroslava había denunciado en sus notas.
No está claro quién piloteaba la aeronave que aterrizó en Chínipas aquella tarde del 25 de marzo de 2017, pero 16 días después fue asesinado a tiros cuando salía de un restaurante en la ciudad de Chihuahua Jorge David Coughanour, un piloto aviador dueño de una compañía de aerotaxis que daba servicio en esa zona boscosa, y quien tuvo entre sus clientes al candidato que se convirtió luego en gobernador, Javier Corral, según consta en el expediente. De inmediato, la policía del Estado relacionó su muerte con el asesinato de Miroslava.
A la muerte del piloto siguió otra, en menos de una semana: la del maestro de artes marciales retirado Gabriel Ochoa Cárdenas, un hombre huraño, a quien mataron de seis balazos frente a las gallinas que cuidaba. Junto a su cuerpo estaba una llamativa pistola de colección y una cartulina que señalaba que él era el asesino de la corresponsal del diario La Jornada y columnista de El Norte de Ciudad Juárez. Desde el gobierno se alimentaron sospechas en su contra hasta que las inconsistencias dejaron claro que era inocente.
Las fiscalías de Chihuahua y la federal especializada en crímenes contra periodistas tienen en la cárcel a Juan Carlos Moreno Ochoa, El Larry, señalado como lugarteniente de Los Salazar en Chínipas y detenido en diciembre de 2017. Su hermano de crianza Jaciel Vega Villa, protegido por la familia que manda en Chínipas, continúa prófugo. Supuestamente ellos dos viajaban en la avioneta que mató a las jóvenes. Las fiscalías los acusan de ser los autores del homicidio de Miroslava.
El tercer cómplice, según la versión oficial, fue el pistolero Ramón Andrés Zabala Corral, quien aparecería ese mismo mes de diciembre en la sierra, muerto de un tiro en el pecho.
Por ninguna de estas cinco muertes que se cruzan con el asesinato de Miroslava hay personas detenidas. Ni Fiscalía estatal, ni la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), de la Fiscalía General de la República, que atrajo el caso un año después del crimen y continuó las investigaciones, parecen haber puesto suficiente empeño en aclararlas, a pesar de que podrían dar pistas sobre quiénes están detrás del homicidio de la periodista incómoda que denunciaba la narcopolítica.
Este Colectivo 23 de Marzo, integrado por un amplio grupo de periodistas mexicanos en colaboración con periodistas internacionales y acompañado por organizaciones de libertad de expresión internacionales, investigó estos casos e intentó encontrar respuestas a las preguntas que los encargados de la investigación dejaron sin responder.
Estos fueron los hallazgos.
Las dos amigas
[caption id="attachment_598415" align="alignright" width="380"] Las jóvenes Nitzia Mendoza y Yoseli?n Morquecho murieron golpeadas por una avioneta que aterrizaba en Chínipas, Chihuahua, durante una carrera de caballos, según medios locales. Foto: Tomada de Facebook[/caption]
Cada marzo, en la pista ilegal de Chínipas, Chihuahua, pueblo serrano de difícil acceso, que colinda con el estado de Sonora, cantantes de música norteña aterrizan para festejarle su cumpleaños a Alfredo Salazar Ramírez, mejor conocido como El Muñeco, piloto aviador, preso en México solicitado en extraditación para enfrentar cargos en una corte texana por tráfico de cocaína a Estados Unidos. Alfredo es hijo de Adán Salazar Ramírez, ‘Don Adán’, exsocio del cártel de Sinaloa, preso desde 2011, y patriarca de un violento clan que -lo denunció Miroslava Breach en sus notas- se ha apoderado de la política local y de la policía, ahora a través de su hermano José Crispín, quien se quedó a cargo del negocio.
Las autoridades los han identificado como muy violentos y los han acusado del asesinato de activistas sociales y de la desaparición de un periodista de Sonora, así como de otros homicidios, desplazamientos forzados, de tráfico de migrantes y de varios episodios violentos en Sonora y Chihuahua.
[caption id="attachment_598416" align="alignright" width="380"] Se dice que todos los años a Chínipas llegan cantantes de corridos musicales a celebrar el cumpleaños de Alfredo Salazar Ramírez, preso en El Altiplano desde 2012. Foto: Tomada de YouTube / Javier Rosas[/caption]
El sábado 25 de marzo de 2017, dos días después de que Miroslava fuera asesinada en la ciudad de Chihuahua, Alfredo celebraba su vida, como otros años, con una carrera de caballos en la pista de Chínipas. Esa noche también habría baile.
