AMLO
Se acabó la Cuarta Transformación
Para la oposición auténtica, si no se divide, este es el momento; tiene ante sí una oportunidad de oro; debe unirse, acreditar a sus líderes con vistas a convertirlos en sus posibles candidatos a los cargos que estarán en juego en 2024 y luchar.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Como lo esperábamos: Claudia Sheinbaum, la candidata de AMLO, se “cayó”. Al parecer su caída es definitiva. Por sí no podrá levantarse. No creo que otro, en el caso su jefe, intente o quiera levantarla. Se va a quedar en el piso: “Ya la besó el Diablo”.
Como dice la canción “Pa’ todo el año”, de José Alfredo Jiménez: “porque sé que de este golpe ya no voy a levantarme…”. No aprovechó la nueva oportunidad que le dio la vida. Salió reprobadita. Con el pretexto de promover la ratificación, descuidó su propia plaza; en sus viajes a provincia, más se dedicó a hacer campaña a su favor que a ayudar a su jefe. Le llenó el oído el grito de “presidenta, presidenta”. Es una lástima, pintaba que iba a superar a su jefe en necedades, ocurrencias y torpezas. Nos la va a quedar a deber. Así es la vida. Qué le vamos a hacer.
En la Ciudad de México, por una parte, no superó el promedio de votación alcanzado por AMLO en otras entidades federativas; por otra, el índice de ciudadanos que se pronunció por la revocación del mandato superó el promedio alcanzado en otras entidades. Eso duele y es grave. No puede ser pasado por alto y muchos menos por aquellos que no la quieren o que la ven con envidia.
Dentro del grupo de gobernadores de Morena que, contra lo dispuesto por la Constitución y la ley, trabajaron por el éxito de la consulta, ella no estuvo a la altura de las circunstancias. La tenía difícil. Lidió con el electorado más informado y difícil de la República. Además, apiñados en un escaso territorio, pudieron dar fe de que, faltando a sus promesas, no dio seguridad; tampoco mejoró el medio ambiente, ni surtió de agua a sus gobernados e, incluso, no presentó cifras halagüeñas en lo relativo al covid. En pocas palabras, no dio el ancho. Tiene una atenuante: en sus viajes a provincia y en sus comparecencias en público, no percibió la parte de su sueldo mensual a que tenía derecho.
Siempre tuve la impresión de que AMLO nos estaba engañando con su supuesta candidata y que su verdadera carta era Adán Augusto. Jugó con Claudia y ella, creyendo que tenía un juego propio, dejó que la utilizaran.
A AMLO, ahora, sólo le queda como precandidato su paisano Adán Augusto López. Éste, antes de la contienda, en 2024, se presenta como un gallo desplumado y sin espolón. Por más que quiera y que lo ayude AMLO, no va a levantar. Es opaco, carece de discurso y tiene cola, mucha cola, que le pisen.
Ha violado la Constitución y las leyes: usó un avión oficial de la Guardia Nacional para promover a su jefe; intervino en la campaña de ratificación del mandato a sabiendas de que no debía hacerlo. Visitó la Corte y no a admirar los murales de Orozco y Cauduro. Al parecer lo hizo para realizar una gestión indebida.
De todo ello hay pruebas irrefutables y testimonios gráficos claros. En un debate será hombre muerto en el momento en que se le exhiba realizando actos ilícitos. No quisiera estar en su lugar.
Ciertamente, no es violar la ley el esconderse en el Metro de la Ciudad de México y negarse a dar entrevistas a los periodistas. A su jefe AMLO nadie lo hubiera “chamaquedo” de manera tan fea. Le faltan muchas “tablas”.
Para el caso de que Adán Augusto llegue a la Presidencia de la República, ante las violaciones graves a la Constitución y a las leyes en que ha incurrido, ¿con qué cara podría rendir la protesta de guardar y hacer respetar la Constitución y las leyes, si en forma reiterada las ha violado?; él es parte del “a mí no me vengan con eso de que la ley es la ley”.
A como van las cosas, no sería remoto que, de ser el candidato de Morena a la Presidencia de la República, para hacer campaña use el avión presidencial que ni “Obama tiene” y que su comitiva disponga, como de cosas propia, de los aviones del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional.
Tendrá que escoger a un general, de preferencia de división, para que en sus mítines y reuniones funja como orador oficial.
Hay algo cierto: Claudia se cayó y Adán no levantó. Ese es el panorama político que observo en el partido oficial.
Me temo que, dada la situación económica y hasta política, el país no aguanta a otro tabasqueño en la Presidencia de la República. Como dijo la viuda joven cuando le sugirieron que rehiciera su vida: “Primero y último; conmigo no cuenten”.
Al candidato de los partidos de oposición le van a echar montón los morenistas, militares, marinos, Guardia Nacional y la comparsa de gobernadores; no le va a quedar más que decir: “No sean montoneros, vénganse de siete en siete”; o su variante: “cuántos son pa’ no contarlos”.
Gabriel Quadri, durante su segunda campaña presidencial, sólo tendrá que cerrar la boca, que es su principal enemiga, y cuidarse de los diferentes sectores de activistas a los que, innecesaria pero torpemente, ha ofendido y hasta provocado. Él no necesita adversario; lo tiene dentro del traje y bigote que usa y exhibe. El peor enemigo de Quadri es Quadri.
Ricardo Anaya ya está perdiendo su español. Lo noto un poco agringado. Al parecer no sale de Varsity y de Stone Mountain.
Ante el fracaso del 10 de abril, no creo que a estas alturas a AMLO le alcancen el tiempo, la fuerza física y el crédito político para inventar y levantar un nuevo candidato. De lejos, con una sonrisa en el pico, lo están “zopiloteando” dos candidatos: uno, al que abiertamente ha despreciado; y el otro al que, simplemente, ha preterido; Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard, en ese orden. No me gustaría estar en su papel. Uno de ellos es el bueno; se la va a cobrar y con intereses. No los veo muy comprometidos con la supuesta Cuarta Transformación.
Para la oposición auténtica, si no se divide, este es el momento; tiene ante sí una oportunidad de oro; debe unirse, acreditar a sus líderes con vistas a convertirlos en sus posibles candidatos a los cargos que estarán en juego en 2024 y luchar. No esperar a que AMLO y sus secuaces se repongan. Debe actuar a la de ya.
Dada la epidemia, no habrá velorio; tampoco se reciben flores para el entierro de la Cuarta Transformación.