Eclipse solar 2024

Eclipse solar en la UNAM: Un ritual masivo cuando el Sol “muere” (Videos)

 “Ya me dio miedo, ¡ya empezó!”, gritó un hombre a las 11:00 horas, mientras caminaba a un costado de la Facultad de Ingeniería y sostenía un filtro de soldador frente a sus ojos.
lunes, 8 de abril de 2024 · 20:06

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Con diferentes expectativas y rituales, 50 mil personas se reunieron en las Islas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para observar el eclipse total de Sol que recorre Norteamérica, incluida la Ciudad de México, donde se pudo apreciar a un 75% y 80%. 

 “Ya me dio miedo, ¡ya empezó!”, gritó un hombre a las 11:00 horas, mientras caminaba a un costado de la Facultad de Ingeniería y sostenía un filtro de soldador frente a sus ojos. El artefacto de policarbonato lo usó para ver al cielo y descubrir con emoción que la sombra de la Luna ya comenzaba a cubrir el Sol. 

Foto: Montserrat López

La alineación del Sol, la Luna y la Tierra fue la protagonista, constantemente todos volteaban al cielo, lo que querían era ver; unos usaron los más de 3 mil lentes con montura de papel -certificadas por la norma ISO 12312-2- que repartió la Sociedad Astronómica (Nibiru) de la UNAM, otros utilizaron máscaras de soldador completas y algunos proyectores estenopeicos hechos a mano con cajas de cereal y paquetería. 

Eclipse a un 75%. Foto: Montserrat López

La Dirección General de Análisis, Protección y Seguridad Universitaria (DGAPSU) informó que en las Islas se juntaron 50 mil personas, para recibirlas predispuso un escenario al centro con un programa que consistió en una conferencia magistral, “México bajo la sombra de la luna: Eclipse solar 2024"; una meditación guiada y armonización sonora, así como la presentación de tres artistas: Mochis Bendito, F-Mack y Daniela Spalla. 

Durante la meditación, como en un ritual masivo, los asistentes recibieron mensajes sobre la energía del eclipse y fueron invitados a “soltar” y “agradecer”. El mensaje lo recibían alegres en la multitud espesa, entre ella era casi imposible avanzar, pero las personas se veían cómodas, instaladas una al lado de la otra, a veces penetraba el olor del copal y otras con el aroma a mariguana, dependiendo del ritual de la elección. 

Los eclipses son comúnmente interpretados como una fecha ritualista, así lo explicó la arqueóloga Paola González a un costado del escenario, en la plática de Cultura UNAM, “El sol muere, adivinación y ciencia”, que tuvo lugar al mismo tiempo que en el escenario continuaba la meditación y se escuchaba a un músico tocando el instrumento handpan. 

González se refirió al eclipse como “el momento en el que el Sol es comido”, y compartió que en diferentes culturas antiguas se acostumbraban rituales y sacrificios durante el eclipse, que estaba asociado con fenómenos naturales y desgracias, incluso algunas cosmogonías creían que los daños oculares eran ocasionados por criaturas que devoraban los ojos de los que lo veían.

Luego, remarcó la importancia de que existan tecnologías que nos permitan apreciar el eclipse a través de una pantalla, sin la necesidad de exponer la vista. Sin embargo, esta mañana en Ciudad Universitaria, el principal interés de las personas era voltear a ver el Sol, quienes no contaban con artefactos para hacerlo de manera segura, pedían prestados los filtros y las cajas de cartón, o hacían filas para pasar a usar el telescopio de los aficionados que llevaron su equipo. 

A través de las ventanas de los salones se veían algunos estudiantes tomando clases, se asomaban ansiosos y les costaba permanecer sentados en sus lugares. En los edificios de oficinas, los trabajadores también se paraban frente a los cristales, tomaban fotografías, asombrados tanto por el eclipse como por la cantidad de personas que se juntaban a sentarse en el pasto, frente a los murales de Juan O’Gorman -en la Biblioteca Central-, David Alfaro Siqueiros -en la Torre de Rectoría-, y de José Chávez Morado -en la fachada del auditorio Alfonso Caso-. 

La emoción sobrepasaba a algunos de los asistentes, es el caso de Nambo, estudiante de la Facultad de Economía, quien acudió vestido con saco, ropa formal y un ramo de flores para aprovechar la ocasión y pedirle a Natasha, estudiante de la misma facultad, que sea su novia. 

Lo hizo en medio de la multitud, entonces la gente que los rodeaba lanzó gritos y chiflidos cuando la muchacha le dio el sí a su enamorado.

A las 12:14 horas, se anunció desde el escenario que el eclipse ya había alcanzado su punto máximo. Según explicó la presentadora, en ese momento el instrumento que se escuchó en las bocinas fue creado en la Facultad de Ingeniería, a través de él se reprodujo el sonido creado por el fenómeno natural: “Un sistema que traduce el sol en sonido”. 

En su punto máximo, la sombra de la Luna se apreció sobre el Sol durante cuatro minutos y 28 segundos. 

Distintas maneras de apreciar. Foto: Miguel Dimayuga

Al terminar dicho periodo, la meditación acabó y comenzó la música de Mochis Bendito, algunas personas comenzaron a replegarse para ceder un poco de espacio entre el público, y las familias se dieron tiempo para aprovechar las múltiples actividades que fueron puestas a su disposición. 

Por ejemplo, se detenían en el planetario que instaló la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México (SECTEI), para proyectar, hasta las 16.00 horas, funciones para 30 o 40 personas del universo maya.  

También hubo un stand de la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción, donde la gente podía pasar a que le escribieran su nombre en diferentes idiomas y dialectos. 

Además, la oferta de vendedores ambulantes se hizo presente con cacahuates, chapulines, papas fritas saladas, helados y refrescos. 

Y aunque oficialmente ya había acabado el punto máximo del eclipse, no cesaron las cabezas apuntando al cielo, viendo como la Luna regresaba y el Sol recuperaba su brillo. 

Pamela Lugo gritaba de impresión cada que lo veía, y contó a Proceso que esta mañana su padre, César Lugo, le paso a dejar el filtro de soldador; él también estaba muy emocionado y le marcó durante la entrevista para contarle que en la alcaldía Cuauhtémoc se llenó la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco: “Por la energía de las ruinas”. 

Parte de la emoción del señor Lugo, proviene de la impresión que le dejó ver el eclipse de 1991 sobre avenida Reforma, dice que es algo que nunca va a olvidar: “Lo recuerdo, lo recuerdo muy bien”. 

En México, según la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), el próximo eclipse solar total que se verá en México sucederá el 30 de marzo de 2052.

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