Rosario Ibarra de Piedra: Una herida abierta...
Rosario Ibarra de Piedra, gesticula, arenga, se entristece, pero el corazón le alcanza para sonreír. Hace 24 años su hijo Jesús desapareció. Autoridades de entonces, los responsables. Cómplices, los que llegaron después al poder. Pero Rosario, no se arredra: se crucifica, encabeza una huelga, una conferencia de prensa y encara a los presidentes y a los torturadores de tiempos infames. Doña Rosario es sinónimo inevitable de la dolorosa palabra desaparecidos. Hoy, octubre de 2019, el Senado de la República le entregó la medalla Belisario Domínguez. Está presente en la ceremonia vía sus hijas Claudia y Rosario. Incansable, manda un mensaje inequívoco. Se le imagina con el brazo alzado al frente del siguiente mitin: su lucha no ha terminado…