Agricultura
Productores de Sinaloa: sembrar maíz ya no tiene sentido; sequía y falta de apoyo, las trabas
Para el ciclo agrícola de 2024 la producción de maíz blanco cayó a 3.2 millones de toneladas. En 2022 la cantidad fue de 5.2 millones. “No hay apoyos ni precios de garantía, aparte de la sequía y ahora la violencia” del narco, señalan.CULIACÁN, Sin. (Proceso).– Debajo del tejabán el sol pega menos. Son apenas las nueve de la mañana y la sombra ya es esencial. Martín Lim ofrece algo de beber para mitigar los 36 grados. Es segunda generación de migrantes chinos, nacido y criado en Balbuena, pueblo agrícola de Navolato, al poniente de la capital de Sinaloa. No conoce otro oficio que el de sembrar la tierra. Este año eso puede cambiar con el ciclo otoño-invierno: la producción de maíz no es redituable ya.
Junto a Juan Martín está su sobrino, con el que comparte nombre y apellido, y también es agricultor. Heredó las parcelas de su padre, hermano mayor de la familia Lim, todos de Balbuena. “Las cuentas no dan, amigo”, asegura el productor agrícola. Sembrar en Sinaloa se ha vuelto más complicado: las políticas públicas han ido mermando al gremio, pues no hay apoyos ni precios de garantía, aparte de la sequía y ahora la violencia.
El otrora llamado granero de México sufre. La producción de maíz blanco ha experimentado una caída, sobre todo desde el año pasado a la fecha.
Para el ciclo agrícola de 2024 la producción en el estado cayó a 3 millones 282 mil 79 toneladas. En 2022 la cantidad fue de casi 5.2 millones de toneladas de maíz blanco. La caída en ese lapso es de casi 50 por ciento.

“Varios compañeros del ejido (Balbuena) ya dijeron firmemente que no sembrarán este ciclo, que dejarán las tierras ociosas. Estamos hablando de 200 hectáreas que ya es un hecho que no sembrarán”, explicó Juan Martín.
Su tío, con más de 60 años en el campo, no ve una mejor situación. “Hay ejidatarios aquí que te ofrecen sus tierras en renta porque no tienen para invertir en la siembra”, explica. Ambos productores ven comprometida su actividad para el próximo ciclo que comienza en noviembre.
La preocupación no se limita a Balbuena. Es generalizada. Enrique Riveros Echavarría, exdirigente de la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC), explica el porqué de la incertidumbre del campo sinaloense y lo comprometida que puede estar la producción del maíz blanco.
“Está bastante comprometida. Lo primero que tenemos que esperar es que haya agua suficiente en las presas. Ahorita le estamos llegando a casi un 40 por ciento; para que sea un ciclo normal, con un 55 por ciento la hacemos”, explica.
Sinaloa atraviesa una situación de sequía excepcional en todo el territorio que apenas ha ido menguando en esta temporada de lluvias que culmina en octubre. Esto no ha logrado llevar más allá del límite óptimo a las 11 presas que operan en el estado y que garantizan el agua a los diferentes cultivos, y uno de los que mayor cantidad requiere es el maíz.
Lo deseable es que se acumule agua suficiente para sembrar, pero eso no es todo, según explica Enrique Riveros, ya que la siguiente problemática entra en saber qué sembrar, y en caso de que sea maíz, entran los precios internacionales.

“Esto viene a que en Sinaloa se producen también frijol y garbanzo, y por ello muchos productores buscan sembrar maíz para evitar ‘tumbar’ los precios”, explica el exlíder de la AARC. “El problema del maíz es el precio internacional, el cual quedó tasado muy bajo y además altos inventarios en naciones extranjeras como Estados Unidos, Brasil y Ucrania, entre otros”, añadió.
Otro problema es el financiamiento bancario para esta temporada, y aquí entra la violencia: la alta incidencia delictiva ha golpeado al campo con robo de vehículos como carretas y tractores, usados en bloqueos e incluso para cavar zanjas en caminos.
No salen las cuentas
Con fecha al 12 de septiembre, la bolsa de Chicago pactó el precio de garantía del maíz blanco en 182.43 dólares por tonelada (contrato para julio de 2026). El precio del dólar oscila en los 18.5 pesos y la base probable para julio de 2026 es de entre 50 a 65 dólares, según las estimaciones de productores sinaloenses.
Por lo tanto, el precio de maíz en pesos mexicanos actualmente sería de 4 mil 583.56 por tonelada. Con este precio y un costo de inversión de 60 mil pesos se requerirían 14.18 toneladas por hectárea para sacar costos. El promedio de cosecha en general en parcelas del valle de Culiacán y Navolato es de 12.5 toneladas por hectárea, siempre y cuando existan condiciones climáticas excelentes (tres riegos a las siembras), y si no hay agua suficiente no llega el promedio de cosecha.
Y Juan Martín advierte que el problema se reproduce igual en cada productor local. Lo dice como si fuera una broma, pero por el tono de su voz se entiende el reclamo.
“Amigo, es que no dan las cuentas, nomás no dan. Yo para producir mis 12 hectáreas debo invertir cuando menos 550 mil pesos y me quieren devolver 600 mil, haz cuentas”.
Conduce su viejo Jetta blanco por las calles de Balbuena hasta llegar a la casa ejidal. En la reja de entrada una manta tiene este mensaje:
“Bajo un sombrero de paja y con un sol de 40, José repasa con los dedos, no le salen las cuentas. Si yo sembré la semilla y la regó mi sudor, si le he dado la vuelta al mundo con las ruedas de mi tractor, ahora que tengo el fruto se lo lleva otro señor, y lo que hoy nada vale, mañana triplica el valor. Desde el sillón recolecta el esfuerzo y la labor, sentado en un despacho con su ordenador. ¡Qué poco vale el trabajo de un humilde agricultor!”.