Nitzia Mendoza, de 18 años, y su amiga Yoselín Morquecho, de 17, observaban la carrera trepadas en la parte trasera de una pick up estacionada junto a la pista de aterrizaje. Pasaban las dos de la tarde. Cuando se tomaban fotos, según lo difundido en la prensa, una avioneta las golpeó en la cabeza y ahí mismo murieron. Por lo inaudito del supuesto accidente, el mundo pronto supo la noticia: “¡Una selfie les costó la vida!”, titularon algunos medios la nota, como si ellas hubieran sido las responsables. Varios medios informaron que, por el golpe, las amigas habían sido decapitadas.
[caption id="attachment_598417" align="alignright" width="380"] A pesar de que la noticia del accidente de las dos mujeres jóvenes en Chínipas se publicó en medios internacionales, en Chihuahua no fue investigado por la Fiscalía del estado, tampoco por autoridades federales. Imagen: El Diario de Chihuahua[/caption]
Cuando los medios locales buscaron a los funcionarios municipales para entrevistarlos sobre la tragedia ninguno respondió. El Diario llamó a la policía de Chínipas, donde negaron que ese accidente hubiera ocurrido. En ese entonces la policía estaba cargo de Martín Medina Ramírez, quien según denunciaba Miroslava era pariente de Los Salazar y responsable de algunos crímenes. La intención de silenciar el hecho era evidente.
Este equipo de investigación logró conseguir fotografías de los cuerpos sin vida de las víctimas sobre planchas metálicas, donde se les ve con la ropa y el rostro sangrados. Se ve que las heridas que les provocaron la muerte —de escasos dos a cinco centímetros de extensión— son pequeñas y precisas. Es difícil imaginar una avioneta que recién aterriza y que aún vaya a una velocidad de 80 o 100 kilómetros por hora y las golpee por detrás con su hélice o su ala, apenas les haga esas pequeñas heridas y moretones.
Un testigo de los hechos que, por seguridad, pidió el anonimato relató a este Colectivo que la tragedia ocurrió porque a la misma hora no aterrizó una avioneta, sino tres, quizá cuatro. Por lo que cuenta este testigo, un piloto apurado, o imprudente, bajó en el otro extremo de la pista, donde la gente estaba congregada.
[caption id="attachment_598422" align="alignright" width="380"] Sobre la muerte de Nitzia Mendoza y Yoseli?n Morquecho, familiares, amistades y autoridades no han querido hablar. Imagen: Colectivo 23 de marzo[/caption]
“Son fiestas que hace la delincuencia. Entonces es una pista pequeña, es una pista de kilómetro de largo, si acaso. Al lado derecho está el casco de carreras, entre la pista y el casco se estacionan los carros y del otro lado de la pista también, una calle como de cuatro metros quedaría de amplio, si acaso, cinco (…) hay ahí un campo donde estaban aterrizando, porque aterrizaron varias en un momento, estaban llegando gente pero esta avioneta aterrizó por el lado contario y pasó a toda velocidad”, dijo la persona que solicitó el anonimato por temor a represalias.
Explicó que Yoselin y Nitzia no la vieron llegar y fueron tumbadas al piso. “Levantaron a las plebas, las llevaron al centro de salud y el piloto automáticamente, inmediatamente, se fue de vuelta. Así de rápido”.
-¿Era una aerotaxi?- se le preguntó.
-No, yo creo que era particular, la mayoría de las que aterrizaban- dijo.
-¿Cuántas llegaron?
-Llegaban dos, tres, cuatro avionetas; una llegaba y se levantaba la otra y otra esperaba a las personas ahí.
El 27 de marzo, El Diario de Chihuahua reveló que obligaron a los testigos a borrar videos del accidente. En el texto sin firma se lee lo siguiente:
El sábado pasado, cuando ocurrió el accidente, dicen pobladores de Chínipas que delincuentes rodearon la pista y obligaron a todas las personas a que borraran las imágenes que traían en sus teléfonos celulares y cámaras, además de lanzar amenazas de muerte contra quien divulgara lo que ocurrió. Incluso, dijeron los informantes, después del accidente en el que fallecieron las dos mujeres, hombres armados se apostaron en las salidas de Chínipas para revisar los teléfonos de las personas que iban de salida.
