AMLO

AMLO y el Cristo de Orozco

viernes, 31 de diciembre de 2021 · 07:17

Ojala que ahora que el presidente Andrés Manuel López Obrador descubrió, en su mensaje de Navidad, la grandeza del verdadero arte, atienda en 2022 la urgencia de construir nuevos usos y significados sociales para la creación artística de nuestro país.

Su rechazo al neoliberalismo no ha impactado en la gestión gubernamental del arte y la complicidad de instancias gubernamentales con el mercado; en lugar de haber disminuido se ha institucionalizado, tanto a través del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) como de la Secretaria de Cultura Federal. Y si alguna duda cabe, no hay más que recordar el nombramiento del artista de presencia global Gabriel Orozco como coordinador del Proyecto Cultural Chapultepec, y la participación de la directora del Museo Tamayo Arte Contemporáneo, Magali Arriola, como curadora en la exitosa feria comercial Art Basel Miami Beach.

El predominio que ha tenido el mercado en la definición del arte contemporáneo durante los últimos 20 años, ha convertido a la escena artística hegemónica en un territorio tóxico en el que el arte, como creación e imagen, se diluye ante el espejismo de las cotizaciones y la experiencialidad mercadológica.

¿Qué es el arte hoy en día, cuáles son los valores estéticos que definen una obra como artística, y qué aportación tiene para el bien personal y social que una obra alcance cotizaciones de millones de dólares?

Preguntas que inciden tanto en la importancia que debería tener la economía creativa en nuestro país, como en las políticas museísticas y educativas vinculadas con las artes y la cultura visual.

¿Cómo leemos las imágenes que nos rodean e invaden cotidianamente, sabemos cómo significarlas, o simplemente las consumimos de manera inconsciente?

El presidente López Obrador supo escoger el 24 de diciembre la imagen adecuada para provocar atención, impacto y curiosidad. Publicada en su twitter, la extraordinaria obra Cristo destruye su cruz de José Clemente Orozco (1883-1949), evidencia el poder expandido que puede tener el arte cuando realmente es arte y no sólo una mercancía ferial.

Pintada al óleo en 1943 en una tela de mediano formato (130x167 cm), la imagen tiene una grandeza visual que rebasa su tamaño. Expresiva, potente y dramática en su pictoricidad, la pieza representa un Cristo que, en lugar de morir en la cruz, la destruye con un hacha en una actitud hierática y decidida. Fuerte y con manos recias a pesar de sus heridas corporales, el Cristo de Orozco no es divino sino exageradamente humano. Con la corona de espinas tirada sobre las ruinas de un templo derrumbado, la escena se completa con la quema de libros que se diluyen entre llamas.

Crítico agudo de la condición humana, social, política e institucional, José Clemente Orozco utilizó en varias de sus obras alegorías relacionadas con textos bíblicos como recurso narrativo.

La pintura que utilizó López Obrador para recordar el amor de Jesús-Cristo por los pobres y olvidados en la pasada Navidad 2021, pertenece a la Colección del Museo de Arte Carrillo Gil de la Ciudad de México. El espléndido muralista, a pesar de su sarcasmo, nunca se comparó ni con Jesús, ni con Cristo. Al observar como imagen el Twitter del presidente, surge la duda sobre el sentido de la comparación.

Más de

Comentarios