Los Legionarios de Cristo volvieron a las andadas

viernes, 29 de junio de 2018 · 09:42
Los Legionarios de Cristo vivieron un proceso de “refundación” luego de una larga cadena de denuncias de abusos sexuales contra menores cometidos por sus miembros; aún más, el papa Francisco les otorgó en 2015 un “indulto”. Pero nada de eso parece importar: ya hay otro legionario acusado en Italia de pederastia. Miembros de esta congregación ofrecieron a la víctima y a su familia dinero a cambio de su silencio. Ahora están acusados de “intento de extorsión”. ROMA (Proceso).- Los Legionarios de Cristo están otra vez en líos legales: varios de sus miembros son acusados en Italia de “intento de extorsión” y uno de  ellos, el exsacerdote Vladimir Reséndiz Gutiérrez, de pederastia. Al parecer de poco sirvió el proceso de refundación que, a instancias del Vaticano, esta congregación realizó tras los escándalos de abusos sexuales contra menores en que se vio envuelta; tampoco habría sacado provecho del indulto que Jorge Bergoglio, el papa Francisco, le brindó en 2015. El legionario Reséndiz Gutiérrez –a quien el Vaticano despojó de los hábitos en 2013– es actualmente juzgado en la ciudad italiana de Novara por abusar sexualmente de varios menores, según revelaron diversas fuentes y decenas de páginas de documentos que Proceso pudo revisar. “El juicio en Italia contra Reséndiz Gutiérrez es emblemático, puesto que las demandas en su contra se refieren a abusos que ocurrieron entre 2007 y 2008”; es decir “poco después de la condena pública” que Benedicto XVI lanzó en 2006 contra Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios, la cual “dio inicio al proceso de renovación de este grupo”, observa Francesco Zanardi, fundador de la asociación Rete L’Abuso, que apoya a las víctimas del antiguo sacerdote.  Según la demanda penal contra Reséndiz, éste habría abusado sexualmente y de manera reiterada de dos menores: uno austriaco y otro italiano, de madre española. Ambos afirman que los hechos ocurrieron cuando Reséndiz era responsable de la disciplina en el seminario que la Legión de Cristo tiene en Gozzano, un reposado pueblo de 5 mil habitantes en la región de Piamonte, en el norte de Italia.  Reséndiz –de 42 años, originario de Zamora, Michoacán– ejerció ese cargo hasta septiembre de 2008, cuando repentinamente fue trasladado a algún país de América Latina, para luego instalarse en México, país en el cual, según los investigadores italianos, está en la actualidad.  Proceso entrevistó a la madre del menor italiano, quien explicó que éste aún no se recupera del abuso del que fue objeto. Confiesa que más de una vez su hijo ha intentado suicidarse. Pide por ello mantener en reserva su nombre y apellidos y los de su familia. Accede a que sólo se le identifique por las siglas PJL.  Explica que en el caso de su hijo, los abusos se conocieron después de que un sacerdote, quien además es psicólogo, presentó en marzo de 2013 una denuncia ante la comisaría de la policía de Porta Ticinese, en Milán. De acuerdo con este sacerdote, el joven le contó en varias sesiones terapéuticas que Reséndiz abusó sexualmente de él. Ello habría ocurrido cinco años antes, cuando PJL tenía 12 años y era alumno del seminario de Gozzano.  La policía inició de inmediato una investigación. Como parte de ella realizó redadas y operativos en los que obtuvo mensajes de correos electrónicos, conversaciones telefónicas y otros documentos pertenecientes a la cúpula de los Legionarios en Italia. A partir de esta investigación, la policía descubrió que Reséndiz habría abusado sexualmente de otros dos adolescentes: el joven austriaco mencionado anteriormente y otro más, cuyo caso, sin embargo, prescribió en 2017. “Todo empezó en 2006, cuando una amiga me presentó a un legionario español. Yo andaba buscando un campamento de verano para mi hijo y él me habló de uno en las cercanías de Novara. Fuimos a visitarlo y mi hijo volvió entusiasmado. Sabe, somos una familia humilde, muy católica, y allí había salas con videojuegos, pistolas de pintura para jugar… Fue así que, dos años después de aquello, accedimos a que nuestro hijo acudiese a ese lugar”, cuenta la madre de PJL a Proceso.  “Ignoraba completamente que Reséndiz Gutiérrez había abusado de él, hasta que, con 17 años, empezó a comportarse de manera extraña. Se veía que no estaba bien; andaba deprimido y triste, y con dificultades en la relación con su novia. Fue entonces que se encontró con ese psicólogo, al que le confesó que había sido abusado reiteradamente, de manera muy fea, brutal”, explicó.  Comprar el silencio En el caso de PJL existe otro procedimiento judicial abierto ante el tribunal de Novara: el de intento de extorsión por parte de miembros de los Legionarios de Cristo en Italia. Y es que éstos enviaron a la familia del joven dos “acuerdos” por escrito donde le prometían dinero a cambio de su silencio, explica la abogada Daniela Cultrera, quien defiende a las víctimas.  “Uno de los aspectos más graves de estos acuerdos es que, aprovechándose de las dificultades financieras de la familia, los Legionarios de Cristo le propusieron a ésta 15 mil euros a cambio de que el joven y sus padres negasen los hechos denunciados por el psicólogo, así como toda implicación de la congregación en los hechos”, dice la abogada. Pero “la familia se negó a firmar los escritos y pidió nuestra ayuda a finales de 2013”, añade.  “Las partes se avienen para que el presente acuerdo se considere sujeto a un vínculo de confidencialidad que deberán respetar PJL y sus padres. En caso de violación (del acuerdo), los mismos serán de manera sólida obligados a entregar a la congregación (…) el doble de la suma de dinero pactada”, se lee en una versión del acuerdo, del cual Proceso tiene copia.  Con base en ello, Cultrera presentó una denuncia contra Vladimir Reséndiz Gutiérrez, Luca Gallizia, Manuel Cordero Arjona, Óscar Nader Kuri, Víctor de Luna y Corrado D’Agostino, quienes, según el acta número 3790/2017 presentada por la abogada al juez por las indagaciones preliminares de Novara, habrían participado en el delito de intento de extorsión. Pederasta conocido Cultrera llama la atención de un hecho: los “acuerdos” fueron entregados a la familia en octubre y diciembre de 2013; es decir, cuando los Legionarios ya conocían la denuncia del psicólogo contra Reséndiz Gutiérrez y cuando éste ya había sido reducido al estado laico.  De hecho, de acuerdo con el acta n. 425/2011, firmada por Gerhard Muller, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, Reséndiz Gutiérrez fue despojado de los hábitos el 5 de abril de 2013 por haber violado el sexto mandamiento del Decálogo sobre los Menores, que considera al abuso sexual como uno de los delitos más graves, de acuerdo con las últimas reformas del derecho canónico.  “Además, se trata de acuerdos ilegítimos, pues están vinculados a la promesa de negar lo declarado por el psicólogo y los abusos sufridos por las víctimas; es decir, a cambio de mentir. Eso es un delito en Italia”, explica Cultrera.  Para Alberto Athié, exsacerdote que sufrió los abusos de Maciel y que se ha transformado en un combativo activista que denuncia los casos de pederastia en la Iglesia católica, esta estrategia de encubrimiento de la Legión no se ha interrumpido con el paso de los años.  “Tengo conocimiento directo de exlegionarios a quienes se les ofreció dinero a cambio de mantener su reserva. Esto continúa al día de hoy”, afirma. “No hubo borrón y cuenta nueva. Eso es una mentira. La Legión está dañada estructuralmente”, señala Athié, quien ha anunciado el nacimiento de Ending Clerical Abuse, una red de movimientos antipederastia en el mundo con el propósito de intercambiar información. Entre las organizaciones que participan en esta red se encuentra Rete L’Abuso, que se ha constituido en parte civil del juicio contra Reséndiz Gutiérrez. De acuerdo con una declaración hecha por la familia y ratificada por un testimonio realizado por una profesora de la Universidad Gregoriana de Roma, el comisario a cargo de la refundación de los Legionarios, el hoy fallecido cardenal Velasio de Paolis, desconocía los tejemanejes de éstos para ocultar los abusos de Reséndiz Gutiérrez. “Tras las gestiones de una profesora universitaria y del cardenal (Karl Josef ­Becker), finalmente logré hablar con De Paolis, quien me dijo que no firmara nada (del acuerdo enviado por la Legión). De Paolis no había sido informado y conoció el caso sólo después de que nos pusimos en contacto con él”, explica la madre de PJL.  Su testimonio coincide con el realizado por la profesora universitaria, el cual se anexó a las pruebas presentadas ante el tribunal de Novara. La profesora dijo saber “con certeza” que Becker se reunió con De Paolis el 29 de octubre de 2013 en el Vaticano. Durante ese encuentro, “De Paolis se mostró indignado (…) El acuerdo había sido preparado sin que fuera de su conocimiento”, explicó. De hecho, los Legionarios sabían del comportamiento de Reséndiz desde por lo menos una década antes. El 9 de enero de 1994 el sacerdote Antonio León Santacruz, instructor de los Novicios de Salamanca, en España, escribió una carta en la que señala que el entonces “hermano” Reséndiz “posee fuertísimos impulsos sexuales y una bajísima capacidad para controlarlos”. Agrega: “Por su tipo de carácter psicológico, se inclina por no respetar las reglas (…) Cumple si está bajo control. Sin embargo, si puede, evita (las reglas) y no se arrepiente por esos hechos”. En julio de 1995 Luis Garza, uno de los directivos de los Legionarios, envió un documento a Maciel, fundador de esta congregación, en el que señala que el entonces joven Reséndiz confiesa que “muy a menudo tiene tentaciones”, lo que él interpretaba como “una oportunidad que Dios le estaba dando” puesto que “sólo los que luchan y aman pueden perseverar”.  Ante preguntas de la reportera sobre los juicios de abuso sexual e intento de extorsión que se siguen en Italia, Aaron Smith, vocero de los Legionarios en Roma, se limitó a decir que Reséndiz Gutiérrez ya no es sacerdote ni legionario.  “Vladimir ya no es legionario y tampoco sacerdote. Dado que está en curso el juicio civil, no tengo más que añadir por el momento”, respondió Smith. Este reportaje se publicó el 24 de junio de 2018 en la edición 2173 de la revista Proceso.

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