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"Nosotros mejor nos quedaremos aquí", un largo trayecto desde Haití para encontrar puertas cerradas
Se estima que en Monterrey y su área metropolitana hay unos mil 500 haitianos. Algunos quieren llegar a la frontera y otros regresaron frustrados, porque no pudieron ir ante un juez de Migración de Estados Unidos para tramitar su asilo.MONTERREY, N. L. (apro)- Destin viajó miles de kilómetros desde Haití para cruzar medio continente americano. Y al final de la ruta, encuentra que Estados Unidos tiene la puerta cerrada.
Y en México, su segunda opción, le dicen que la oficina del Instituto Nacional de Migración (INM) no está disponible para él, que regrese la semana entrante.
“Es un camino bien difícil para llegar aquí. Tenemos casi cuatro meses desde allá para llegar”, murmura con buen español en la banqueta de la avenida Lázaro Cárdenas, mientras observa policías federales que, armados, vigilan la entrada de la sede estatal del INM, al sur de Monterrey.
Dice que tiene 34 años y que salió de Puerto Príncipe. De piel morena, se asolea, acompañado de su esposa y sus dos hijos. La niña parece acostumbrada a las inclemencias del viaje. El niño más pequeño, descansa, agotado, en brazos de su madre.
Haití es un país empobrecido ubicado en la isla La Española, que comparten con República Dominicana. El pasado 7 de julio, el presidente haitiano Jovenel Mosie fue asesinado a balazos en su residencia. Con el crimen, el país profundizó sus problemas de inestabilidad política, inseguridad y pobreza.
Según cuenta, antes del magnicidio, Destin ya había emprendido su largo viaje de 4 mil kilómetros desde su casa hasta Brasil. Luego, para seguir el periplo, debió avanzar otros 7 mil desde Sudamérica hasta Del Río, Texas, donde tenía la esperanza de pedir asilo ante el Gobierno de los Estados Unidos. Ya le falta mucho menos: Acuña Coahuila, frontera con la ciudad texana, está a 500 kilómetros al norte de Monterrey.
“Nosotros salimos de allá por problemas de los políticos. Nosotros no estamos estabilizados en el país a causa de ellos. El político está acabando con la población haitiana. Por eso, hoy en día, tienen a todos los haitianos en la calle, en los países, en las fronteras, vagando para aquí y para allá, buscando un refugio”, comenta.
El niño despierta y, en brazos de su madre, gime, en demanda de atención. Parece que tiene sed.
El migrante dice que en Brasil, su estancia fue breve pues no encontró estabilidad y que por eso emprendió la travesía hacia el norte, para hallar “lo mejor” para su familia.
Es cauto al referir cómo llegaron hasta México, Sólo dice que avanzaron entre países, traspusieron fronteras y superaron todos los obstáculos de la prolongada travesía vía terrestre. Asegura que nadie los transportó, que abordaron autobuses y pidieron raid en el camino.
Refiere que al entrar a Centroamérica, en el cruce del Canal de Panamá, él y su familia anduvieron siete días en riesgosa caminata en la selva. Dice que le ayudó ser políglota. En su país hablan francés y criollo haitiano. Pero igual, asegura, se comunica bien en inglés, portugués y español.
Llegaron a Chiapas, donde tuvieron una breve estancia y salieron el 16 de septiembre para Monterrey en un recorrido de cuatro días. El martes 21 acudieron a Migración. En el exterior, hay algunos toldos donde personas de color, algunos compatriotas, tuvieron la fortuna de asegurar una cita.
En las oficinas le dijeron que regresara el lunes. Lo que busca Destin es regularizarse. No dice si busca visa humanitaria o refugio.
La familia comienza a abordar un taxi. Todos van de regreso al hotel, en el centro de la ciudad, donde se hospedan, en espera de ser recibidos por la migra mexicana. Dice que le gustaría rentar una casa, pero ve difícil esa operación.
Finalmente dice que quiere llegar a Estados Unidos pero siente que no es el momento para pedir asilo. Sabe que sus paisanos varados en Acuña, que quieren pasar al otro lado, no la están pasando bien, al enfrentar hacinamiento e incertidumbre, en espera de ser recibidos por Migración de aquél país.
“Me gustaría llegar hasta allá, pero ahora hay un problema de migración y están deportando a las personas. Nosotros mejor nos quedaremos aquí. Quería ir hasta Acuña, pero mejor hasta aquí”, concluye, antes de subir al taxi que lo llevará a descansar con su familia.
Se estima que en Monterrey y su área metropolitana hay unos mil 500 haitianos. Algunos quieren llegar a la frontera y otros ya se regresaron de allá frustrados, porque no pudieron ir ante un juez de Migración de Estados Unidos para tramitar su asilo.