Pedro Infante y aquel último vuelo
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Pedro acostumbraba decir “me gustaría morir volando y que me entierren con música”, según se escucha en la narración del documental La muerte de Pedro Infante (1957). Y así sucedió.
A 60 años de aquel fatídico desplome aéreo prevalecieron algunos mitos sobre las causas: que si fue por exceso de peso debido a un posible “contrabandeo” suyo, de acuerdo a rumores vertidos por los medios en su momento; o que dizque por andar el artista con una bella mujer casada...
El lunes 15 de abril de 1957, la estación XEHM Radio Mérida fue de los primeros medios en dar a conocer la noticia: “Pedro Infante murió”, se escucha en un audio; y en otro, un hombre que trabajó en el rescate de los cuerpos calcinados del accidente explica que el del ídolo (quien oficialmente iba de copiloto bajo el nombre de “Capitán Cruz”), se le reconoció por una placa de metal en la cabeza, para eventualmente confirmarse que también llevaba una pulsera de oro la cual el cantante nunca se quitaba. Tal placa había sido producto de un accidente aéreo previo, en 1949.
Sus restos se velaron en Mérida la misma noche del 15 de abril y se trasladaron por la mañana del 16 a la Ciudad de México; las primeras imágenes del ataúd son de madera meridana y terciopelo, con figuras de talavera.
El 20 de abril de 1957, los diarios Zócalo y Cine Mundial sospecharon que el artista traía fayuca a la Ciudad de México, de ahí que la carga produjese problemas de sobrepeso en la avioneta trimotor XA-KUN, modelo Liberator y marca Consolidated, de la aerolínea Transportes Aéreos Mexicanos (TAMSA) donde Infante poseía acciones.
“Brusco cambio en torno la muerte de Pedro Infante. Extraños datos arroja la intervención de aduanas: ¿Contrabando?”, se publicó en Zócalo; y “Cosas turbias en la tragedia aérea” Cine Mundial. La versión oficial concluyó que “traía 6.5 toneladas de peso y el avión tenía capacidad para 12. Lo más apegado a la realidad es que el motivo del accidente fue falla mecánica en uno de sus motores”, rezaba el periódico El Norte de Monterrey que dio cobertura a los hechos, y reproduciría el volumen Pedro Infante. El ídolo inmortal, de su sobrino José Ernesto Infante Quintanilla (Océano, 2015).
Extraoficialmente, además de cinco toneladas de pescado se encontraron un lote de telas y casimires extranjeros que no estaban registrados, y de los cuales dieron cuenta en entrevistas los habitantes y aledaños a las calles 54 y 87 del sur de la ciudad de Mérida, dirección en la cual sucedió la tragedia. También llevaba perros y changuitos. Cerca de allí, se colocó la estatua del actor y un rótulo fechado en septiembre de 1993:
En este sitio perdió la vida trágicamente el 15 de abril de 1957 el ídolo de México Pedro Infante Cruz, el capitán Victor M. Vidal, Marciano Bautista, Ruth Rossell Chan y el niño Baltasar Martín Cruz, se coloca esta placa en su memoria.
La noticia del aparente “matute” fue desechada por el entonces director de Aeronáutica Civil, deslindando a Pedro de cualquier responsabilidad. E igual su familia, quien dio a conocer que El ídolo de Guamúchil en realidad desconocía la carga del avión; su hija Lupita y sobrinos aseguraron que Antonio Matouk, el representante, aprovechaba ese avión de Pedro para transportar pescado y mercancías que mercaba en la Ciudad de México...
En una entrevista para TV Azteca, Lupita Torrentera, de manera muy escueta refirió acerca de su pareja sentimental:
“Se dijo que en Mérida andaba con una señora casada…”
Incluso, se llegó a murmurar que el esposo de esa supuesta amante de Pedro era hijo de un “político de primer nivel”, quien había fraguado su “asesinato”.
Este texto se publicó el 19 de noviembre de 2017 en la edición 2142 de la revista Proceso.