CHILPANCINGO, Gro. (apro).- El director general de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación, Arturo Díaz León, rechazó que las autoridades federales pretendan sancionar al obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, quien recientemente declaró que sostuvo un encuentro con un narcotraficante en la Sierra de Guerrero para pactar una tregua durante el proceso electoral.
“Las notas de prensa que señalan que lo van a sancionar son mentiras. Para que no le estén poniendo el cuento de que lo van a sancionar. No hay ninguna sanción, lo que usted ha hecho es labor pastoral”, expresó el funcionario federal.
Lo anterior durante una llamada telefónica que sostuvo el jerarca católico con Díaz León durante este fin de semana y cuyo audio fue difundido públicamente por el polémico sacerdote.
En la charla, también se acordó que este lunes por la tarde, el secretario de Gobernación, Jesús Alfonso Navarrete Prida, sostendrá un encuentro privado con el obispo de Guerrero, en la sede del Episcopado en la Ciudad de México junto a otras autoridades del gobierno federal y la jerarquía católica.
“Quiero que supiera usted cómo están las cosas porque a la prensa le gusta la nota roja. Que dios lo bendiga monseñor” expresó el director de Asociaciones Religiosas de Segob.
La semana pasada, el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel, reveló que subió a la zona de la Sierra para “agradecer” a un narcotraficante el hecho de que decidió restablecer el servicio de agua y energía eléctrica en la comunidad de Pueblo Viejo, municipio de Tlacotepec.
En este lugar, considerado como la principal zona productora de heroína en el país, actualmente es disputado por dos bandas criminales encabezadas por Isaac Navarrete El Señor de la I, afincado en Chichihualco y Onésimo Marquina, cuyo bastión se encuentra en Tlacotepec, refieren documentos oficiales del gobierno estatal.
En ese entonces, el prelado también informó que el capo con el que sostuvo el encuentro en la Sierra se comprometió a no interferir en el proceso electoral y bajar los niveles de violencia contra políticos que aspiran a un cargo de elección popular.
En respuesta, el gobierno de Héctor Astudillo y la dirigencia estatal del PRI, emprendieron nuevamente una campaña de desprestigio en contra del obispo católico, advirtió el propio Salvador Rangel.
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