ZACATECAS; Zac. (apro).- Tras realizar una inspección en la comunidad de San Martín y en la Unidad minera de Grupo México que se prepara para reiniciar actividades de explotación de cobre, la delegación de la Procuraduría de Protección al Ambiente (Profepa) confirmó que hubo un derrame de 20 mil litros de agua con sedimentos de jales mineros que recorrieron unos 750 metros del cauce del río El Salado.
Estos residuos traspasaron el área propiedad de la minera y se extendieron por unos 200 metros más, con todo y que el arroyo “se encontraba seco”, según la instancia federal.
Sin mencionar a Grupo México, la Profepa refirió que en días recientes en la unidad minera en San Martín, municipio de Sombrerete, “se realizaron actividades de mantenimiento y rehabilitación de sus bombas” y que eso, según los encargados de la unidad, habría ocasionado una falla en las válvulas para el relleno hidráulico y el consiguiente derrame de “agua sedimentada”.
Esta es la misma información que dio a conocer la Procuraduría del Medio Ambiente en el estado, a cargo de Salvador Constantino Constantino Ruiz, en entrevista telefónica con Apro un día después de la denuncia hecha por los pobladores de San Martín.
Sin embargo, según un comunicado de la Profepa, se generó un vertimiento de 20 mil litros “de agua con sedimentos” sobre el suelo natural, lo que originó la visita de inspección “para atender la emergencia ambiental”.
Los inspectores de la delegación constataron que el agua recorrió unos 750 metros –según lo asentado en el acta-, de los cuales 200 fueron en el exterior de la unidad minera, todo sobre el cauce del río Salado.
“Los rastros del derrame se observaron hasta la intersección donde la comunidad de San Martín descarga aguas negras. La empresa realizó limpieza, pero en el recorrido los inspectores observaron rastros de los sedimentos en algunas partes del cauce. No se observaron áreas afectadas de cultivo”, determinó la instancia.
El procedimiento implica un emplazamiento para que Grupo México aplique medidas urgentes como la limpieza total del derrame y la aplicación de pruebas conforme a una norma ambiental para conocer las concentraciones de remediación de suelos por metales pesados.