Pena de muerte: alarmante aumento mundial, según Amnistía Internacional
LONDRES (apro).- Un alarmante número de países utilizaron en 2014 la pena de muerte para responder a supuestas amenazas a la seguridad del Estado y la seguridad pública generadas por el terrorismo, la delincuencia y la inestabilidad interna, una tendencia “perturbadora” a nivel mundial, de acuerdo con el informe anual sobre la pena capital, elaborado por el grupo Amnistía Internacional (AI).
El documento señala que en todo el mundo se impusieron al menos dos mil 466 condenas de muerte, 28% más que en 2013. Dicha situación se debió, entre otras cosas, al fuerte aumento de condenas a muerte registradas en Egipto y Nigeria.
Sin embargo, aclara que de ese total de condenas de muerte disminuyó el número de aquellas que se hicieron efectivas: se registraron 607 ejecuciones, casi 22% menos que en 2013, sin incluir las aplicadas en China, país que ejecutó a más personas que el resto del mundo en su conjunto.
Además, agrega que hubo ejecuciones en 22 países, la misma cifra que en 2013.
El documento, titulado La pena de muerte en 2014: Alarmante aumento de las condenas a muerte mientras los gobiernos recurren a la pena capital para combatir la delincuencia y el terrorismo, asegura que el número de condenas registradas el año pasado aumentó en casi 500 casos respecto al año anterior.
Durante una conferencia de prensa en la que se presentó el informe, Salil Shetty, secretario general de AI, indicó que los gobiernos que utilizan la pena de muerte para responder a la delincuencia “se engañan a sí mismos”.
“No hay pruebas que demuestren que la amenaza de la ejecución tiene un efecto disuasorio frente a la delincuencia superior al de otras penas", sostuvo.
“El año pasado quedó patente la sombría tendencia de los gobiernos a usar la pena de muerte en un inútil intento de responder a amenazas, reales o imaginarias, a la seguridad del Estado y la seguridad pública. Resulta vergonzoso que tantos Estados del mundo jueguen básicamente con la vida de la gente, ejecutando a personas por 'terrorismo' o para sofocar la inestabilidad interna sobre la premisa errónea de la disuasión”, agregó el directivo.
El quinteto de la muerte
El informe de Amnistía Internacional destaca que China volvió a ejecutar a más personas que la suma de todos los demás países del mundo. Agrega que ahí se ejecuta y condena a muerte a miles de personas cada año. Sin embargo, como las cifras relativas a la pena capital se consideran secreto de Estado en China, “resulta imposible determinar el número exacto”.
Los otros países que componen el quinteto que más ejecuciones realizaron en 2014 son Irán, con 289 anunciadas oficialmente y al menos 454 más no reconocidas por las autoridades; Arabia Saudita con al menos 90; Irak con 61 y Estados Unidos con 35.
Sin contar los datos de China, la organización internacional denuncia que el año pasado hubo 607 ejecuciones, frente a las 778 de 2013: una reducción de más de 20%.
No obstante, en ambos años se registraron ejecuciones en 22 países. “Esta cifra supone una reducción considerable respecto a la de hace 20 años, cuando, en 1995, Amnistía Internacional registró ejecuciones en 41 países, y pone de manifiesto la clara tendencia mundial de los Estados a apartarse de la pena capital”, destaca el documento.
La investigación de la ONG da cuenta de una “inquietante tendencia” de los países a utilizar la pena de muerte para combatir las amenazas contra la seguridad del Estado. Incluso, considera que este fenómeno se presenta con más frecuencia en naciones como China, Pakistán, Irán e Irak, “donde son condenadas a la pena capital muchas personas acusadas de terrorismo".
En ese sentido, subraya que tras el ataque terrorista de diciembre pasado contra una escuela de Peshawar, Pakistán reanudó las ejecuciones y ese mismo mes dio muerte a siete personas. Desde entonces, el gobierno pakistaní confirmó que ejecutará a cientos de presos condenados por cargos relacionados con el “terrorismo" y que las ejecuciones continuarán en 2015.
Respecto a China, las autoridades utilizaron la pena de muerte como herramienta punitiva en la campaña de “mano dura” contra los disturbios en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang. Las autoridades ejecutaron al menos a 21 personas durante el año en relación con diferentes atentados. Más: tres personas fueron condenadas a muerte en un acto público de imposición de condenas celebrado en un estadio ante miles de espectadores.
“En un año en el que las abominables ejecuciones sumarias a manos de grupos armados quedaron grabadas como nunca antes en la conciencia global, resulta demoledor que los propios gobiernos recurran a un aumento de las ejecuciones como acto reflejo para combatir el terrorismo y la delincuencia", explicó Shetty durante la conferencia de prensa.
El documento destaca que en países como Corea del Norte, Irán o Arabia Saudita “los gobiernos siguen usando la pena de muerte como herramienta para reprimir la disidencia política”. Indicó que otros Estados recurren a las ejecuciones en intentos igualmente fallidos de responder a los elevados índices de delincuencia. Es el caso de Jordania que puso fin en diciembre pasado a ocho años de moratoria y ejecutó a 11 condenados por asesinato.
En Indonesia, por ejemplo, “el gobierno anunció sus planes de ejecutar principalmente a traficantes de droga para hacer frente a una emergencia nacional de seguridad pública y en 2015 cumplió esa promesa”.
De acuerdo con el reporte presentado en Londres, en comparación con el año anterior, en 2014 “hubo un espectacular incremento del número de condenas a muerte dictadas”, con al menos 2 mil 466 condenas, frente a las mil 925 de 2013, un aumento de más de una cuarta parte. Ello se debió en gran medida a los acontecimientos en Nigeria y Egipto, donde cientos de personas fueron condenadas a muerte.
En el caso de Nigeria, informa que se registraron 659 condenas a muerte en 2014, un incremento de más de 500 respecto a las 141 de 2013.
En ese país los tribunales militares impusieron durante el año, en juicios diferentes, condenas a muerte colectivas contra unos 70 soldados declarados culpables de amotinamiento en el contexto del conflicto con Boko Haram.
Como parte de los métodos de ejecución utilizados en 2014, Amnistía Internacional denuncia “la decapitación, el ahorcamiento, la inyección letal y el arma de fuego”.
En países como Arabia Saudí e Irán, incluso se llevaron a cabo ejecuciones públicas.
También se condenó a muerte a personas por una serie de delitos no letales, como el robo, delitos relacionados con las drogas y otros económicos. Hubo incluso personas condenadas a muerte por actos tales como ‘adulterio’, ‘blasfemia’ o ‘brujería’, que ni siquiera deberían ser considerados delitos.
“Muchos países utilizan la imprecisa denominación de "delitos políticos" para condenar a muerte a disidentes o presuntos disidentes. Las cifras hablan por sí solas: La pena de muerte está empezando a ser cosa del pasado. Los pocos países que siguen ejecutando deben mirarse seriamente en el espejo y preguntarse si desean seguir violando el derecho a la vida o unirse a la inmensa mayoría de los Estados que han abandonado este exponente máximo de pena cruel e inhumana”, concluyó Shetty.