La Merced: otro incendio, mismas fallas
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- “¡La Merced sigue viva, vamos a empezar otra vez!”, coindicen locatarios de ese mercado mientras intentan quitar las huellas negras que dejó el incendio la noche del pasado 24 de diciembre, el mismo que convirtió en cenizas alrededor de mil puestos de frutas, legumbres y semillas en menos de dos horas.
Es el segundo día después de que las llamas -originadas por una sobrecarga eléctrica, según los primeros reportes oficiales- recordaron a los locatarios el incendio de febrero de 2013 en un área aledaña de uno de los mercados establecidos más grandes de la Ciudad de México, situado en la alcaldía Venustiano Carranza.
Lourdes Domínguez aún tiene clara esa tragedia:
“Fue hace casi siete años. Todo quedó destruido. El gobierno nos reubicó allá afuera, en la calle, junto con los ambulantes, pero nos tapábamos unos a otros. Por eso me pasé para este lado donde mis primos me prestaron un local y ahora, de nuevo la tragedia”, recuerda mientras llena una cubeta con agua para seguir con la limpieza. [caption id="attachment_612288" align="aligncenter" width="472"] Locatarios de La Merced colabora en la limpieza del lugar para reactivar sus puestos lo antes posible. Foto: Eduardo Miranda[/caption]En entrevista con Apro, cuenta que un día antes del incendio fue a la Central de Abasto (Ceda) a surtirse de mercancía para la venta el 24 de diciembre. “Invertí como 40 mil pesos, más lo que ya tenía aquí, en total perdí como 60 mil pesos. Y lo peor es que ese dinero lo debo a mis proveedores, pero ya me dijeron que me van a esperar”, dice al tiempo que aprieta los labios y contiene las lágrimas. A sus 46 años, Lourdes y sus padres han sido testigos de cómo las llamas han devorado ese mercado 4 veces en las últimas tres décadas. “Nosotros agarramos fuerza de las experiencias anteriores y como las otras veces, nos vamos a volver a levantar. Queremos seguir aquí. Que la gente sepa que La Merced va a revivir, vamos a empezar de cero otra vez, pero aquí seguimos”.
Los otros fuegos
El 13 de diciembre de 1988, La Merced padeció una conflagración por la explosión en un local de venta de fuegos artificiales. Las llamas les arrebataron la vida a 61 personas y otras tantas quedaron heridas. Una década después, el 4 de mayo de 1998, el fuego destruyó dos terceras partes de la nave principal, aunque esa vez no hubo víctimas humanas, sólo daños materiales. Tres lustros después, el 27 de febrero de 2013 un nuevo incendio dejó en cenizas casi la mitad de la Nave Mayor, pero nadie perdió la vida porque el hecho ocurrió durante la madrugada, poco después de las 05:00 horas. Entonces, el gobierno de Miguel Ángel Mancera les prometió ayuda para rehabilitar el área dañada, pero pronto quedó en el olvido. Fue hasta la actual administración, de Claudia Sheinbaum, que el proyecto de reconstrucción de La Merced fue retomado, con un presupuesto de 50 millones de pesos. El pasado martes 23, alrededor de las 21:40 horas, la mayoría de los locatarios ya estaba en sus casas, preparando la cena de Noche Buena, pues el mercado cierra alrededor de las 19:00 horas. Pero minutos más tarde, por diversos medios, se enteraron que parte de su patrimonio estaba envuelto en llamas.El más reciente
De acuerdo con las primeras versiones, el infierno comenzó en la puerta 18 de La Merced, donde, presuntamente un foco se sobrecalentó -en medio de una maraña de cables- y generó una chispa que en segundos alcanzó las piñatas colgadas en los puestos cercanos. El papel y cartón se prendieron de inmediato. Le siguieron los productos de plástico, dulces, fruta, verdura, semillas. Todo comenzó a arder. Un día y medio después, cientos de personas van y vienen entre charcos de agua negra por las cenizas. Solo algunos trabajadores que envío el gobierno capitalino usan cascos para proteger sus cabezas. Por ahí un señor ofrece cubrebocas a los voluntarios porque el olor a quemado pica la nariz, los ojos y la garganta. Lo mismo locatarios formales, que vendedores ambulantes, golpean con picos y palas las cortinas metálicas que quedaron deformadas por el calor hasta arrancarlas. Otro grupo, de unos 20 hombres, tiran con fuerza una cuerda amarrada a la estructura de fierro que dos días antes levantaba un local de semillas y dulces. Otros más barren el agua negra que escurre de los puestos de cemento que la gente talla y talla como si tallando desapareciera la huella de la tragedia. Locatarios de otros mercados de alrededor llegan a donarles jergas, bolsas de jabón, palas, escobas, jaladores, comida, manos para trabajar y palabras de aliento porque saben que en su mercado en cualquier momento les puede pasar lo mismo.Aquí Protección Civil no existe
Locatarios consultados por Apro coinciden en que en el mercado no había medidas de protección civil a seguir. Tampoco realizaban simulacros de evacuación. Mucho menos se revisaban las instalaciones eléctricas periódicamente.“Aquí Protección Civil no existe. Nomás pasaban de vez en cuando, pedían una cooperación para no revisarnos y se hacían de la vista gorda”, comenta un locatario que pide el anonimato por temor a represalias.Aunque su afirmación no es ningún secreto. En La Merced, como en muchos de los mercados de la ciudad, prevalecen instalaciones eléctricas inadecuadas, expuestas a la intemperie. De hecho, la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, comentó que las dos personas que murieron en el incendio -un hombre y una mujer- fallecieron electrocutados luego de que llegaron a la zona con la intención de ayudar a sofocar el fuego. Ella los llamó “héroes”. La mandataria local reconoció que en el área siniestrada la Nochebuena había instalaciones sobresaturadas debido a que mucha gente tenía conexiones de más o irregulares. “Es como en muchos mercados, por eso lo que planteamos de que vamos a entrar a hacer revisión de todos los mercados, sobre todo el tema de la instalación eléctrica y cómo muchos locatarios se cuelgan de la instalación principal, y porque finalmente, los mercados públicos son edificios del Gobierno de la Ciudad”, dijo la mandataria local en entrevista luego de acudir a la zona por segundo día consecutivo.