Opinión
México y el Mundial de Futbol, un reto para la protección de datos personales
El manejo de la información deberá seguir normas estrictas de privacidad y seguridad, garantizando que los datos no se compartan con fines comerciales o políticos.México se prepara para ser sede del Mundial de Futbol 2026, junto con Estados Unidos y Canadá. Aunque nuestro país albergará únicamente 13 partidos, el reto va mucho más allá del espectáculo deportivo: consiste en garantizar que el evento sea transparente, seguro y que deje un legado positivo.
Uno de los principales desafíos es asegurar que los recursos públicos y privados destinados a la organización del Mundial sean manejados de manera transparente. Esto incluye desde la construcción y mantenimiento de estadios hasta la logística de los partidos, la mejora de aeropuertos y vías de comunicación, así como los programas sociales asociados al evento, entre ellos el “Mundialito social” anunciado recientemente por la presidenta Claudia Sheinbaum.
La corrupción no sólo representa un desperdicio de recursos, también destruye la confianza ciudadana y puede empañar la reputación de México ante el mundo. Por ello es fundamental que auditorías independientes, controles estrictos y mecanismos de supervisión ciudadana acompañen cada etapa del torneo.
El Mundial 2026 será también un evento altamente tecnológico: desde la venta de boletos y las aplicaciones para aficionados, hasta el control de accesos y las plataformas digitales para interactuar con el torneo. En este contexto, proteger los datos personales de jugadores, aficionados y voluntarios es crucial. Recordemos que, en los partidos de la Selección Mexicana y de la Liga BBVA MX, hoy existe el Fan ID como mecanismo para garantizar la seguridad en los estadios, cuya base de datos se encuentra resguardada por la Federación Mexicana de Futbol. Esta experiencia ha permitido fortalecer las medidas de protección de la información personal de los aficionados.
Sin embargo, el verdadero reto en la protección de datos personales de los asistentes a los estadios mundialistas recaerá en la FIFA, como organizadora del evento. Hasta ahora se ha establecido la posibilidad de eliminar el Fan ID físico y biométrico utilizado en Rusia 2018 y Qatar 2022, sustituyéndolo por un registro digital (FIFA ID) únicamente para la compra de boletos.
Para ingresar al estadio bastará con el boleto digital y una identificación con fotografía, sin necesidad de vigilancia masiva ni bases de datos con información sensible. Es un gran paso en la protección de datos personales: millones de aficionados ya no deberán entregar huellas ni fotografías a cambio de ver futbol.
El manejo de la información deberá seguir normas estrictas de privacidad y seguridad, garantizando que los datos no se compartan con fines comerciales o políticos. La confianza de la afición depende de que su información se utilice exclusivamente para mejorar la experiencia deportiva, no para otros intereses.
Durante el anuncio del Mundial, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó el programa “Mundialito social”, que busca acercar el futbol a comunidades y jóvenes de todo México. Sin embargo, es importante que estas iniciativas no se conviertan en herramientas de promoción política.
El deporte debe ser un espacio de unión, formación y recreación, no un instrumento electoral. Las canchas deben ser libres, seguras y accesibles para todos, sin presiones ni influencias partidistas que puedan manchar el espíritu del futbol.
El verdadero éxito del Mundial no se medirá sólo por los goles en la cancha, sino por el impacto positivo en la sociedad mexicana: infraestructura deportiva de calidad, programas sociales inclusivos, datos personales protegidos y un evento transparente que inspire confianza.
Si México logra organizar un Mundial limpio, seguro y libre de intereses políticos, el legado será mucho más que recuerdos, será un ejemplo de cómo combinar deporte, ética y participación ciudadana.