Migrantes mexicanos
Denuncia migrante: un engaño, las casas prometidas por AMLO para los paisanos (Video)
Víctor Bejarano trabajó 21 años en EU, donde fue un activo promotor de la 4T en Arizona. En 2021 escuchó al presidente (llama héroes a los migrantes) prometer créditos para construir casas a quienes regresaran, pero en el laberinto de la burocracia sólo ha recibido malos tratos.CIUDAD DE MÉXICO. (Proceso).- Por 21 años Víctor Bejarano fue uno de los “héroes vivientes” que enviaron remesas a México y que hoy lunes se les rendirá un homenaje en la sede presidencial de México, pero su realidad es distinta al festejo que reúne al principal funcionario del gobierno.
A tres años de regresar a su país de origen, con más de tres padecimientos y con la idea de que llegaría a su casa --se refiere a la 4T--, hoy ha sido ignorado y olvidado ante instituciones que prometieron darle a su regreso al menos un hogar y, en su caso, una atención integral de salud.
En Estados Unidos fue secretario general (no era un cargo institucional como tal) del Comité Municipal de Morena, en Phoenix, Arizona, donde promovía el voto entre todos los migrantes a favor de López Obrador, a quien veía como un héroe nacional y hasta se llegó a considerar “fanático” de su movimiento.
Hoy su percepción cambió. Es un ciudadano al que las instituciones no le ayudan --pese a la promesa del Ejecutivo Federal-- y se siente engañado. Al mandatario de origen tabasqueño ahora lo ve como un presidente que cumplió con sus funciones, pero nada más.
Desde 2021 pasó de Atención Ciudadana de la Presidencia de la República a las instituciones de vivienda, hasta tropezar con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), instancia que más allá de velar por el respeto a la atención a sus necesidades, es donde, afirma, lo han hecho sentir “más humillado y ninguneado”.
Ahí tiene interpuesta una queja contra el mandatario federal, contra instancias de vivienda y contra la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, en ese entonces jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
En todas ha recibido malos tratos y actitudes burocráticas para sólo cumplir con la función de sumar un número más a las peticiones “atendidas”.
El hombre de 63 años se fue de México en el 2000 por la necesidad de darle estudios a sus hijas gemelas, en ese entonces adolescentes, y para evitar ponerlas en riesgo por las carencias. “La verdad es que el país estaba muy castigado con la economía y el único camino que tuve, por mi nivel académico, fue irme a Estados Unidos. Además, la situación era de muchos secuestros en México”.
La mala calidad de vida lo hizo irse con diabetes y presión arterial, con las que a cuestas cruzó el desierto caminando durante tres días y dos noches, sin medicamentos y sin control de sus enfermedades.
Llegó a Estados Unidos como la mayoría de los migrantes: discriminado, con el recibimiento de algunos estadounidenses que le espetaban “wetback go back to your country, motherfucker”, sin personas conocidas, sin hablar inglés ni saber ningún oficio, situación que a los pocos meses cambió porque se convirtió en un handyman, entre electricista, plomero, carpintero, jardinero y otras actividades en un país donde la atención no se pone en el costo del trabajo, sino en su calidad. Tuvo esta labor durante nueve años en compañías de Beverly Hills y Hollywood; después, por su cuenta.
Al paso de los años tuvo un accidente: “Me caigo de una escalera de un primer piso y me quiebro dos costillas, me perforo los pulmones y estuve a punto de morir”, fue operado y pasó cuatro meses tomando opioides.
“Sin poder hacer nada, prácticamente algunas ocasiones comiendo latas de frijoles y de zanahorias o de chícharos. Cuatro meses sin ganar dinero, sin hacer prácticamente nada. Ante esta situación y otros problemas que ya tenía con mis pulmones, no podía ni respirar bien”, pero no estaba en su país para recibir la atención a la que tiene derecho.
La promesa desde una Mañanera
Es cuando decide regresar a México, en agosto de 2021, “buscando apoyo de su gobierno ante una estación complicada y llena de carencias”.
A los tres meses, con sorpresa y gusto, escuchó del presidente Andrés Manuel López Obrador que los migrantes que regresaran a México tendrían acceso a una vivienda. Dijo durante la conferencia matutina del 16 de noviembre de 2021:
Nosotros desde luego que los apoyaríamos, si ellos desean regresar, si ya son personas mayores que quieran regresar a sus pueblos, a sus comunidades, nosotros les ayudaríamos. ¿Cómo? Pues otorgándoles créditos, más que nada apoyos para vivienda. Si ellos consiguen un terreno o un familiar, un hijo, hija de los que están acá tienen un terreno o donde viven es un solar grande y pueden darles un espacio, nosotros les ayudamos para que construyan su casa.
