Morena
Morena cruza el Rubicón
Cruzar el Rubicón es ubicarse en el terreno de la ilegalidad. Morena lo ha cruzado, y la suerte de la nación está echada. La pretendida ampliación del periodo del presidente de la Suprema Corte, vía un transitorio de ley secundaria, viola la letra clara y expresa de la Constitución.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Al cruzar el río Rubicón en enero del año 49 a.C., Julio César acuñó la frase: "alea iacta est", que significa, "la suerte está echada". Cruzarlo era ubicarse en el terreno de la ilegalidad, convertirse en enemigo de la República, en suma, rebelarse contra el derecho, apostar por la dictadura, por la guerra civil. Lo cruzó, él primero y luego su ejército armado, contrariando la autoridad de las leyes romanas. Punto ese de no retorno.
Después César, en la batalla de Farsalia, derrotó a Pompeyo que encabezaba el ejército republicano; simuló César rechazar tres veces la corona regia ofrecida por Marco Antonio, pero se hizo nombrar dictador perpetuo.
Guardada la proporción y los tiempos, Morena ha cruzado el Rubicón, y la suerte de la nación está echada. La pretendida ampliación del periodo del presidente de la Suprema Corte, vía un transitorio de ley secundaria, viola la letra clara y expresa de la Constitución. Ésta señala que el periodo es de 4 años, sin posibilidad de reelección para el periodo inmediato posterior. No deja margen para interpretación alguna.
Lo ha cruzado Morena porque afirma que dicha ampliación es constitucional, moralizante, indispensable y benéfica para México. De ello se desprende que Morena es la que ahora define qué es constitucional y qué no lo es, al margen de lo establecido en la Constitución misma.
Entonces, conforme al nuevo criterio morenista: violar la Constitución es constitucional, violar la ley es legal, violar el mandato de no reelección es válido y encomiable.
Tal criterio cesarista, anula el orden democrático de división de poderes, representa un atentado a la República fundada en la Constitución, fruto de una larga y cruenta lucha por las libertades, y crea un precedente de gravísimas y previsibles consecuencias futuras.
La saciedad de poder, dijo Solón, cría la insolencia o "hybris". Ésta como afirmó Francisco I. Madero en la Sucesión Presidencial: "corrompe tanto al que ejerce tal poder como al que lo sufre". Con insolencia terrible han tratado a la República los políticos de Morena.
Tal insolencia apunta a un "estado de excepción", que toma el lugar del Estado garantista, constitucional y republicano. Morena entonces, define el "derecho" a su modo y gusto, a espaldas de la Constitución misma, de la historia, y lo defiende como "guía" del pueblo. Soberano, según la "hybris", es "quien decide sobre el estado de excepción" para enfrentar los peligros que se perpetúan con el fin de mantener la excepción como regla y como base de una hegemonía absoluta de amarga memoria.
Hora gravísima en la historia de la nación. No sabemos cuál será el desenlace de la idea de extender tal periodo en la presidencia de la Suprema Corte. La Cámara de Diputados tiene en sus manos echar abajo tal insolencia asumida por el Senado -y avalada en las alturas del poder-.
Ojalá que así suceda, que se eche abajo tal pretensión, para bien de México, de su Constitución, de su derecho, de su porvenir republicano. De cualquier manera, lo hecho por el Senado es un experimento perturbador en grado sumo sin duda alguna.
La Constitución organiza, legitima y pone límites al poder, en aras de garantizar el respeto a la dignidad de todos los ciudadanos y ciudadanas. Su desconocimiento es el naufragio de toda nación civilizada. El México consciente y libre debe estar en máxima alerta ante este cruce de Rubicón: la suerte del país está echada.