El testigo anónimo entrevistado por este Colectivo confirmó esa información: “Al salir de la pista había personas ahí y recogían todos los teléfonos (…) limpiaron todos los teléfonos, ahí mismo borraron todo. Hasta que ya borraron todos los teléfonos entonces salió la gente. No salió nadie antes”. Y aseguró que en el pueblo “no se puede hablar” y que “la delincuencia manda”.
El medio investigativo británico Bellingcat que colaboró con esta investigación, después de haber hecho un rastreo de redes sociales, confirmó que “existe una ausencia de información de fuente abierta de imágenes y/o videos tomados por participantes del evento” ese 25 de marzo. Esto contrasta con las fiestas de años anteriores de las que existen videos en internet.
Acerca de los tripulantes de la avioneta obtuvimos distintas versiones.
Una nota dice que la avioneta recogió a un enfermo grave, de apellido García, para llevarlo a que lo operaran de apendicitis en Sonora. Otra que de la nave bajaron dos personas. Otro relato indica que en la aeronave viajaba un famoso cantante de narcocorridos hijo de un operador de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Otro chinipense dijo que la avioneta es la “que siempre trae a los cantantes”.
Una fuente de inteligencia consultada aseguró que quien bajó de la aeronave fue un hombre armado y que la 42 zona militar de Parral, Chihuahua, emitió un reporte al respecto. Este equipo –a través de una organización aliada de libertad de expresión– realizó varias solicitudes de transparencia de información pública, pero la Secretaría de la Defensa Nacional negó la existencia de un documento con esas características.
Una persona vinculada con la Fiscalía estatal afirma que, a causa del accidente, fue citado a declarar un piloto de un taxi aéreo, quien habría sido el responsable de las dos muertes, que habría dicho que salió del hangar de Hermosillo, Sonora, recogió en Chínipas a una persona accidentada y la dejó en Huatabampo, Sonora.
La semana de esos hechos la Fiscalía dijo que no tenía el número de matrícula de la aeronave. La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) agregó que la pista era ilegal.
La razón del silencio oficial se sabría hasta nueve meses después.
[caption id="attachment_598423" align="alignright" width="380"] El gobernador Javier Corral anunció la captura de El Larry el 25 de diciembre de 2017. En medios locales se informó que tras cometer el crimen huyó a Chínipas en la avioneta que mató a Nitzia Mendoza y a Yoseli?n Morquecho. Imagen: Twitter @Javier_Corral[/caption]
El 25 de diciembre de 2017, el gobernador Javier Corral publicó por Twitter: “En un operativo llevado a cabo por la PF, derivado de las investigaciones de la FGE de CHIH y con la colaboración estratégica del CISEN, hoy se logró la captura de Juan Carlos Moreno Ochoa (a) Larry, autor intelectual del homicidio de la periodista Miroslava Breach Velducea”.
Ese día, El Heraldo de Chihuahua publicó la información que vinculaba el accidente donde murieron Nitzia y Yoselín con el asesinato de Miroslava.
“Avioneta que mató a jovencitas en Chi?nipas era de ‘El Larry’", fue el título, junto a: “Regresaba a ese pueblo después de supervisar el asesinato de la periodista”.
La nota, que no identifica a la fuente de la información, indica:
“En Chínipas, nadie quiso hablar del incidente por el temor que tienen a Los Salazar, quienes controlan las actividades de narcotráfico en toda la región y cuentan con una influencia en la política y en las corporaciones de seguridad pública”.
En el mismo sentido versan las declaraciones tomadas por la Fiscalía, pues dos testimonios indican que el 25 de marzo, antes de las 2 de la tarde, viajaron a Chínipas dos de los tres homicidas de Miroslava.
Esa versión se dio a conocer durante la audiencia pública de inicio del proceso contra Juan Carlos Moreno Ochoa, alias El Larry, a quien se le acusa de ser el jefe de sicarios y de orquestar el asesinato de Miroslava, y que ese día tomó una avioneta desde el aeropuerto internacional de Chihuahua hacia la sierra. Dijo el ente acusador que con Moreno Ochoa iba su hermano de crianza, el universitario Wilberth Jaciel Vega Villa, quien había trasladado en su auto al pistolero Zabala hasta la casa de la periodista para que la matara. En la aeronave no hubo cupo para el sicario.