Reiteró: “Nos podemos comprometer a eso, a vivienda, o sea, su crédito de vivienda, que, aunque parezca contradictorio, no es crédito, es un apoyo, se da una cantidad determinada para mejoramiento, para ampliación y también para construcción de vivienda. Tenemos un programa para gente humilde, para gente pobre, que se ha ayudado a miles, millones de personas ya en vivienda. Entonces, eso se puede”.
Incluso afirmó que pediría “al secretario de Bienestar (entonces Javier May, hoy gobernador electo de Tabasco) que nos presente un plan para que se dé a conocer aquí y si allá se inscriben que quieren regresar, de que están en condiciones, los traemos con los aviones de la Fuerza Aérea, se vienen a sus pueblos, con su gente, con su familia”.
La realidad fue otra.
El suplicio comenzó al solicitar información sobre lo que tenía que hacer para acceder a ese derecho. El primer paso en Atención Ciudadana de la Presidencia no fue resolver, sino remitirlo a la siguiente área.
A la ventanilla de Palacio Nacional llevó cuatro cartas con los folios 20211221BETVKG, 20220413BETVL, 20220801BETVKE y 20240103BETVAL.
También acudió a la Secretaría de Relaciones Exteriores porque “Luz María González, trabajadora de Atención Ciudadana de Presidencia, me indicó que si yo venía de Estados Unidos lo correcto sería encaminar mi petición en el Instituto de Mexicanos en el Exterior (IME), información totalmente equivocada, acompañada un mal trato por parte de esta servidora pública”.
El señor Bejarano también denuncia que Luis Gutiérrez Reyes, director del IME, y en general la institución, ni siquiera le respondió, pese al acuse de recibido.
En el caso de Juan Granados Barrón, de la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi), la respuesta fue a una llamada, también sin solución.
En cuanto a Román Meyer Falcón, titular de Sedatu, la respuesta fue enviarlo al Invi, “donde me rechazan”.
A la futura presidenta, Claudia Sheinbaum, la incluye en su queja ante la CNDH porque la respuesta fue también canalizarlo al Invi.
“Dije bueno, si todos me dicen que por estar en la Ciudad de México no tengo acceso, pues entonces recurro a la jefa de Gobierno, pero la situación fue exactamente la misma. Yo no sé si la señora Claudia se enteró o supo qué es lo que hace su equipo de trabajo, pero la respuesta fue tan seca y tan fría como que ni siquiera leyeron o entendieron qué tan grave era mi situación, qué fue lo que quise decirles, mis problemas de salud con mis pulmones, con mi sistema nervioso, en mis piernas, tengo rinitis. También por problemas de la diabetes mis riñones están empezando a fallar, porque se me hinchan mucho los pies ahora, o sea, no lo hice como para tirarme al suelo, a ver si me querían levantar o para hacerme la víctima, sino para mostrarles que necesito la ayuda, pero no fue suficiente”.
Sólo fue enviado al Invi, ya ahí, en la Oficialía de Partes, “siempre me dijeron que yo no calificaba para un crédito de vivienda. En todas las ocasiones en las que asistí a esas oficinas les informé que yo no estaba buscando un crédito para vivienda como derecho humano”, lo que reclama es que se cumpla la palabra del presidente.
En el Invi incluso “no me recibieron los documentos que en Presidencia me habían entregado para asistir a dichas oficinas”.
De la Coordinación de Integración y Seguimiento de la Demanda de Vivienda recibió la siguiente respuesta, en relación al oficio DGRDC-029179-2022:
“No se están llevando a cabo nuevos registros en la lista de espera de la Bolsa de Vivienda de este Instituto, en virtud de que existe un número considerable de personas registradas en la citada lista, por lo que se encuentra en proceso de depuración”.
Le pidieron estar atento a la página de internet donde se publicarán los requisitos para el registro y la fecha para la reanudación de dicho trámite.
Mientras que la Conavi indicó que la capital del país “no se localiza dentro de las entidades para la intervención territorial”, aunque en la declaración del presidente nunca habló de limitar la ayuda por regiones o entidades.
En ninguna de esas instancias le preguntaron sobre las condiciones de salud con las que regresó a su país, después de más de dos décadas como migrante obligado a salir de su lugar de origen, es decir, casi a la edad de adulto mayor y con enfermedades crónicas.
CNDH, indiferencia
El trato todavía más humillante que Bejarano identifica se dio en la CNDH, la directamente encargada de velar por los derechos humanos, pero, en cambio, tuvo el trago más amargo.
