MÉRIDA, Yuc. (apro).- Los sicarios tabasqueños Jonathan Mézquita Ávalos y Óscar López Tobilla fueron sentenciados hoy a la pena máxima por el asesinato de Ema Gabriela Molina Canto, del que el miércoles 27 se cumplió el primer aniversario.
En la audiencia para la individualización de las penas, que inició a las diez de la mañana y se prolongó por varias horas, el Segundo Tribunal de Enjuiciamiento condenó a López Tobilla, de 21 años, a purgar 46 años en prisión y a pagar una multa de 13 mil 588.2 pesos.
Su pena fue por los delitos de homicidio calificado, contra la salud en su modalidad de posesión simple de narcóticos, específicamente cocaína, y portación de armas e instrumentos peligrosos.
En tanto, Mézquita Avalos, de 26 años, fue condenado a 43 años de prisión y a pagar una multa por seis mil 39.2 pesos por los delitos de homicidio calificado y contra la salud en su modalidad de posesión simple de narcóticos, específicamente, cocaína.
De forma solidaria y mancomunada ambos deberán pagar a las víctimas indirectas 8 millones 586 mil pesos como reparación del daño e indemnización, más los gastos que genere el tratamiento sicológico de los tres hijos de Molina Canto.
Ambos homicidas fueron declarados culpables del asesinato de Ema Gabriela en audiencia celebrada el viernes 23.
Molina Canto fue asesinada el 27 de marzo de 2017 a las puertas de su casa, en el fraccionamiento San Luis de esta ciudad, frente a su hija.
Mézquita y López la apuñalaron 17 veces. Entre ambos recibirían 60 mil pesos por ese asesinato que presuntamente habría encargado el exesposo de la víctima, Alberto Martín Medina Sonda, desde la cárcel donde está recluido.
Molina Canto estuvo casada con Medina Sonda, socio del exgobernador priista de Tabasco Andrés Granier Melo, actualmente preso, y de Manuel Saiz Pineda, quien fue tesorero del gobierno tabasqueño durante ese sexenio.
En medio de una disputa legal que comenzó en 2010 por la custodia de los tres hijos que procrearon, Medina Sonda raptó a los menores y, valiéndose de sus influencias políticas, desató un acoso judicial contra Ema Gabriela y su madre, Ligia Canto, quienes fueron encarceladas por diferentes circunstancias.
Molina Canto fue detenida en dos ocasiones por presuntos delitos fiscales y trasladada judicialmente a diferentes entidades del país, aparentemente para impedir que pudiera quedarse con la custodia de los niños.
El 25 de mayo de 2012 fue la primera vez que Ema Gabriela fue detenida por el delito de retención ilegal de bienes, debido a que usó un vehículo que Medina Sonda le obsequió cuando aún estaban casados, pero no lo puso a su nombre. El momento de la captura fue aprovechado por aquél para raptar a los niños, quienes viajaban con su madre.
Así, Molina Canto inició su tortuosa lucha contra el sistema y su exesposo para recuperar a sus hijos. El tiempo que Ema estuvo presa, su madre continuó el periplo legal. Ambas encararon incluso al presidente Enrique Peña Nieto en demanda de justicia.
Presa su hija en un penal de Tabasco, Ligia denunció ante la Procuraduría del Menor, tanto en Mérida como en aquella entidad, la desaparición de sus nietos, pero fue hasta el 21 de agosto de 2014 cuando la Fiscalía General de Yucatán accedió a emitir una “pre alerta” para la búsqueda y presentación de los niños –entonces de 10, siete y seis años– en todo el país.
Días antes, la abuela fue detenida y trasladada por la PGR a Guadalajara, Jalisco, acusada de falsificar tarjetas de crédito en esa entidad, lo que provocó movilizaciones de activistas de derechos humanos por la fabricación de delitos en contra de la mujer.
Medina Sonda cayó en desgracia por el caso Granier. Fue detenido en Cancún, Quintana Roo, y recluido en una cárcel de Tabasco, donde en abril de 2017 fue condenado a 12 años y seis meses de prisión por el delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita.
El pasado 24 de abril, el juez de Control en Yucatán, Luis Edwin Mugarte Guerrero, vinculó a proceso a Medina Sonda por el delito de feminicidio agravado, tras ubicársele como el presunto autor intelectual del asesinato de su exesposa.
El juzgador yucateco le dictó la medida cautelar de prisión, que cumple en la cárcel tabasqueña donde está confinado.
Los cinco implicados fueron detenidos en diferentes momentos y entidades.
Ellos son, además de los dos sicarios y Medina Sonda: el mexiquense Rogelio César Reyes Barrueta, El Güero, y Manuel Escalante Barrada o Manuel Escalona Barrada o Juan Ramón Moreno Hernández o Ricardo González Monroy o Freddy García Ramírez, las presuntas identidades que ostentaba El Cachorro, quien fue detenido en Cárdenas, Tabasco, y es la presunta conexión entre los sicarios y Medina Sonda.
El juicio por feminicidio agravado en contra de Medina Sonda está en suspenso hasta que se resuelva la revisión del amparo que tramitó su defensa, y que en primera instancia le fue negado por la justicia federal. En la misma situación se encuentra el proceso contra “El Cachorro”.
El caso de El Güero es diferente, pues funge como testigo protegido en el caso. Por su cooperación, y su precaria salud, ya que es diabético, recibió el criterio de oportunidad de la Fiscalía con la anuencia de la víctima indirecta, y actualmente se encuentra en libertad.
López Tobilla y Mézquita Ávalos se dieron a conocer mediante un video donde aparecen en la alberca del hotel en que se hospedaron en Mérida presumiendo de lujos que se daban con el dinero entregado para cometer el crimen. Subieron ese video a sus redes sociales horas antes de perpetrar el homicidio y de que fueran detenidos cuando intentaban darse a la fuga. Su defensa adelantó que apelará la sentencia.
Aún quedan pendientes los juicios de Medina Sonda y El Cachorro, por lo que la madre de Ema Gabriela clamó entre lágrimas que se haga justicia a su familia, para quien –dijo– ya es tiempo de encontrar la paz, e insistió en que su exyerno es el autor intelectual del feminicidio.