CIUDAD DE MÉXICO (apro).– Luego de tres años de realizarse con restricciones por la pandemia de covid-19, la representación del Viacrucis en Iztapalapa volverá a las calles de manera masiva y, con ello, la aplicación de la llamada Ley Seca, anunció la alcaldesa Clara Brugada.

Agregó que, en días pasados, recibió de la Secretaría de Cultura federal la confirmación de que la Representación de la Semana Santa en Iztapalapa ya está registrada en el Inventario del Patrimonio Cultural Inmaterial de México. Eso, dijo, es un logro más para postular a la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO en marzo del 2024.

En conferencia en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento y acompañada de integrantes del Comité Organizador del Viacrucis, Brugada Molina anunció que el próximo domingo 2 de abril comenzará la 180 representación de la Pasión de Cristo en la alcaldía, con el “Domingo de Ramos”.

El hecho coincidirá con los 300 años de la aparición de “El Señor de la Cuevita”, una de las tradiciones más arraigadas del pueblo iztapalapense.

La funcionaria calculó que 2 millones de personas acudirán a la representación, entre ellos 200 invitados extranjeros, y podrán hacerlo sin restricciones sanitarias, aunque dijo que el uso de cubrebocas es voluntario. Lo que sí recomendó es el uso de ropa ligera y protección solar, pues se espera que haga mucho calor.

Sobre el operativo de seguridad, detalló que habrá tres mil 150 elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y la Guardia Nacional (GN) para garantizar la integridad de los asistentes. También habrá unos 2 mil empleados de la alcaldía y 350 del gobierno de la ciudad para ayudar en las labores de orden y protección civil. 

Respecto a la Ley Seca, la morenista detalló que se aplicará el Jueves y Viernes Santos. No obstante, desde días antes, personal del Instituto de Verificación Administrativa (Invea) recorrerá los establecimientos de la demarcación para recordar que estará prohibida la venta de bebidas alcohólicas durante la representación. 

De acuerdo con la alcaldesa, se espera que la celebración religiosa deje una derrama económica de 300 millones de pesos.