Recibieron su documento con la promesa de analizarlo, después lo determinaron “legalmente válido y le dan acceso a la queja con el folio 50705/2024. Una semana posterior me informan que el documento ya fue entregado a la Cuarta Visitaduría por considerar que sí cumplía con los requisitos como demanda”.
El compromiso es que la Cuarta Visitaduría revisaría cuidadosamente todas las pruebas para remitirlo a otra área, en total tardarían cerca de tres semanas. Afirma que nunca más le volvieron a contestar el teléfono ni los correos electrónicos. “Ya no me contesta nada, pero insisto por teléfono”.
María del Carmen Alfaro, quien aparece como la visitadora adjunta de la Cuarta Visitaduría, es a quien Bejarano identifica como quien finalmente le informó “‘que ya no existe el video en internet’, eso es mentira, dado que está el testigo de la conferencia en que el presidente expone la ayuda a migrantes”.
Ante la insistencia del denunciante, Alfaro le indicó “que quizás yo malinterpreté; y finalmente me dice que el presidente no quiso decir lo que dijo. Entonces yo considero que ella, por actitud propia o por presión de alguien, está actuando así”. El último movimiento es que fue remitido a la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México donde, afirma, tampoco hay competencia.
Ante este panorama, Bejarano considera que la frase de “por el bien de todos, primero los pobres” es selectivo, “o ¿cuáles pobres? ¿Los centroamericanos o los cubanos? No mentir, a mí me están mintiendo; no traicionar, a mí me están traicionando. Ésta es una traición, esto no es leal”.
Está sin casa, sin trabajo por la edad y sus enfermedades y sin acceso a servicios completos de salud, aunque su hija pudo adscribirlo al IMSS. El migrante por más de 20 años enfrenta el alto costo de regresar después de tanto tiempo de no convivir con sus hijos, a quienes ya no los conoce del todo, pero son los mismos de los que ahora depende hasta para tener dónde dormir. Confiesa que, por el lapso de ausencia, “no me siento al cien por ciento con mi familia, estoy pagando ese precio. Es, qué le digo, doloroso, pero es real”.
Unos años atrás, después de 2006, “con el amor, de verdad, en el corazón para que los cambios se dieran, yo creo que convencí a cientos a miles de gentes con mis videos” para votar por el líder tabasqueño.
Y añade: “Yo me consideraba hijo de familia, me sentía como pollito debajo de las alas de la gallina llamada 4T, así me sentía cuando llego a México. Hoy me siento fuera de la jaula, me siento como que me depositan en el toilet y le jalaron, así me desecharon, me botaron”.
--Este lunes el presidente ofrece un homenaje a las personas migrantes. Es una sorpresa en la conferencia.
--A mí me suena a una burla, a una falta de respeto. La mayoría de los inmigrantes no regresan o no quieren regresar porque saben lo que puede pasar en México: ser mal vistos.
Me siento como una persona a la que la han despreciado, le han faltado el respeto. Ha sido una burla para mí el que me digan héroe y cuando pedí ayuda ni me voltearon a ver. Yo fui cien por ciento seguidor, me atrevería a decir hasta fanático, pero con este trato me dieron con la punta del pie en mi vida. Yo estoy en el ocaso de mi vida, me quedan no sé si semanas o meses por la salud y deseo vivir con vivienda, alimentos y medicamentos. Señor presidente, ¿es mucho pedir?.
--¿Le sigue el amor por el presidente López Obrador?
--Para mí hoy es indiferente. Ha hecho sus logros personales que lo enaltecen, que ha hecho cosas por país, está bien. Al final de cuentas como servidor público tenía obligaciones y compromisos por cumplir, pero es en beneficio personal.
Yo siempre dije que era el cambio humano hecho realidad. Él nos dice héroes y yo decía: el señor presidente ahora es el héroe de México, él sí va a hacer las cosas bien. Yo lo veía a él como héroe, hoy lo veo como un presidente que cumplió con sus funciones y que recibe un salario por cumplir con sus funciones, nada más. Nada más.
Bejarano también hace una reflexión y habla del mensaje que le daría directo al mandatario federal: “De frente le exigiría la creación de una dependencia de gobierno que se encargue de hacer todos los trámites de quienes venimos enfermos de Estados Unidos y no tenemos medios”, la finalidad es que esa instancia se encargue de entablar las gestiones necesarias con el resto de las dependencias, porque ha conocido otros casos como el suyo. Ahora, después de esta denuncia, la pregunta de Víctor al presidente es si habrá justicia expedita o venganza.