Otro Camarena, el temor de los agentes de la DEA en México
MÉXICO, D.F. (apro).- En Washington, los altos funcionarios de Estados Unidos dicen estar “frustrados y decepcionados” por la segunda fuga de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán de un penal de máxima seguridad. Pero los agentes estadunidenses encargados de operar en México saben que sus actividades serán ahora más riesgosas.
En febrero del año pasado, cuando la Agencia antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) se adelantó al gobierno mexicano y filtró a la agencia de noticias Associated Press (AP) que ‘El Chapo’ había sido detenido en Mazatlán, Sinaloa, el gobierno estadunidense se adjudicó el crédito de haber rastreado las comunicaciones para dar con el jefe más emblemático del Cártel de Sinaloa.
La decisión de adelantarse al gobierno de Enrique Peña Nieto fue para atar las manos a cualquier alto funcionario mexicano que hubiera querido negociar con ‘El Chapo’.
La prensa estadunidense empezó a reconstruir la Operación Gárgola puesta en marcha en México a principios del año pasado para la captura. Informó sobre la participación de agentes de la DEA, del US Marshall -agencia experta en búsqueda de fugitivos-, y del Departamento de Seguridad Interior.
Las agencias estadunidenses como dueñas de la información y la Marina, Armada de México como ejecutora de la operación con un comando especial de Fuerzas Especiales.
Ahora los agentes de esas y otras dependencias estadounidenses que operan en México en la llamada guerra a las drogas, saben que el escape de Guzmán del penal del Altiplano los coloca en mayor riesgo.
Roberta Jacobson, propuesta por el presidente Barack Obama como embajadora de Estados Unidos en México aseguró el jueves en Washington, durante una audiencia en el Senado como parte de su proceso de ratificación, que el gobierno de ese país está “frustrado y decepcionado” por la fuga del sábado 11 de julio por la noche.
Horas antes, el jefe de Operaciones y actual director interino de la DEA, Jack Rilley declaró a la cadena de televisión estadunidense CNN que el escape representa el peor momento de su carrera. Y adelantó que ya se inició la “cacería” para ir por 'El Chapo', echando mano de todo, incluidas las alianzas coyunturales con los cárteles enemigos de la organización delictiva sinaloense.
No es noticia. Ese tipo de acuerdos son comunes para la DEA, como lo fue para la CIA en 1985 durante el Irán Contras y su secuela en México con el asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena, del que se responsabilizó al Cártel de Guadalajara de los sinaloenses Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca, mentores de ‘El Chapo’ Guzmán.
Tres décadas después, el narcotráfico es mucho más fuerte y complejo en México y el riesgo para los agentes estadunidenses es mucho mayor. Dos casos del sexenio pasado lo demuestran: el ataque en febrero de 2011 a agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas en la carretera San Luis Potosí-Querétaro, y el de agosto de 2012 a personal diplomático en la carretera México-Cuernavaca.
Apenas el 6 de junio, un helicóptero de Aduanas y Protección Fronteriza fue forzado a aterrizar en Laredo por disparos que recibió desde Nuevo Laredo, Tamaulipas. Pero sólo son los casos que han trascendido.
Cuando el jefe de operaciones de la DEA habla de cacería y de utilizar cualquier método, lo que hace es incentivar la lógica de la guerra al narcotráfico, emprendida por Estados Unidos en 1971 y abrazada ya en México, sobre todo durante el sexenio pasado.
El gobierno de Felipe Calderón, incluso, había acordado con el de Estados Unidos un operativo contra ‘El Chapo’ como el que se hizo para matar al líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en Paquistán. Los militares mexicanos rechazaron el plan.
Ahora no están claras las relaciones entre ambos países en la materia. Tras la fuga de ‘El Chapo’, la DEA quiso de nuevo madrugar al gobierno mexicano. A través de la agencia AP dijo que había advertido en dos ocasiones al gobierno de México sobre el intento de fuga de Guzmán. El secretario de Gobernación lo negó públicamente y a las pocas horas, el diario The New York Times dijo que México había rechazado cualquier ayuda.
Aunque Rilley aclaró que esa versión era falsa, cualquier acción unilateral de Estados Unidos para ir contra el capo sinaloense sería muy costosa para las relaciones de los dos países, empezando para los numerosos agentes estadunidenses que operan en México.
@jorgecarrascoa