CIUDAD DE MÉXICO (apro).– En el libro “El camino de México”, que actualmente se distribuye en librerías, cuyo autor es Marcelo Ebrard, se describe a sí mismo como hombre, político y funcionario, y narra momentos, situaciones y eventos, vividos en su trayectoria desde hace más de 30 años.

Como es de todos conocido, fue militante distinguido del PRI y trabajó todos esos años con su mentor Manuel Camacho Solís, siendo éste Jefe del entonces Departamento del Distrito Federal (DDF), hoy CDMX, cuando el Presidente era Carlos Salinas de Gortari.

En los comicios federales de 1988, Salinas de Gortari perdió en los 40 Distritos Electorales de la capital del país; por lo que después, el Jefe del DDF, con sus principales colaboradores, entre ellos Ebrard, Secretario General del PRI en el DF, desarrollaron labores diferenciadas hacia organizaciones políticas, grupos de colonos, control de Juntas de Vecinos, con un evidente clientelismo político, entre otras (Revista Proceso 0702 ,16 de abril de 1990).

De ahí que en las siguientes elecciones federales, el 18 de agosto de 1991, el PRI obtuvo una abultada votación en el DF. Entonces el PRD denunció irregularidades en el padrón, de selectividad en la entrega de la credencial de elector, entre otras, y diversas organizaciones civiles demostraron que los resultados no reflejaban la realidad política del país (Revista Proceso 0776, 16 de septiembre de 1991).

En esa ocasión, oficialmente el PRI arrasó en los 40 Distritos Electorales del DF, al grado tal que Marcelo Ebrard, listado en el número uno de candidatos plurinominales de su Partido, a la entonces Asamblea de Representantes, no pudo ser Representante.

El Ingeniero Heberto Castillo, candidato al Senado del DF, por el PRD, luego de tales resultados expresó: “Ante la fraudulencia y la ilegalidad de las elecciones, movilizaremos al pueblo para exigir respeto a las garantías electorales” (Revista Proceso 0773, 26 de agosto de 1991).

Uno de los operadores de esos acontecimientos fue el Secretario General del PRI en el DF, el señor Marcelo Ebrard.

Considero necesario que esta parte de la historia, debería estar en el libro citado.