CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Mario Aburto no asesinó a Luis Donaldo Colosio por iniciativa propia: “alguien se lo ordenó”.
Eso creía 80% de los mexicanos casi inmediatamente después del asesinato cometido el 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas, Tijuana, contra el candidato del PRI a la Presidencia de México.
“–Si Mario Aburto no actuó solo, entonces ¿por órdenes de quién (actuó)?”
Y en este punto los mexicanos dividían sus opiniones: 21.9% creía que por órdenes de los partidos de oposición; 16%, del propio PRI; 13%, del gobierno; 5.4%, de las guerrillas; y 8.4%, de Manuel Camacho Solís, entonces comisionado para la Paz en Chiapas, pero quien previamente había competido por la candidatura presidencial priista.
Un dato llama la atención: sólo 1.1% de la población pensó en ese momento que el entonces presidente Carlos Salinas había ordenado la muerte de Colosio. La inmensa mayoría descartó incluso que el asesinato fuera producto de una acción del narcotráfico (0.6%) o de un “complot político” (0.2%).
El 27 de marzo de 1994, tres días después del crimen, la Oficina de la Presidencia de la República realizó una encuesta nacional para conocer el impacto del asesinato de Colosio en el ánimo de los mexicanos. Dicha encuesta –elaborada por Ulises Beltrán, asesor técnico de Salinas de Gortari– constó de 31 preguntas y se aplicó “cara a cara” a 11 mil 38 personas de seis ciudades del país. Los resultados están en el Banco de Información para la Investigación Aplicada en Ciencias Sociales, del Centro de Investigación y Docencia Económicas.
De entrada, la encuesta revela que 82.4% de los mexicanos pensó que el asesinato de Colosio era tan grave o más que el levantamiento zapatista de Chiapas, ocurrido apenas unas semanas atrás: el 1 de enero de 1994. Más aún: 89% afirmó que el país se encontraba en una crisis política y 49% sostuvo que ésta era “muy grave”. Incluso, 21% consideró que, a consecuencia del homicidio, habría “descontrol político” y otro 14.7%, que habría “inestabilidad” en el país.
Otro dato llama la atención: 54% de la población consideró que el asesinato del candidato priista se debió a la falta de energía de la administración de Salinas hacia grupos que usaban la violencia. De hecho, 53% pensaba que el gobierno era “blando” en su trato con estos grupos y 66% lo catalogó como un gobierno que “buscaba negociar”.
Según esta encuesta Salinas mantenía niveles elevados de aprobación. 73% dijo estar de acuerdo con su forma de gobernar y 56% consideró que, a pesar del asesinato de Colosio, el entonces presidente mantenía el control del país, contra 35% que afirmó que no lo tenía.
Temores electorales
El cuestionario del sondeo refleja cierta preocupación sobre los efectos que tendría el asesinato en las elecciones presidenciales que se llevarían a cabo en julio de ese año: cuatro de las 31 preguntas se refieren específicamente a este tema. La pregunta cuatro es directa: “¿Por cuál partido votaría?”. En este punto el encuestador pidió al entrevistado que marcara una hoja y la depositara en una urna para que su respuesta fuera “anónima, confidencial y secreta”. Sin embargo, las respuestas fueron suprimidas de los resultados de la encuesta.
No obstante, en la pregunta 25 se le pidió al entrevistado que imaginara tener cinco votos para las próximas elecciones presidenciales, los cuales podía repartir en un solo partido, en varios o en la abstención. El resultado reflejó que el PRI conservaría el poder en las elecciones de 1994: 39.8% de los electores le daría sus votos. En la segunda posición se ubicó el PAN, con 8.5% de la preferencia electoral, y en el tercer lugar el PRD, con 6.6% de las intenciones de voto.
La pregunta 26 insiste en el tema: “Con la muerte del Lic. Colosio el PRI tendrá que elegir un nuevo candidato. ¿Quién le gustaría a usted que fuera?”. La encuesta arrojó que 40% ignoraba quién debía ser el candidato. El personaje que más apoyo tuvo fue Camacho Solís: 18% de los encuestados se inclinaron por él.
En esas fechas Camacho era comisionado para la Paz en Chiapas y su desempeño en este cargo acaparó la atención pública, eclipsando la campaña electoral de Colosio a tal punto que en los círculos políticos y medios de prensa se llegó a hablar de un “cambio de candidato”.
Otros personajes mencionados en la encuesta como posibles candidatos quedan muy por debajo: Pedro Aspe, entonces secretario de Hacienda, 9.4%; Jaime Serra Puche, de Comercio, 2.4%; Diana Laura Riojas, la viuda de Colosio, 2%, y el propio presidente Salinas 2.2%. De hecho, Ernesto Zedillo, exsecretario de Educación y coordinador de la campaña de Colosio, y quien finalmente fue el candidato sustituto del PRI, también aparece en la encuesta muy abajo: apenas 9.4% de los consultados lo mencionó.
Este texto se publicó el 24 de marzo de 2019 en la edición 2212 de la revista Proceso.