Banquete de rock en español en arranque del Ruido Fest 2016

domingo, 10 de julio de 2016 · 15:47
El viernes 8 de julio dio comienzo el gran festival Ruido Fest en el barrio mexicano de Pilsen que reunió en soleada tarde buen rock latinoamericano en la Ciudad de los Vientos, donde Panteón Rococó y Carla Morrison enloquecieron al público, expresando lo mejor de su cultura musical juvenil CHICAGO (proceso.com.mx).- El rock hispanoamericano está en alta celebración aquí, con el Ruido Fest 2016. El evento creado y programado por los mexicanos Eduardo Calvillo y Carlos Martínez (Proceso 2070), en su primera jornada ha tenido una respuesta increíble de parte de un público diverso y de todas las edades, quienes han recibido con júbilo a sus bandas y solistas admirados. El Parque Addams/Medill tuvo un día soleado con pieles de todas las razas dorándose multicolores, salpicando el green como un lienzo amplio de papel picado, recurrente adorno en los restaurantes del barrio invitados por los organizadores al fest con mucho tino. Se pueden ver aquí güeros con curiosidad, paisas que consagran ídolos, chicanos orgullosos de su raíz, afroamericanos buena vibra, gente diversa y abierta del Oriente Medio y Lejano, refrescándose en comunión con aguas frescas, paletas, cocteles de fruta, o comiendo tamales veganos, tacos, enchiladas potosinas, burritos, chimichangas, y una vasta variedad de la comida migrante atenta a satisfacer la demanda de la audiencia. La puntualidad fue clara en Ruido Fest: a las 15:00 horas, Minimal precisó de energía no minimalista para la apertura, divirtiendo a los primeros asistentes. Riesgo de Contagio contribuyó al inicio de esta celebración. La banda estará pronta a cumplir 25 años y a decir de Fallo, representa una oportunidad fabulosa compartir escenario con las leyendas anunciadas: “Es un parteaguas: nos tocó abrir el festival. Fue algo emocionante, que la gente vaya entrando y los puedas jalar hacia el escenario donde estás tocando… y que hoy cierre el Panteón Rococó sea muy importante para el rock hispano”. [caption id="attachment_446811" align="alignnone" width="1200"]Foto: Benjamín Anaya Foto: Benjamín Anaya[/caption] Salvo los chilenos de La Ley, que de último minuto fueron sustituidos por el combo de raggae argentino Gondwana, los grupos en la apertura hicieron del tiempo (soleado y con brisa), su mejor aliado: Helado Negro, desde su central de teclas y programación, emitió alertas musicales para atizar el primer fuego bailable. Comisario Pantera atrajo al público de la diversidad amorosa en formato trío, con alegría melódica, y Divino Niño extendió su encanto infantil en el escenario pequeño, con las guitarras, las teclas y la batería sonando en grande su alt-pop. La segunda parte de la tarde tuvo en Mexrissey a sus baluartes más emblemáticos. Esta agrupación, entre cuyas filas se encuentran leyendas como Ceci Bastida (Tijuana No), Liber Terán, Jay de la Cueva y Camilo Lara (quien también trajo su DJ-set Instituto Mexicano del Sonido), destacó por sus incursiones freestyle a clásicos de Morrisey. El tributo no quedó sólo plasmado en imágenes emblemáticas de México, sino en animaciones fílmicas del británico, que convertían a Mexrissey en una pulida banda de soundtrack momentáneo. Al entusiasmo de ellos siguieron los argentinos Altocamet, quienes no obstante tener ya una carrera de más de una década, apenas aparecen ante el público estadunidense explorando sonoridades bailables. Sus paisanos Miranda!, también avezados en los beats electrónicos, ratificaron que la diversidad musical del Cono Sur abraza toda índole de subgéneros. Gondwana afrontó el reto de suplir a La Ley, y vaya que hizo un trabajo notable con los dubs y el reggae como navío de temperamento. Su autenticidad es un don, y así el público se invitó a sí mismo a bailar con las líneas del bajo y la virtuosa tarola de su percusionista cual sonidos emblema de esa música de sangre jamaiquina. Silverio, por su parte, divirtió y se divirtió semidesnudo, desafiando a la catarsis del público bravío al arrojo de latas sobre el escenario y a participar del derrame cervecero sobre sus tornamesas y percusiones electrónicas. Cierre espectacular En los escenarios estelares, no hay duda de que Carla Morrison y Panteón Rococó son los talentos que arrasan por acá con fervoroso público masivo. La norteña lleva ya varios años de proveer la banda sonora de los desamores populares y los amoríos incisivos en ambos lados de la frontera. Su atrayente tesitura vocal, engrandecida por una banda cuya concentración no hace sino brindarle un canal fantástico a los cánticos del corazón que le corea su público ferviente, es dulce e incisiva a la vez. Para corroborar su poderío moviendo sentimientos, de entre el público Tony y Susana (hijos de inmigrantes que formarán pronto la familia Hernández) fueron hasta la primera fila para hacerse la petición formal de matrimonio, con todo y ceremonia de anillos mientras Carla los miraba con cariño y una mirada brillante. El cierre de la primera jornada estuvo a cargo de Panteón Rococó, agrupación que en la celebración de su 20 aniversario (“y queremos más”… dicen), ha sostenido conciertos muy numerosos, y ayer no fue la excepción. Los Rococó atraen además los reclamos de lucha social en sus temas. Y la rola que dedicaron a los desaparecidos de Ayotzinapa generó un vitoreo al unísono. Shenka tiene un gran poder de convocatoria y el ensamble panteonero probó esta vez temas de sus más recientes álbumes, deslizando un poco del frenesí hacia la cachondería. No hubo lastimados en el parque (aunque tenga un ring de luchas a la entrada), pese al slam y al mosh pit que suele protagonizar su Ejército de Paz. En Chicago, sus fans se cuentan por miles y llegaron ataviados con sus camisetas distintivas. Foto: Benjamín Anaya Panteón Rococó es pues una de las agrupaciones que más ha tenido presencia en la Ciudad de los Vientos. Ha ido construyendo desde su eslogan “máximo respeto” una relación contundente y fraterna con su diverso público chicaguense, y durante el cierre de actividades de la primer fecha del Ruido Fest (que concluyó con su máximo éxito “La dosis”) se hizo patente esa combustión auditiva -y reflexiva- con su música, desformándose en hileras serpentinas un convencido coro de bravos seguidores. Para la segunda jornada, se espera también la reaparición masiva de Maldita Vecindad, Cuca y Natalia Lafourcade como platos fuertes de un menú delicioso, sabiamente cocinado por Calvillo y Martínez que ha congregado a miles de visitantes de todos los rincones de Estados Unidos y medios latinoamericanos.

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