La mujer policía que los había hospedado en Chihuahua después del crimen, y cuyo nombre quedó protegido bajo el seudónimo de Rubí, dijo que su tío El Larry y Jaciel se fueron de su casa a las 8 de la mañana del 25 de marzo porque “ya estaba lista su avioneta”. Como no hubo cupo para Zabala, éste pasó otra noche en su casa. Por ellos pasó siempre una camioneta guinda. Su tío y el pistolero siempre estuvieron armados.
Chiquilín, el taxista que los transportó y a quien la Fiscalía le dio ese nombre para reservarle su identidad, difiere de esa versión de la policía, pues declaró que fue el día 24 de marzo, a las 7 de la mañana, cuando dejó a El Larry en el área de taxis aéreos del aeropuerto y escuchó que, por el teléfono, le avisó a alguien que “iba llegando”.
En tanto, un amigo de Vega Villa mostró a la Fiscalía la foto que éste envió a un chat grupal en la que se ve de fondo una avioneta (fue el día 25 de marzo a las 14:29 horas); casi una hora y media después, en otra foto, a Jaciel se le ve en la parte trasera de un vehículo entrando al pueblo, justo donde hay un letrero con la palabra “Chínipas”.
El testimonio de la testigo bajo el seudónimo Estrella, leído en la audiencia de vinculación a proceso contra Moreno Ochoa, establece: “El sábado 25 de marzo se dio cuenta que Jaciel había llegado a Chínipas en avioneta junto a su hermano, eso le dijo su prima, dijo que había llegado como a las dos o tres de la tarde, también su prima le dijo que una avioneta golpeó a dos jovencitas y que habían fallecido”.
Una semana después de la captura de El Larry, el columnista Héctor de Mauleón publicó en El Universal que el jefe de sicarios había estado “escondido durante varios meses” en los dormitorios de la mina de oro y plata de Palmarejo, explotada por la compañía estadounidense Coeur Mining, la cual está localizada a 12 kilómetros de Chínipas. “Contaba, además, con una red de protección institucional por parte de policías estatales y municipales”, escribió.
Varios aliados del Colectivo intentaron comunicarse con las oficinas de la minera tanto en Chicago, como en México, pero no fue posible obtener una respuesta al respecto de este grave señalamiento.
[caption id="attachment_598427" align="aligncenter" width="650"] En El Universal se publicó que El Larry se escondía en la mina de Palmarejo, explotada por la empresa Coeur Mining. La empresa no respondió a las solicitudes de entrevista para esta investigación. Fotos: Tomadas de Google Maps.[/caption]
Este Colectivo pudo constatar que Palmarejo tiene una pista de aterrizaje que mide 570 metros, extensión suficiente para recibir avionetas Cessna, y que los dormitorios se ubican a cinco kilómetros de la pista.
Aunque la manera en la que los asesinos escaparon de Chihuahua es clave para conocer con qué tipo de medios y de protección contaban, en los expedientes estatal y federal consultados para esta investigación no hay señales de que hubiera sido investigada la denuncia pública que involucraría a la compañía minera o de que hubieran sido suficientemente analizadas las bitácoras de los vuelos que despegaron ese fin de semana desde el aeropuerto internacional “Roberto Fierro Villalobos” de la ciudad de Chihuahua. Hasta dónde consta allí, ningún piloto o personal del aeropuerto fue llamado a declarar. En el expediente de la Fiscalía federal las bitácoras de vuelo son prácticamente ilegibles.
Aunque la noticia de la muerte por una selfie se publicó en todo el mundo, la Secretaría de Comunicaciones y Transporte, según revisión de dictámenes disponibles que hizo este Colectivo, no enlistó el accidente entre los ocurridos en 2017 en el país, a pesar de que tiene el mandato de investigarlo. En una solicitud formal de información pública sobre dicho accidente (folio 0000900095119) la Secretaría respondió: “La Dirección General de Aeronáutica Civil no cuenta con registro alguno o documentación de soporte que avale algún accidente o incidente de aviación”.
