CDMX

Con DJ Foxy y Bellakath, 24 adolescentes celebran sus XV Años en Santa Martha Acatitla (Video)

El penal de Santa Martha Acatitla se convirtió en salón de fiestas para que 13 mujeres y 11 hombres celebraran sus XV Años en compañía de sus madres, quienes se encuentran recluidas; el evento fue amenizado por DJ Foxy y Bellakath.
sábado, 19 de agosto de 2023 · 08:35

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- El Centro Femenil de Reinserción Social “Santa Martha Acatitla” de la Ciudad de México se convirtió por unas horas en un “salón de fiestas” donde 13 mujeres y 11 hombres bailaron al ritmo del “Vals de Alejandra” y de la “Gatita” de Bellakath para celebrar sus XV años abrazados con sus madres privadas de su libertad (PPL).

Las rejas, los custodios y los alambres de púas que resguardan el penal ubicado en la alcaldía Iztapalapa abrieron un espacio para que entraran los adolescentes, algunos amigos y familiares, luego de que 23 mujeres PPL, -una de ellas madre de gemelos-, demostraron buen comportamiento, realizaron un largo papeleo y comprobaron tener un “vínculo cercano” con los festejados.

Así se dio la octava edición del evento “Sueños de Quinceañeras” organizado por la fundación “Alas de Amor” y la Subsecretaría del Sistema Penitenciario de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).

El día de los cumpleañeros comenzó con una sesión de fotos en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento junto al jefe de Gobierno, Martí Batres, en las mismas escalinatas donde el dirigente de la ciudad se retrata con invitados especiales nacionales o internacionales.

Tras la formalidad, ellas levantaron sus ampones vestidos rojos, rosas, verdes, blancos y azules donados por los empresarios de la Calle de las Novias del Centro Histórico, y ellos acomodaron sus corbatas rojas, para subir a la “limusina” del Turibús y viajar del centro al oriente de la capital. Los guardias de seguridad se volvieron también fotógrafos, pues las quinceañeras les pedían tomas precisas para capturar sus mejores ángulos con sus teléfonos celulares.

En el camino, los adolescentes mostraron múltiples poses con los peinados y maquillajes que les donaron las empresas David Zenteno Outfit, Chelerías del Barrio de Tepito, Arpas México, Moia Studio, Valdivieso Nash Salón, Imperio nails y Jovany 21.

Ya dentro del reclusorio, una de las explanadas se transformó en un colorido salón de fiestas organizado en cinco secciones semitechadas. La más grande y cercana al escenario fue para los festejados y sus familias; un área pequeña, pero cercana a la salida, para los directivos; una para la prensa, otra para la cocina; y en medio, alrededor del asta bandera, para la pista de baile.

Un arreglo de rosas blancas donado por locatarios del Mercado de Jamaica adornó cada mesa, mientras que en el techo colgaban grandes esferas de mimbre.

Mientras los festejados y sus madres escuchaban misa en la capilla del Centro, entre las rejas que bardeaban el lugar se coló el sonido de la banda chilena Los Prisioneros quienes, con su “Estrechez de Corazón”, animaron el ambiente para alrededor de 240 asistentes, 10 por cada quinceañero, según dijo a Proceso una trabajadora social del centro.

“El vals de Alejandra”

Tras una larga espera, alrededor de las 13:00 horas, los uniformes beige de las personas privadas de su libertad (PPL) y los muros grises del centro fueron opacados por los vestidos coloridos y las brillantes corbatas de “los quinceañeros” que bajaron en parejas por un puente de caracol que conecta con la explanada.

Las mariachis Amazonas tocaron el “Vals de Alejandra” que resonó en el Centro de Reinserción, inundó el ambiente y transportó a los asistentes un ambiente que les hizo olvidar que estaban rodeados de muros coronados con alambres de púas.

Seis pasos al frente, vuelta y extensión de brazo y repitieron. Fue una coreografía sencilla, pero efectiva para conmover hasta las lágrimas a los invitados, quienes no cabían en el asombro de los movimientos mientras aplaudían y felicitaban a los festejados.

La emoción incrementó cuando las madres, madrinas y otros familiares se sumaron al baile que cerraron con abrazos, llanto y buenos deseos para los adolescentes.

Tras el vals, las 13 quinceañeras recibieron de obsequio un oso grande de peluche que, les dijeron, era a nombre de los directivos del penal. Sin embargo, luego de las fotos, se los retiraron porque minutos después, se los daría la madrina del tradicional “último juguete”.

Mole o lasagna

El vals terminó y unos 20 festejados escaparon de las preguntas y cámaras de la prensa para sentarse a disfrutar de los banquetes comprados o preparados por sus familias.

La mamá de uno de los quinceañeros contó que comerían pollo rostizado con frijoles y pastel en compañía de otro de sus hijos y su mejor amigo. “Fue un esfuerzo muy grande” lograr el festejo de su hijo, dijo, pues además de demostrar un buen comportamiento y destacarse como asesora de inglés, coordinó varias acciones desde el encierro, pues uno de sus hijos vive en una casa hogar y el otro está con su padre, quien “es testigo de Jehová y no apoya estos eventos”.

Con una gran sonrisa, su vestido rosa con toques dorados, una brillante corona y uñas largas con piedritas relucientes, una festejada contó que comería mole, su “platillo favorito” y no dudó: “No cambiaría nada de la fiesta, ¡me gusta tal como está!”.

La austeridad en los platillos de los festejados contrastó con el menú italiano que dirigía un apurado encargado de cocina que ordenaba a un grupo de mujeres privadas de su libertad para atender las mesas de los directivos del reclusorio: Lasaña “a la boloñesa” con ensalada de frutos rojos.

Para los 80 custodios encargados de la seguridad del evento el menú fue de tortas, un jugo y una “alegría” con pasas y nuez dentro de una bolsa plástica.

¡Una gatita a la pista!

Cuando aún algunos no terminaban de comer, llegó el estruendo reguetonero en las bocinas de DJ Foxy, quien anunció la presentación de la estrella del evento:

Con su enterizo negro y brillante que contrastaba con el fondo café del escenario, la cantante urbana Bellakath subió al templete.

Con su “Gatita que le gusta el mambo” logró que, hasta el quinceañero más serio, se prendiera: El adolescente subió al escenario, movió sus caderas y lanzó su chaleco hacia las quinceañeras que, del baile de princesas pasaron al “perreo”.

La también madrina del “último juguete” pidió a su equipo de producción que le entregara los ositos de peluche que llevó para ellas y los audífonos, para ellos. Eran los mismos muñecos que antes les habían dado para la foto del recuerdo con las autoridades del reclusorio.

Cuando les entregaba los obsequios, Bellakath reclamó que faltaban dos pares de audífonos. “¡Yo traje para todos!”, reclamó.

Además de los “últimos juguetes”, la cantante le dio un abrazo a cada cumpleañero: “Ojalá que cada que vean este peluche en sus cuartos se acuerden de mí. ¡Muchas felicidades!”, les dijo.

Aunque la lluvia amenazaba con caer y arruinar el festejo, la música siguió. El sueño quinceañero de los adolescentes y sus madres que no son libres para salir a la calle, se cumplió.

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