Unidad latinoamericana

sábado, 16 de noviembre de 2019 · 09:51
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Las visitas del presidente electo de la República Argentina, Alberto Fernández, y del expresidente de Ecuador, Rafael Correa, la semana pasada a México confirmaron la enorme importancia internacional de la Cuarta Transformación encabezada por Andrés Manuel López Obrador. Junto con Argentina, México hoy se coloca en el centro de un nuevo proceso de articulación latinoamericana a favor de la justicia, la paz y la soberanía nacional. Junto con la Revolución Ciudadana Ecuatoriana, México recupera su vocación histórica de defensor de los derechos humanos, protector de los refugiados políticos e inspiración para la izquierda latinoamericana. México llegó tarde a la primera “ola rosa” de gobiernos progresistas de la región, pero su arribo ha sido tan estruendoso que ya echó a andar una segunda ola que podría llegar a ser aún más profunda que la primera. “La primera bocanada de aire fresco que tuvo América Latina en esta época fue México. No es casual que yo haya elegido a México como destino de mi primer viaje al extranjero”, expresó Alberto Fernández durante la conferencia magistral que el Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad de la UNAM tuvo el privilegio de organizar en un Antiguo Colegio de San Ildefonso totalmente abarrotado (véase https://bit.ly/2pPFid2). “Desde México hasta Argentina, el país más austral del continente, somos parte de una historia común y de un compromiso común que es América Latina. Feliz de empezar mi tiempo como presidente electo en la tierra mexicana, y orgulloso de haber hablado con el presidente López Obrador”, remató el nuevo líder de la República Argentina. Rafael Correa también se acercó con gran emoción a México la semana pasada. Miles de ciudadanos lo recibieron, lo vitorearon y abrazaron en la conferencia magistral que dictó en el Museo de la Ciudad de México, auspiciada por el gobierno local (véase https://bit.ly/2K420VN). “México es un país clave, un país referencial… Es una gran noticia que AMLO ha llegado a la Presidencia”, compartió el expresidente de Ecuador en entrevista con la prensa nacional (véase https://bit.ly/36KpM31). Antes, señala Correa, “nos sentíamos un poco huérfanos, distanciados de México. México veía al norte, no al sur, pero con AMLO se está cambiando esta visión”. El líder de la Revolución Ciudadana aprovechó todos los foros posibles para insistir en la necesidad de aprovechar este momento histórico para construir una nueva unidad latinoamericana: “El sueño de nuestros libertadores hoy no es sólo un sueño, es una necesidad de sobrevivencia, es algo bueno, necesario para la prosperidad de nuestros pueblos, actuar como una unión de naciones frente al mundo y defender de mejor manera los intereses de nuestra gente”. El próximo año México tendrá una oportunidad de oro para impulsar este viejo anhelo de construir una plena unión de los pueblos del sur. Durante 2020 nuestro país ocupará la Presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), una organización creada en 2011 en Caracas, Venezuela, como un espacio para la articulación libre, horizontal y soberana de los intereses y las iniciativas de América Latina. El contraste con la manera de actuar de la Organización de los Estados Americanos (OEA), con sede en Washington y que responde a los intereses de Estados Unidos, es evidente. En un artículo publicado en la prensa nacional a raíz de la visita de Alberto Fernández a México, el subsecretario para América Latina de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Maximiliano Reyes Zúñiga, fue muy claro con respecto a la necesidad de generar nuevos espacios alternativos a la OEA. Su escrito hace un llamado a “apostar por el diálogo en busca de la distención regional para que las naciones de América Latina y el Caribe encuentren sus propias soluciones a los retos que enfrentan, en vez de contraponernos entre naciones hermanas y dinamitar los foros que deberían provocar la concertación” (véase https://bit.ly/2qALxRY). Esta renovada construcción regional resulta aún más importante y urgente en el marco de las amenazas recientes de Donald Trump. “Ha llegado la hora para que México, con la ayuda de los Estados Unidos, emprenda la GUERRA en contra de los cárteles de la droga para borrarles de la faz del planeta”, escribió la semana pasada en la red social Twitter el ocupante de la Casa Blanca en el contexto de la masacre de miembros de la familia Le Barón (véase https://bit.ly/32n8dSZ). El mensaje es perfectamente claro. Trump dice que si México no resuelve pronto el problema de la inseguridad, él mismo enviaría sus fuerzas militares a territorio mexicano para atender la crisis. En este contexto López Obrador tiene perfectamente claro que la necesaria defensa pacífica y legal de la soberanía nacional mexicana tendrá aún mayor fuerza si se hace en estrecha alianza con los pueblos hermanos de América Latina. En suma, el hecho de que el presidente mexicano no haya realizado viaje alguno fuera del país desde que fue electo el pasado 1 de julio de 2018 no implica que carezca de una poderosa visión internacional y global, sino todo lo contrario. El ejemplo del apasionado compromiso de López Obrador con la honestidad gubernamental y el bienestar de su pueblo ya empieza a tener un efecto contagioso en las otras naciones del continente latinoamericano. Y la estricta neutralidad de nuestro país con respecto a los conflictos políticos internos de otras naciones y la férrea defensa de la soberanía de los pueblos hermanos frente a cualquier intervención extranjera, ha permitido a México recuperar en tiempo récord el enorme prestigio de su servicio exterior y su tradición diplomática, sin la necesidad de organizar docenas de viajes desgastantes y cumbres estrafalarias. www.johnackerman.mx Este análisis se publicó el 10 de noviembre de 2019 en la edición 2245 de la revista Proceso

Comentarios