[caption id="attachment_598428" align="aligncenter" width="1200"] La Secretaría de Comunicaciones y Transportes respondió que no tiene registro del accidente a pesar de que dio la vuelta al mundo por lo inusual de la noticia de perder la vida por tomarse una selfie junto a una avioneta. Imagen: Colectivo 23 de marzo[/caption]
Cuando este Colectivo preguntó sobre la muerte de Nitzia y Yoselín, no sólo en Chínipas sino en todo Chihuahua o en Sonora, algunas personas colgaron el teléfono cuando se les explicó la razón de la llamada, o gritaron con pánico que si hablaban las matarían. Cinco personas consultadas en forma independiente aseguraron que Los Salazar tienen interceptados los celulares y hasta las redes sociales de la zona que controlan. Tres de éstas fuentes refirieron un dato que parece leyenda: la familia tiene leones para que desaparezcan a sus enemigos. En 2005 les encontraron un zoológico “con leones y tigres” en un rancho en Sonora que sigue siendo de su propiedad.
No hubo una sola fuente consultada que no coincidiera en este retrato de Chínipas: un pueblo controlado por el narcotráfico, perdido en la sierra, de difícil acceso terrestre, con comunicación bajo supervisión, localizado en camino recto a la frontera con Estados Unidos y comunicado con el exterior por las pistas aéreas del municipio, del vecino municipio de Témoris y de la minera.
Miembros de este equipo periodístico quisieron viajar a Chínipas para realizar entrevistas con las autoridades locales, con familiares de los inculpados del asesinato de Miroslava, con personas mencionadas en los reportajes de la periodista y con testigos del accidente donde murieron Nitzia y Yoselín, entrevistas que –hasta donde consta en los expedientes– no realizó ninguna de las fiscalías, aunque eran esenciales para la investigación profunda de los hechos. Las fuentes aconsejaron no ir. “Ustedes no saben cómo es ahí”, nos dijo una de ellas. “Los Salazar pueden tumbar avionetas. Ustedes podrán llegar por aire o por tierra, pero de ahí no salen”.
Este Colectivo –mediante una organización de libertad de expresión aliada– solicitó entrevista con el fiscal estatal César Augusto Peniche y mandó un cuestionario en el que se le preguntaba por qué si tantos hilos de esta investigación llevaban a este pueblo en la sierra, y si se dice que el homicida prófugo se esconde ahí como se escondía El Larry, no entró a investigar. Nunca respondió a la solicitud.
El titular de la FEADLE, Ricardo Sánchez Pérez del Pozo, ante esa misma pregunta del Colectivo respondió: “Esa es información que yo no puedo estar revelando, pero lo que puedo decir es que las autoridades federales trabajan de manera coordinada para cumplir con la orden de aprehensión y hacen trabajo correspondiente en el tema”.
El piloto
[caption id="attachment_598429" align="alignright" width="380"] El piloto Jorge David Coughanour fue asesinado el 10 de abril de 2017. Los medios lo presentaron como el piloto de Los Salazar y el padre de Jorge David lo desmintió. No se investigó el crimen ni la filtración de información falsa. Foto: Colectivo 23 de marzo[/caption]
Lo que hacía entrañable a Jorge David Coughanour Buckenhofer no era que a veces usara su avioneta Cessna como ambulancia, sino que siempre atendía llamadas de auxilio en zonas donde otros pilotos no se atrevían a aterrizar. Esa habilidad en la pista chica lo llevó a que, cuando tenía 30 años de edad, fundara una empresa de aerotaxi instalada formalmente en el aeropuerto de Chihuahua con destino a la sierra: se llama AeroCoconor y tiene seis aviones de turbohélice. El nombre de la compañía lo tomó de su abuelo paterno, un minero y piloto de guerra estadunidense, nacido en Idaho, a quien le decían el señor Coconor, ante la dificultad de la gente de pronunciar el apellido Coughanour.
Piloto comercial desde los 18 (cuando cursaba la secundaria acordó con sus padres que, terminada la prepa, estudiaría aviación), el piloto Coughanour voló a la familia de un exgobernador de Sonora cuando viajaban de compras a Tucson, Arizona. Voló al gobernador priista César Duarte y luego al panista Javier Corral cuando andaban en campaña para gobernadores. Voló a varios alcaldes de la sierra, a fotógrafos de National Geographic, a mineros y a empleados federales.
- Jorge David Coughanour fundó la empresa de aerotaxis: AeroCoconor que brindaba servicio a la Sierra Tarahumara. Entre sus clientes hubo políticos. Video: Facebook Pilotos Sierreros