Qatar 2022

El otro Mundial de Qatar 2022…

Se tuvieron más de 10 años para preparar el Mundial, tiempo suficiente para poner en marcha una serie de reformas jurídicas para hacer frente al ingreso de miles de personas trabajadoras migrantes que entrarían para cumplir con la realización de la obra pública.
miércoles, 30 de noviembre de 2022 · 07:50

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).Qué sentirías tú, lector, si al entrar a un país, al cual te invitaron y fuiste patrocinado por una empresa de ese país para desempeñar un trabajo, te confiscan tu pasaporte limitando tu libertad de movimiento y, además, te dicen que no puedes cambiar de trabajo a menos que te lo autorice la empresa que te patrocinó, lo que sabes que difícilmente sucederá. Seguramente te invadirá una sensación de engaño y sentirás una gran impotencia, pues si llegaste a ese país fue porque necesitabas el trabajo, no siendo el retorno una opción.

Eso es lo que se conoce como Sistema Kafala, propio de algunos países árabes, mediante el cual las empresas funcionan como controladoras de la migración laboral, creándose una profunda dependencia con respecto al trabajador y, al mismo tiempo, permitiendo situaciones de explotación laboral. Esto prevaleció en Qatar, al menos formalmente, hasta 2020, año en el que se introdujeron reformas para permitir que los trabajadores cambiaran de empleo en cualquier momento, con un preaviso de un par de meses, ya no requiriéndose tampoco un permiso aprobado por el empleador para salir del país. Sin embargo, no todo es color de rosa, ya que ahora hay información de que el empleador ha adoptado represalias revocando el permiso de residencia del trabajador o bien denunciándolo por fuga, acabando así con el sueño migratorio y colocándolos en situación ilegal en el país.

A esta situación quedaron expuestas las miles de personas trabajadoras migrantes provenientes principalmente de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh, Sri Lanka, Filipinas, Kenia y Uganda, quienes asistieron al otro mundial en Qatar, que empezó a finales de 2010, cuando se anunció que ese país sería sede del Mundial en 2022, momento a partir del cual comenzó el movimiento empresarial para buscar mano de obra barata que construyera estadios, hoteles, carreteras y sistemas de transporte público para recibir a los jugadores y al turismo. No es de extrañar, en consecuencia, que los inmigrantes representen más de 75% de la población del país, la cual asciende a cerca de 3 millones de personas.

La situación de la mujer dista mucho de respetar la no discriminación, ya que se tiene información de que todavía se practica el sistema de tutela masculina por virtud del cual están ligadas a su tutor varón, normalmente un familiar o esposo si están casadas, requiriendo la autorización del tutor para trabajar en puestos públicos, viajar al extranjero hasta cierta edad, recibir servicios de saud reproductiva, casarse o estudiar en el extranjero con becas públicas.

Desafortunadamente se tienen datos aportados en algunos informes de organizaciones no gubernamentales en los que se alega que las personas trabajadoras migrantes han estado expuestas a diferentes violaciones de derechos humanos, como sucede con quienes han perdido la vida o han resultado heridas en los diversos trabajos que desempeñan; quienes han recibido una cantidad menor de salario al que fue convenido; el pago retrasado del salario; la imposibilidad de formar sindicatos, no siendo suficiente la creación de comités paritarios para respetar este derecho; el cobro de comisiones por contratación; horas de trabajo excesivas en el trabajo doméstico o sin derecho a un día libre a la semana como mínimo, entre otras situaciones.

Con independencia de todo lo anterior, el Mundial de Futbol continúa su curso, por lo que vale la pena reflexionar en las lecciones aprendidas hasta ahora. Se tuvieron más de 10 años para preparar el Mundial, tiempo suficiente para poner en marcha una serie de reformas jurídicas para hacer frente al ingreso de miles de personas trabajadoras migrantes que entrarían para cumplir con la realización de la obra pública. Si bien hay información respecto de algunas reformas que tuvieron lugar en Qatar, también existe información de que no fueron suficientes para evitar una serie de abusos contra los derechos de las personas trabajadoras migrantes.

Ahora toca pensar en el día después de la clausura. Las miles de personas trabajadoras migrantes que habitan en Qatar ya no tendrán un empleo creado con motivo de la celebración del Mundial ni contarán con visa de trabajo, pues éste ya habrá acabado. Algunas personas migrantes tendrán la oportunidad de quedarse, pero no todas pues no habrá suficientes puestos de empleo, razón por la cual se dará el retorno, y no precisamente a su lugar de origen, pues ya saben que ahí no hay oportunidades, así que probablemente bucarán otro lugar a dónde ir, a zonas desarrolladas en donde puedan obtener un trabajo y los recursos económicos suficientes para su subsistencia y para enviar a sus familias en sus lugares de origen.

Recordemos que lo mismo pasó en el Mundial de Futbol en Brasil en 2014, así como en las Olimpiadas y en los Paralímpicos de 2016. Miles de personas trabajadoras migrantes se desplazaron a ese país, pero después de la realización de los encuentros deportivos las personas migrantes empezaron a buscar nuevos lugares de trabajo y así fue como diversos países empezaron a recibir flujos migratorios intensos que salieron de Brasil rumbo al norte del continente.

En consecuencia, la lección es doble. Se tienen varios años previos a la realización de un Mundial para revisar la normativa jurídica a efecto de dar entrada a miles de personas trabajadoras migrantes en las mejores condiciones, pero sobre todo para prever cuál será su situación durante esos años. Se puede aprovechar la oportunidad de la mano de obra migrante para el desarrollo del país en los mejores términos, inclusive previendo canales de regularización para quienes demuestren que su trabajo lo amerita. Pero también se tiene que prever el éxodo migrante que tendrá lugar después de la realización de un encuentro mundial como el que comentamos. Los países vecinos resentirán el ingreso de personas migrantes trabajadoras, por lo que bien podrían prever esta situación para canalizar correctamente la mano de obra que requiere su país, la cual puede ser proporcionada por las personas trabajadoras migrantes que acudieron en apoyo del país anfitrión del Mundial. No se puede decir que no se tenía conocimiento de lo que pasaría, ya son lecciones aprendidas. No olvidemos que el Mundial de Futbol de 2026 tendrá lugar en Canadá, México y los Estados Unidos.  l

*Presidente del Comité de Trabajadores Migrantes y sus Familias, de la ONU.

ecorzos@gmail.com

@ecorzososa 

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