Conacyt
Álvarez-Buylla, los costos
Se dice que la Dra. Elena Roces no cumple los requisitos para ser investigadora nacional emérita y tampoco, incluso, para ser investigadora nacional III por no satisfacer los requisitos del Reglamento del SNI. Aquí habría que hacer dos precisiones.CIUDAD DE MÉXICO (apro).-Es verdad que Elena Álvarez-Buylla, directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) no es perfecta ni pretende serlo. Lo es también que es una mujer proba, quien decidió aceptar el reto de dirigir el CONACYT bajo una nueva concepción de lo que debe hacer una institución como esa, susceptible, como todo en la vida pública, de ser objeto de escrutinio público. En ese sentido, el tema más reciente es el relativo al nombramiento de la Dra. Elena Roces Dorronsoro, investigadora de la Universidad de Colima como investigadora nacional emérita, cuyo proceso afirma una persona es “irregular”, donde causalmente El Universal le dio un tratamiento periodístico que en otro gobierno hubiera sido muy difícil que sucediera. Ante ello habría que hacer algunas consideraciones para ubicar en su justa dimensión el asunto.
Primero. Se señala que la directora general del Conacyt podría incurrir en el supuesto de conflicto de interés al ser la hija de la Dra. Roces. Si se hace un análisis de la legislación al respecto se puede concluir fácilmente que no se configura conflicto de interés alguna por la simple y sencilla razón de que la comisión dictaminadora para elegir a los investigadores nacionales eméritos no está integrada por los servidores públicos de esa institución. En efecto, baste con leer lo prevista en la Ley Orgánica, el Estatuto y demás disposiciones aplicables del Conacyt en donde se pone de relieve la ausencia de atribuciones de la titular de esa entidad para decidir quienes integran esa comisión. Quienes integran particularmente esta comisión son investigadores nacionales eméritos, ajenos a la estructura del Conacyt, quienes no tienen una vinculación económica o de cualquier otro tipo que permitiera inferir una intervención de la directora del Conacyt para influir sobre sus resoluciones.
Segundo. Se dice que la Dra. Elena Roces no cumple los requisitos para ser investigadora nacional emérita y tampoco, incluso, para ser investigadora nacional III por no satisfacer los requisitos del Reglamento del SNI. Aquí habría que hacer dos precisiones. Por un lado, es importante señalar que la Dra. Roces fue evaluada para ser SNI III con base al Reglamento del SNI del 2017 no el actual del 2021 y, por otro, es importante señalar que las comisiones tienen libertad de jurisdicción; es decir, tienen las atribuciones para hacer la interpretación del Reglamento y sus lineamientos respectivos. Sólo a alguien que provenga de un sector ajeno al jurídico se le ocurriría hacer una interpretación literal de la norma. La interpretación debe ser sistemática y por mandato del artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, párrafos segundo y tercero se debe llevar a cabo privilegiando el principio pro-persona y la interpretación conforme. En otras palabras, debe buscarse aquella norma que más beneficie al gobernado. La guía orientadora para designar a quien es investigador nacional III con el emeritazgo reposa en la trayectoria, a diferencia de los candidatos e investigadores nacionales I, II y III que se hace únicamente por los últimos años.
Tercero. Por supuesto, las resoluciones de las autoridades son opinables, pero ello no implica que tengan, como en este caso concreto, méritos jurídicos para que prospere administrativa o judicialmente ni el supuesto e infundado conflicto de interés de Elena Álvarez-Buylla ni la resolución de la comisión de referencia por las razones explicadas líneas arriba. El propósito, en realidad, busca hacer un ajuste de cuentas mediático con Elena por el quehacer de reforma del Conacyt que, sin duda, tiene sus costos y claroscuros, más claros que oscuros, y ella los ha pagado porque valientemente ha antepuesto un proyecto colectivo sobre su interés personal a pesar de haber sido injustamente atacada, en muchas ocasiones, lesionando sus derechos de la personalidad que ha resistido estoicamente|. Queda claro que mientras más cambios se buscan y logran más reacciones en contra van a existir porque impacta en el estatus quo y por la inseparable condición humana.
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