La demora de la Legión de Cristo en asumir las responsabilidades de sus integrantes por abusos sexuales, empezando por su fundador Marcial Maciel, tuvo altos costos para su imagen y sus negocios. Ahora tratan de reorganizarse, pero el Vaticano les exige reformas estatutarias, su poder económico está minado y siguen pendientes acusaciones de pederastia contra varios legionarios.
ROMA (Proceso).- Tuvieron que pasar dos décadas desde las primeras denuncias contra el cura pederasta Maciel Marcial (1920-2008) para que el Vaticano admitiera las culpas del fundador de la Legión de Cristo en 2006. Transcurrieron cuatro años más, de 2010 a 2014, durante los cuales la Santa Sede intentó depurar, sin excesiva determinación y mediante un comisario papal (“delegado apostólico”, en el argot vaticano), esa congregación creada en México. Y fueron necesarios más años para que otros casos fueran investigados a fondo y reprobados públicamente. Pero esto no pudo evitar la desgracia de los Legionarios, que se está produciendo lentamente y en sordina.
“El único poder que le queda a la Legión es el poder económico”, opina el exlegionario Patricio Cerda.
“Sin dudas, el nombre de los Legionarios de Cristo se asocia hoy a una especie de marca del mal”, añade la vaticanista italiana Franca Giansoldati, autora de un libro sobre esa congregación y la primera mujer que entrevistó a Francisco ya como Papa.
“La decadencia de la Legión está pasando desapercibida por la megacrisis de abusos sexuales que azota a la Iglesia católica. Pero hay algunos casos concretos”, coincide Cristián Borgoño Barros, sacerdote y escritor chileno.
La reciente condena del Vaticano contra el sacerdote irlandés John O’Reilly, quien llegó a ser uno de los legionarios más influyentes de Chile, es uno de estos casos, precisa Borgoño. Entre marzo de 2010 y julio de 2012, cuando ejercía como capellán y director espiritual del exclusivo colegio Cumbres de Santiago de Chile, O’Reilly sacaba a menudo a una niña de la sala de clases y luego abusaba reiteradamente de ella. La víctima tenía cuatro años cuando empezó su calvario. Otra docena de presuntos casos de abuso de menores también llegaron a investigarse.
Con base en estos hechos, en 2014 un tribunal penal de Santiago de Chile condenó a O’Reilly a cuatro años de libertad vigilada. Cumplida su sentencia en diciembre pasado, las autoridades chilenas lo expulsaron del país. O’Reilly fue enviado a Roma y el expediente del legionario llegó al Vaticano, donde también el Tribunal Apostólico de la Santa Sede lo inhabilitó 10 años para ejercer el ministerio sacerdotal y lo condenó a permanecer lejos de América Latina y de cualquier menor de por vida.
Líos judiciales y económicos
La propia congregación mexicana dio a conocer la sentencia del tribunal religioso el jueves 11, una práctica que se está volviendo cada vez más común justo cuando el Vaticano trata de convencer a la opinión pública mundial de que pretende llevar adelante una política de “tolerancia cero” a los abusos.
Eso no frenó las críticas de algunos exintegrantes de la Legión que consideraron el veredicto “demasiado blando”, como dice Cerda, quien prestó testimonio en el juicio contra O’Reilly en Chile.
“¡Deberían haberlo reducido al estado laical! No entiendo cómo sea posible que este señor esté ahora viviendo en Roma, en el corazón de la cristiandad, a poca distancia del mismísimo Vaticano”, se queja el exlegionario, ya que, según la más reciente información al respecto, O’Reilly fue alojado en el cuartel general de la Legión en la Vía Aurelia de la capital italiana.
O’Reilly se sumó así a otro legionario, José Luis Díaz Atilano, él sí dimitido al estado laical, como informó la Iglesia chilena en junio de 2018.
Pero las malas noticias no acaban ahí para la Legión. El miércoles 10 el director territorial de los Legionarios en España, Carlos Zancajo, informó a la cúpula de la organización, a través de una carta publicada después, que fue puesto a la venta el histórico edificio en el que antaño se hospedaba el seminario de Salamanca, antaño una de las principales sedes de la Legión en España.
La razón: las dificultades económicas y el fuerte endeudamiento que padecen los Legionarios.
“Nuestra situación económica y financiera no nos permite el mantenimiento de un inmueble de esas características”, precisó Zancajo. Añadió: “Aunque ha habido interés por parte de algunos compradores, la venta no se ha realizado todavía”.
Borgoño, uno de los exlegionarios más activos en la actualidad en denunciar a la institución a través de la red Legioleaks, aclara: “Que hayan cerrado la casa de Salamanca significa que cerraron la segunda casa más emblemática de la Legión después de Roma… Además de ello, continúa produciéndose una sangría de sacerdotes que abandonan la Legión, a la vez de que también se redujo considerablemente el número de aquellos que quieren afiliarse”.