Esa manta la ha desplegado en cada protesta. Recientemente viajó con otro grupo de productores a protestarle al secretario de Agricultura, Julio Berdegué Sacristán, a la Expo Guadalajara, sede del Congreso Internacional Agroalimentario 2025.
Ahí, con pancartas y consignas, el grupo exige a la federación un precio de garantía de 7 mil 200 pesos por tonelada y no los menos de 5 mil ante el riesgo de la caída del precio y un eventual colapso del campo mexicano en caso de que la comercialización se deje al libre mercado.
No hubo respuesta.
La lejanía de la solución
La caída en la producción de maíz blanco obedece a muchos factores, no solamente el agua y la violencia. Entran también las políticas públicas. Enrique Riveros insiste en que una solución sería una justa aplicación de programas de comercialización en lo general.
No todos los agricultores apelan al autoconsumo, por el contrario, en el norte del país es la comercialización la que saca adelante a los cultivos y es ahí donde entran otros factores ajenos a los productores locales.
“Nuestros competidores tienen programas de apoyos muy importantes de parte de sus gobiernos, porque ponen como prioridad la autosuficiencia alimentaria y apoyan mucho a sus agricultores para que eso sea posible, y aquí en México esos apoyos cada vez son más mermados e incluso hasta nulos”, explica Riveros.
Algunas críticas sobre estos apoyos son en la entrega de fertilizantes a productores, los cuales advierten productores que se están desviando o los otorgan a dueños de tierras siembren o no siembren. Además, productores locales señalan no saber cómo funciona el programa Sembrando Vidas, cuál es el impacto.
“También hay un tema de división muy fuerte en donde dicen que los pequeños productores, sobre todo los del sur sureste del país y los grandes productores, que tienen de 6 a 10 hectáreas para arriba, no necesitan esos apoyos y eso es ridículo, entonces creo que habría que regular esta asimetría”.
El silencio gubernamental apenas se rompe con unas declaraciones del gobernador Rubén Rocha Moya, quien señaló en su “conferencia semanera” que solicitará a la presidenta Claudia Sheinbaum que se aseguren recursos en el Presupuesto de Egresos de la Federación para la cosecha de maíz.

“El de la comercialización es un tema central, y no es solamente de Sinaloa, porque el maíz ha tenido problemas, a pesar de que sembramos poco, y podemos tener problemas en la siguiente cosecha, porque los inventarios de maíz en Estados Unidos están muy arriba”, dijo.
Pero siguen sin garantías.
En caso de que el ciclo agrícola tenga el agua suficiente y que la violencia disminuya en la entidad, todavía queda por enfrentar el problema de la comercialización.
Por eso productores como los Lim se preguntan si tiene sentido sembrar maíz. Cada año, desde el 2022, ha venido bajando la cantidad por hectárea sembrada y aumentado la competencia extranjera.
Los productores locales buscan 750 pesos de apoyo por tonelada producida, que debió quedar concluido desde el ciclo pasado, pero aún existen agricultores que no han recibido ese pago. Es decir, no solamente no tienen para invertir, sino que no les han terminado de pagar la cosecha pasada.
“Es como si no quisieran que sembráramos más, amigo. Y como los precios se están viniendo para abajo, nos estamos descapitalizando. No recibimos ni un centavo para sembrar, no a la cosecha, y a lo largo de tres años hay deudas, y es una promesa, no un apoyo”.
Por eso el pequeño pueblo de Balbuena es un ejemplo que ilustra la situación del campo sinaloense. El valle de Culiacán y Navolato representan una tercera parte de lo que se cosecha en Sinaloa, y con cada vez menos productores dispuestos a sembrar maíz blanco, la producción para el siguiente año se verá comprometida a nivel nacional.
En 2023 entre ambos municipios acopiaron poco más del 32% de la producción total de maíz blanco en el estado. Ese año Sinaloa se colocó como el principal productor en volumen y valor de maíz con 6 millones 656 mil toneladas producidas y 37 mil 895 millones de pesos, respectivamente.
Y en 2024 se lograron apenas 4.5 millones de toneladas.
Martín Lim tiene sus máquinas arrumbadas bajo el tejabán. Este año, además de que muy probablemente no siembre, tampoco podrá rentarlas.
“No hay a quién, las tierras hasta las están rentando”, advierte.
Y en los alrededores las máquinas trabajan en dejar preparada la tierra para la siembra de maíz. Siguen, como cada año, a la espera de que algo extraordinario ocurra y les permita sembrar.