La reelección de Enrique Graue
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Durante los cuatro años de su primera gestión como rector de la Máxima Casa de Estudios, el doctor Enrique Graue ha demostrado su firme independencia tanto de los gobiernos como de los poderes fácticos. Bajo su dirección, la Universidad Nacional Autónoma de México se ha consolidado como uno de los centros de estudios superiores de mayor prestigio en el mundo. Entre 2015 y 2019, impresionantemente la UNAM avanzó 72 lugares en el QS World University Rankings, pasando del lugar 175 al 103 en el mundo.
Uno de los elementos más característicos de la gestión de Graue ha sido la impresionante explosión de nuevas creaciones institucionales. En apenas cuatro años se han generado 92 nuevos espacios universitarios: cinco nuevas escuelas nacionales, un instituto de investigación, dos centros de investigación, tres unidades académicas multidisciplinarias, dos geoparques, 14 licenciaturas, 16 especialidades, tres laboratorios internacionales, nueve laboratorios nacionales, cuatro laboratorios universitarios, cuatro unidades de apoyo a la investigación, un servicio nacional, tres sedes de la UNAM en el extranjero, un museo universitario, 10 cátedras extraordinarias, cuatro programas universitarios y 10 seminarios universitarios.
El rector Graue también ha colocado a la UNAM a la vanguardia en la defensa de la educación humanista, la autonomía universitaria, el presupuesto para ciencia y tecnología, y los mexicanos en Estados Unidos. Frente a Enrique Peña Nieto, Graue siempre insistía que la “reforma educativa” del Pacto por México no era más que una modificación en la manera de contratar y evaluar a los profesores de primaria. Frente a Donald Trump, el rector encabezó una iniciativa binacional de gran alcance a favor del derecho a la educación de los dreamers que hasta la fecha temen ser expulsados de Estados Unidos a la menor provocación. Frente a Andrés Manuel López Obrador, Graue ha defendido con éxito tanto la autonomía universitaria plasmada en el artículo tercero constitucional como los recursos para la Máxima Casa de Estudios.
Pero la autonomía no solamente significa la independencia del gobierno federal, sino también de los grandes poderes económicos. En este ámbito Graue también se ha destacado por su firme defensa del carácter gratuito y público de la Universidad de la nación. Hoy los estudiantes con escasos recursos cuentan con un firme aliado en la Rectoría y la UNAM ha mantenido su férreo compromiso con la movilidad social. La colegiatura se mantiene totalmente gratuita y las becas para los estudiantes se han incrementado, pasando de 169 mil en 2015, a casi 175 mil en 2018.
En su plan de trabajo para su segunda gestión, el rector Graue destaca los importantes datos de que “a nivel licenciatura 6.5 de cada 10 alumnos de la UNAM serán los primeros profesionistas en sus núcleos familiares y 2 de cada 10 de ellos provienen de familias cuyo ingreso es inferior al valor de la canasta alimentaria; 4 de cada 10 provienen de familias en el segundo quintil de ingresos”.
La comparación con las escuelas privadas del país es elocuente. Mientras un total de 61% de los estudiantes de la UNAM provienen de familias que se encuentran en los primeros dos quintiles más pobres, con ingresos menores a 7 mil 852 pesos mensuales, solamente 25% de los estudiantes de universidades privadas se encuentran en la misma situación.
Graue también mantiene la universidad en paz. Las lamentables acciones de los grupos porriles son cada vez más burdas y aisladas, y la comunidad universitaria se encuentra cada día más unida a favor de procesos democráticos y pacíficos de deliberación. La nueva Secretaría de Prevención, Atención y Seguridad Universitaria avanza con paso firme con la construcción de docenas de nuevos “Senderos Seguros”, así como con la eliminación del narcomenudeo en los campus universitarios. Y el nuevo Protocolo para la Atención a Casos de Violencia de Género ha tenido gran éxito en generar conciencia y una cultura de la denuncia, así como combatir la impunidad, con respecto a los abusos contra las mujeres.
El profundo compromiso social del rector está fuera de cualquier duda. Desde que fue electo en 2015, Graue se pronunció públicamente a favor de una universidad “capaz de indignarse ante la injusticia y la inequidad”. Y su extenso Plan de Trabajo para 2019-2023 (disponible aquí: https://bit.ly/2ARntfP) inicia con una amplia reflexión sobre la necesidad de generar una comunidad universitaria consciente y participativa, y pone un énfasis notable en la importancia de fortalecer “la vinculación de la Universidad con la sociedad mexicana y el mundo”.
El estilo de liderazgo del rector Graue ha sido humilde, plural y lejos de cualquier sectarismo. Sus incansables esfuerzos por unir a la comunidad universitaria hoy rinden frutos con la gran tranquilidad que impera durante el actual proceso de auscultación. Hasta los pocos candidatos opositores a Graue reconocen los grandes éxitos de su gestión y proponen continuar con su legado.
Existen, desde luego, muchas asignaturas pendientes. Por ejemplo, el sistema de bachillerato universitario requiere importantes nuevas inversiones, se deben fortalecer los procesos democráticos dentro de la universidad y falta avanzar aún más en garantizar la seguridad de absolutamente todos los miembros de la comunidad. Es importante también invertir cada vez más y mejor en proyectos de investigación científica y humanística de vanguardia.
Pero para consolidar los logros y conquistar nuevos terrenos lo más conveniente sería apostarle por la continuidad. Si la Junta de Gobierno decide nombrar a Graue para un segundo periodo en la Rectoría, podemos estar seguros de que los siguientes cuatro años serán de gran florecimiento creativo, proyección internacional y consolidación institucional para la Máxima Casa de Estudios.
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Este análisis se publicó el 13 de octubre de 2019 en la edición 2241 de la revista Proceso