Por los caminos de la ordeña…
En poco menos de dos meses la Fiscalía General de la República documentó más de mil tomas clandestinas de combustible. Proceso acompañó a la Agencia de Investigación Criminal en su recorrido por una de las rutas huachicoleras, a lo largo del cual los agentes de la corporación confirmaron la existencia de toda una red en el país sobrepuesta a la de Pemex; se compone de ductos y transporte ilegales, que junto con el destinatario final forman en efecto una infraestructura paralela.
VALLE DEL MEZQUITAL, Hgo (Proceso).- Al salir del camino Tlahuelilpan-Juandho hay una canaleta que huele a gasolina. Es posible ver su cauce azuloso y tropezar en la orilla con tubos semiocultos entre los restos secos de una cosecha de maíz, que se extienden a la parcela adyacente.
Desde ahí puede seguirse el trazo de una tubería expuesta intermitentemente a través de unos 200 metros del maizal seco hasta encontrar, en un hoyo de escasa profundidad, la toma clandestina en el ducto Tuxpan-Azcapotzalco de Pemex.
Se trata de la cuarta de 12 tomas clandestinas que han sido localizadas recientemente en los tres kilómetros previos a lo que hoy es la zona cero del barrio de San Primitivo, en Tlahuelilpan, Hidalgo, donde el viernes 18 ocurrió la peor tragedia de que se tenga registro en relación con el robo de combustible y que al cierre de esta edición llevaba 109 muertos.
Esas 12 se suman a las 210 localizadas desde el pasado 1 de diciembre en Hidalgo, estado que, según datos de la Fiscalía General de la República (FGR), es el número uno por tomas detectadas de todo el país.
La Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la FGR realizó un operativo de supervisión luego de que uno de sus equipos localizara 12 tomas clandestinas en las inmediaciones de Tlahuelilpan el domingo 20. Fueron sus agentes quienes removieron la tierra, no más de 20 centímetros, para descubrir el subducto. Proceso acompañó el operativo.
Desde el miércoles 16, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha reiterado que las operaciones de robo de combustible a gran escala son diferentes a las que realizan los habitantes de comunidades rurales o pequeñas ciudades, a los que las bandas convocan a llenar bidones para construir su base social. De ahí la petición de este semanario de conocer la forma en que se opera el robo de combustible más allá de los bidones.
(Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2204, ya en circulación)