Condena en Italia
Otro revés para la congregación fue la condena que el pasado 27 de marzo dictó el Tribunal de Novara contra el exlegionario Vladimir Reséndiz Gutiérrez, quien abusó sexualmente de dos menores en 2008, cuando era responsable de un seminario de la Legión en el norte de Italia. Por cierto, este país todavía no cuenta con una comisión de investigación sobre los casos de pederastia clerical; ni la Iglesia ni la justicia civil se muestran particularmente activos en perseguir estos delitos en los que están implicados sacerdotes.
Reséndiz, quien se supone está en México, es una excepción. Fue condenado en ausencia a siete años de prisión y a pagar 80 mil euros a cada uno de los menores afectados.
Sin embargo la abogada de las víctimas, Daniela Cultrera, señala que los Legionarios nunca se pusieron en contacto ni con ella ni con las familias. Para colmo, dice, “la abogada de Reséndiz ya me informó que no van a pagar nada. Por eso en los próximos días presentaré otra demanda para reclamar el resarcimiento que le corresponde a mis asistidos”.
Y reflexiona: “La pregunta que me hago es cómo es posible que la Iglesia y el Vaticano hayan permitido todo esto”. Tras una intensa batalla judicial, Cultrera también logró en diciembre pasado que la justicia italiana siente en el banquillo a miembros de la cúpula de la Legión por haber tratado de acallar a una de las víctimas en 2013. Esta decisión del tribunal de Turín lleva las acusaciones contra la Legión a otro nivel, al involucrar por primera vez en Italia a altos prelados de la organización por su manejo de una acusación de abuso.
“Al parecer, la tesis de defensa sería que no sabían de los abusos de Reséndiz y que, cuando finalmente fueron informados, actuaron y lo denunciaron. Pero no es así y tengo las pruebas”, afirma Cultrera.
Reséndiz Gutiérrez fue reducido al estado laical por el Vaticano en 2013, por lo que formalmente ya no es parte de la congregación, y eso puede formar parte de la tesis de la defensa legionaria.
Entre los cuatro imputados destacan altos cargos de la Legión, como el mexicano Óscar Náder Kuri, quien de 2010 a 2014 fue director territorial en Italia, en sustitución del poderoso Luis Garza. Desde 2015 Náder Kuri es capellán de una de las secciones de señoras en Monterrey, en México, y superior de la casa de apostolado de San Pedro, de acuerdo con los últimos informes publicados por la Legión sobre él.
Aparecen también en esa lista Manuel Cordero Arjona, el sacerdote y psicólogo Víctor de Luna y el prelado Luca Gallizia, quien según el relato de las víctimas fue quien le entregó el acuerdo a una de las familias afectadas.
Reforma aún incumplida
Desde una perspectiva religiosa fue más dolorosa para los Legionarios la decisión del Vaticano de solicitar cambios a los nuevos Estatutos de la Federación Regnum Christi, que la cúpula de la organización discutió el año pasado en diversas reuniones en las que participaron miembros de la vieja guardia y antiguos colaboradores de Maciel. El más significativo y controvertido: Luis Garza, exvicario general de los Legionarios, acusado de encubrimiento y considerado el cerebro económico del grupo en la época del fundador.
En concreto, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA) pidió la “simplificación de las normas” de la Legión sobre la gestión del gobierno de la mencionada federación y la revisión de los “fundamentos espirituales”, así como de “la autoridad en la federación”, todos ellos puntos fundamentales para la creación de un organismo como el que pretenden crear los Legionarios a fin de reorganizarse.
El problema, afirma la analista Giansoldati, es que todavía no se llevó a cabo una verdadera desmacielización de la Legión, lo que ha erosionado la imagen y estorba la posible regeneración del grupo.
“Todos estos nuevos escándalos no me sorprenden. En 2005, cuando el Vaticano los empezó a investigar, se enfrentaron dos bandos. Uno que quería una limpieza profunda, mientras que otro era más complaciente. Esta poca determinación tuvo como consecuencia que faltaran los controles. Es como si no hubiesen sido inmunizados”, afirma la analista.
Al respecto opina Borgoño: “El mayor fallo no reparado es la relación de la Legión con Maciel. La Legión no ha tomado debida distancia de él. Lo sigue considerando como el inspirador, por supuesto no por haber sido un pederasta, pero sí en el modo de concebir la Legión.
“Otro fallo es el de los seminarios menores, donde todavía hay poco contacto con las familias. El tema es que la Legión sabe muy bien que, si cierran los seminarios menores, se extinguen, porque pierden más de 60% de sus ingresos”.
Además, considerar que la organización tiene poca influencia lejos del Vaticano y entre otros grupos católicos.
Patricio Cerda coincide: “Lo cierto es que se han convertido esencialmente en una congregación mexicana, con algunos poderosos aliados en el bando de la extrema derecha. Pero poco a poco están cayendo en desgracia. Para algunos son unos apestados”.
Este reportaje se publicó el 14 de abril de 2019 en la edición 2215 de la revista Proceso