Política Exterior
El doble rasero de Sheinbaum ante Venezuela y Perú
En su mañanera, la presidenta Sheinbaum se negó a comentar sobre el Nobel que se le otorgó a Corina Machado, alegando respeto a la soberanía de cada país, pero sí dio su respaldo a Pedro Castillo ante la destitución de la presidenta Boluarte.BOGOTÁ (Proceso).- Es poco usual que la presidenta Claudia Sheinbaum rechace las preguntas que le hacen los reporteros que asisten a las mañaneras, o que responda con un evasivo “sin comentarios” a un requerimiento periodístico como el que le fue planteado el pasado viernes: conocer su opinión sobre el Premio Nobel de la Paz 2025 a la líder opositora venezolana María Corina Machado.
Ella misma cayó en cuenta de que su evasión daría que hablar: “Ya me imagino –afirmó sonriendo– lo que van a decir de lo que dije, ‘sin comentarios’, ya están ahorita escribiendo, ¿no?”.
Previamente, una reportera de MVS Noticias ya le había preguntado qué opinaba sobre la decisión del Comité Noruego del Premio Nobel de la Paz de otorgar ese reconocimiento a Machado. Y la respuesta de Sheinbaum fue igualmente elusiva: “Nosotros siempre hemos hablado de la soberanía y de la autodeterminación de los pueblos, no solamente por convicción, sino porque así lo establece la Constitución”.
Luego sonrió y dijo: “Y me quedaría hasta ahí... el comentario”. Era evidente que la presidenta no quería hablar de María Corina Machado y que ni siquiera estaba dispuesta a mencionar su nombre.

Machado es una popular figura derechista a la que el régimen autocrático de Nicolás Maduro inhabilitó de manera arbitraria para participar en los comicios presidenciales de julio de 2024. La dirigente opositora designó entonces como su sucesor a Edmundo González Urrutia, a quien el aparato chavista arrebató el triunfo, constatado por miles de actas electorales recopiladas por la oposición.
Otro tema internacional del que sí quería hablar Sheinbaum en la mañanera del pasado viernes y en el que sí se explayó, fue el de la destitución, la noche del jueves, de la presidenta peruana Dina Boluarte por parte del Congreso de su país.
Al respecto, Sheinbaum dijo: “Ustedes saben que nosotros (ella y su antecesor, Andrés Manuel López Obrador) consideramos que fue un golpe de Estado el que destituyó al presidente (Pedro) Castillo (a quien Boluarte sustituyó en diciembre de 2022). Nuestra solidaridad siempre con él”.
Luego afirmó: “Nosotros defendemos lo que defiende la Constitución: la autodeterminación de los pueblos. Un pueblo debe determinar cómo se gobierna”.
La presidenta de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), Carolina Jiménez, dice a Proceso que si bien México tiene una tradición de no intervención en los asuntos internos de los otros países, hay casos en los que los gobiernos de la 4T han tomado posiciones fuertes, como en la destitución y encarcelamiento de Pedro Castillo en Perú por cargos de corrupción y por intentar un autogolpe de Estado.
De acuerdo con la activista de derechos humanos, pareciera muy relativa la manera en la que el gobierno mexicano se pronuncia con contundencia sobre unos casos y sobre otros no.
“Pero más allá de eso –agrega Jiménez– yo tomaría eso que dice la presidenta sobre el respeto por la soberanía y la autodeterminación de los pueblos como un principio fundamental, porque tanto la autodeterminación como la soberanía recae justamente en la voluntad popular”.
Represión, cárcel y exilio, la fórmula de Maduro
La presidenta de WOLA sostiene que la soberanía popular se expresó en Venezuela en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 a través del sufragio, “y el voto, ya sabemos, fue mayoritariamente a favor de Edmundo González Urrutia, que era el candidato que María Corina Machado apoyó justamente porque a ella ilegalmente se le impidió ser candidata”.
“Yo le diría, además, a la presidenta Sheinbaum que qué bueno que ella como mujer pudo ser presidenta –señala Jiménez–. En la boleta electoral de Venezuela en 2024 participaron 13 hombres y ninguna mujer”.
Y “justo ese respeto por la voluntad popular y por la soberanía y por la autodeterminación de los pueblos pasaría por respetar lo que las y los venezolanos decidieron el 28 de julio de 2024, que fue un cambio pacífico de gobierno y que Nicolás Maduro ignoró”, agrega la presidenta de WOLA, doctora en estudios internacionales y posdoctora en derechos humanos.
Recuerda que cuando la ciudadanía venezolana salió a protestar por el fraude electoral fue reprimida violentamente.
Una coalición de organizaciones civiles agrupadas en la iniciativa Derechos Humanos de Venezuela en Movimiento (DDHH-Venezuela en Movimiento) documentó que en el último año se han registrado 24 asesinatos de manifestantes en las protestas contra Maduro; al menos siete personas detenidas por razones políticas murieron durante su reclusión y 36 más están desaparecidas.

Los ejecutores de la represión son policías, guardias nacionales, efectivos del Ejército, agentes de los servicios de inteligencia y contrainteligencia y los paramilitares “colectivos” chavistas, que junto con los tribunales de justicia y la Fiscalía –en ambos casos bajo control de Maduro– se encargan de sancionar con severidad cualquier disidencia.
Desde las elecciones del 28 de julio de 2024, además, se han producido más de dos mil detenciones arbitrarias de ciudadanos, activistas humanitarios, dirigentes opositores, periodistas, académicos y militares que resultan sospechosos para el chavismo. Muchas decenas más de críticos de Maduro han huido del país.
Esto lo han denunciado informes de la Misión de Determinación de los Hechos de las Naciones Unidas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Centro Carter, y el panel de expertos independientes de la ONU.
“Hay suficiente evidencia que comprueba todos estos hechos, no son dichos de la oposición, sino que hay organismos perfectamente independientes que demostraron al mundo que ésa es la realidad”, dice Jiménez.
Para la maestra en estudios latinoamericanos, María Zuluaga, la “tibia y elusiva” postura de Sheinbaum sobre la decisión del Comité de Noruega de otorgar el Premio Nobel de la Paz 2025 a la opositora María Corina Machado, quien se encuentra en la clandestinidad en su país, puede ser “por lealtad ideológica con Maduro, o por mezquindad política”.
Considera que la crítica de Sheinbaum a la destitución de Castillo en Perú, un político izquierdista, y su silencio ante el Premio Nobel para Machado, “una opositora liberal de derecha que ha denunciado el autoritarismo chavista, reflejan una afinidad ideológica con proyectos de izquierda que se presentan como populares, incluso si están cuestionados por prácticas autoritarias”.
Pero también, señala, puede obedecer a un “pragmatismo político” frente a temas en torno a los cuales a la presidenta no quiere ahondar para evitar controversias internas “y fisuras en su partido, donde coexisten un sector moderado y uno más radical, que simpatiza con regímenes autoritarios que se proclaman de izquierda, como el venezolano, el cubano y el nicaragüense”.
Zuluaga indica que es llamativo que, a diferencia de Sheinbaum, otros gobernantes izquierdistas de América Latina, como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el chileno Gabriel Boric y el colombiano Gustavo Petro, han cuestionado la legalidad de las elecciones presidenciales de 2024 en Venezuela, en las que Maduro se proclamó vencedor, y han pedido al chavista publicar las actas de votación, lo que hasta hoy no ha ocurrido.
“En ese sentido, Sheinbaum no parece interesada en fijar posturas internacionales a favor de los derechos humanos y del respeto a la legalidad democrática”, sostiene la internacionalista.