josé gil olmos
Miedo, la narrativa de Trump
Si declara terroristas a los narcotraficantes mexicanos también lo tendría que hacer con los norteamericanos que han hecho sus riquezas a partir de la venta de las drogas.Para que sea efectivo su mensaje de poder Donald Trump necesita de una narrativa que genere miedo, incertidumbre y zozobra. El presidente de los Estados Unidos es un empresario político emotivo más que racional y de ahí que su estrategia de gobierno se base en la generación de emociones, principalmente del miedo, que le permitan imponerse y para lo cual utiliza las redes sociales.
Es por eso que en el segundo periodo presidencial se haya acompañado de los principales magnates de las plataformas digitales y que despliegue su estrategia narrativa en el universo de internet enfocando sus baterías discursivas, llenas de amenazas, a todo aquel que tenga enfrente y que sea un obstáculo en sus planes imperiales, es el caso de caso México.
Trump necesita, además de una narrativa atemorizante, crear enemigos para justificar sus planes imperiales. Hoy los enemigos son los narcotraficantes mexicanos a quienes declara terroristas, lo mismo que a los migrantes latinoamericanos, a quienes califica como amenazas.
Mientras que para ganar simpatizantes y fortalecer su estrategia geopolítica de extender su manto de poder más allá de las fronteras, amenaza con declarar al Golfo de México como Golfo de América y, al mismo tiempo, recuperar el dominio del Canal de Panamá.
El presidente norteamericano ha lanzado una serie de órdenes ejecutivas sin tomar en cuenta los problemas jurídicos, políticos y sociales que traerán consigo.
Si declara terroristas a los narcotraficantes mexicanos también lo tendría que hacer con los norteamericanos que han hecho sus riquezas a partir de la venta de las drogas. Si no quieren a los migrantes que son los que realizan los trabajos más arduos e indeseables que no quieren hacer los estadunidenses en el campo y ciudades, no le inquieta si habrá protestas sociales. O si niega la nacionalidad a los niños nacidos en el suelo del sueño norteamericano, le tiene sin cuidado entrar en conflicto jurídico.
Pero nada de eso le importará, por lo menos en el arranque de su administración, porque lo importante es ganar terreno en la opinión pública y en los sectores sociales de su país que sueñan con ser un imperio.
Trump ha sabido desarrollar la narrativa de ser una víctima, la cual fortaleció con aquel atentado que sufrió en su campaña del que salió providencialmente solamente con una pequeña herida en la oreja y que lo lanzó como ganador ante Kamala Harris.
Como empresario Trump conoce de la necesidad de convencer a la gente en un mercado donde la mercancía se llama voto. Es el norteamericano exitoso de traje con los colores de la bandera que levanto su imperio financiero haciendo negocios al principio solo y luego con socios, en una forma que hoy replica en la política con los empresarios más importantes del mundo digital.
En política nada es casual, tuvo un sentido claro y manifiesto la asistencia en su ceremonia de unción presidencial las invitaciones a Shou Zi Chew, CEO de TikTok; de Joe Rogan, uno de los podcasters más populares del mundo; las invitaciones al fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, junto al de Amazon, Jeff Bezos, así como del CEO de Google, Sundar Pichai y el CEO de Tesla, Elon Musk, el hombre más rico del mundo.

El mensaje fue de poder en el arranque de la oligarquía empresarial al frente de la Casa Blanca.
Los emperadores de las redes sociales son los socios de Trump, con ellos gobernará porque sabe que teniéndolos a su alrededor podrá controlar el mundo digital y los podrá utilizar para reverberar su mensaje de poder por todo el mundo.
El miedo será la narrativa de Trump y con mensajes atemorizantes como lanzas venenosas atacará a quien se le ponga enfrente.
Por cierto… En México ya se desplegó la estrategia para la recepción de miles de migrantes que serán expulsados del paraíso onírico del sueño americano. Pero lo que no se ve es cómo amortiguar el impacto que habrá de la disminución de remesas que se ha convertido en la principal fuente de ingresos en el país, más que el turismo y la venta de petróleo.