Pueblos originarios

Pueblos originarios "escriben la historia con sus pies"

Este sábado llega a México el contingente, la columna de corredores que partió de Alaska el pasado 2 de mayo, un contingente formado por habitantes de pueblos originarios, tanto del sitio de partida como de California.
jueves, 1 de agosto de 2024 · 14:03

HERMOSILLO, Son. (apro).-Cada cuatro años cientos de pueblos originarios del continente americano dejan sus comunidades para ‘escribir la historia con sus pies’. Se trata de una ceremonia que comenzó en 1992 para honrar una profecía y que es, al mismo tiempo, un acto político: tanto en lo que refiere a la denuncia y exigencia de justicia, como en el fortalecimiento de alianzas entre iguales.

Este sábado llega a México el contingente, la columna de corredores que partió de Alaska el pasado 2 de mayo, un contingente formado por habitantes de pueblos originarios, tanto del sitio de partida como de California. La profecía que los mueve es clara, comentó Raúl Retano Buitimea, indígena mayo y uno de los coordinadores del acto, nombrado Jornadas de Paz y Dignidad 2024:

‘Nos enseña que después de 500 años había que hacer un trabajo de reunificación de los pueblos, espiritualmente; primero espiritualmente y también como una forma de sanar esa herida y volver a estrechar los lazos. También es una forma de repudio a los festejos de los 500 años. Fue un genocidio y no olvidamos, por eso también corremos: para decirles que tenemos dignidad”.

El recorrido es de miles de kilómetros, pues este año tendrá su cierre en Colombia, de modo que el contingente que avanza hacia el sur se transforma: hay pueblos que se unen durante todo el trayecto, otros que lo hacen al interior de su territorio; todo depende de las condiciones, de las posibilidades materiales, según dijo Alberto Mellado Moreno, regidor étnico de la Nación Comca’ac, radicada en Punta Chueca y en Desemboque.

“La jornada por la paz y dignidad es un esfuerzo autogestivo, los pueblos se unen y se incorporan a la carrera en la medida de sus posibilidades”: un tema que se entrelaza con el sentido de la denuncia que fundamenta la ceremonia.

“Es también una forma de visibilizar las carencias y las necesidades: hay lugares donde hay sed, hambre, pero hay lucha y resistencia. Se trata de traer la atención de la sociedad a estos problemas en donde nos toca, pero también de sanar a los corredores”, explicó Mellado Moreno.

Para los Pueblos Yoemes que integran la Tribu Yaqui, la denuncia se vive a flor de piel debido los golpes recibidos por españoles y mexicanos durante más de 500 años, según dijo Georgina Borboa García, originaria de Potam y coordinadora de la actividad en el sur del estado de Sonora y participante desde la tercera edición, celebrada en 1998.

“Nosotros pedimos en oración. Cuando yo corro, pido por territorio, agua, salud, bienestar para el pueblo y que todo esté bien en la comunidad. Eso es lo que queremos todos, estar bien. Ustedes saben, en la Tribu Yaqui siempre ha habido alguna cosa (que lamentar, o por lo cual orar). Ahorita ya se nos entregó el agua y el territorio por el que tanto se ha luchado. Ahorita todavía están haciendo trabajo de canales y desmote. Es muy fuerte (el sentir) por todo lo que nos ha pasado. Nos han pasado muchas cosas, pero gracias a dios, al creador, estamos y seguimos adelante: vamos a seguir luchando por lo que nos corresponde por derecho, por toda la sangre derramada de nuestros antepasados”.

La parte logística es otra de las formas en la que los pueblos se integran, pues, al final del día sostiene la práctica al brindar apoyo a los corredores. Estos lazos, presentes a través de distintas ópticas, aseguró el regidor étnico Comca’ac, confluyen en el acto de escribir la historia.

“Se hacen remembranzas de cuando fue la última vez que nuestros pueblos se encontraron. Todo es parte de una nueva historia, el siglo XX de los pueblos originarios. La estamos escribiendo y nuestros compañeros la escriben con los pies y con la mirada adelante. Al final somos un cúmulo de identidades, historias y de raíces que van hasta lo más profundo del continente. A lo largo de esta carrera se juntan todas esas raíces”.

En Hermosillo, el próximo 4 de agosto serán integrantes de la Tribu Yaqui radicados en la capital, en la Ramada de las Amapolas, quienes recibirán a la columna de corredores. Subirán al cerro de la campana para recibir el atardecer y se tomará un tiempo para actos ceremoniales como la Pascola. Luego de ello, se trasladarán al territorio para dar alimento a los visitantes, principalmente Wakabaki (o caldo de res).

Esta logística en la ciudad capital de Sonora se coordina con el apoyo de Luis Bracamontes Álvarez, Gobernador Tradicional de la comunidad Yaqui mencionada. El apoyo que se brinda es, también, un acto político. Una de las problemáticas más presentes en la agrupación yoeme se ubica al norte de la ciudad, en la “salida a Nogales”, por donde entrará el contingente.

“Cerca de la entrada a nogales tenemos un terreno nosotros, es un centro ceremonial donde hacemos las fiestas de cuaresma. Va para el gobierno: tenemos 13 años ya con este terreno y todavía no nos lo dan en donación. Nosotros que tenemos fuero en Hermosillo como autoridad tradicional. Es el terreno está en las Amapolas, cerca de la iglesia de San Judas. Es el único terreno que tenemos en comodato, que todavía no se nos da”, denunció el gobernante. 

Otro de los objetivos particulares de las Jornadas de Paz y Dignidad es llevar un mensaje. Los corredores, de tal forma, son mensajeros en toda la extensión de la palabra; tan mensajeros como aquellos que previo a la conquista llevaban información de un pueblo a otro.

“Cuando llegaron los europeos cortaron el tejido de los pueblos y se dispersaron, cada quien sobrevivió como pudo y algunos fueron exterminados. Aquí en Sonora no pudieron los conquistadores, encontraron pueblos inconquistables, era imposible. Antes estaban conectados los pueblos por mensajeros, de tal forma que aquí en el desierto se sabía cómo se vivía en el hielo, en las montañas altas o en las islas, a través de esos mensajeros. Los corredores de las Jornadas por la Paz y Dignidad son precisamente eso, mensajeros”, explicó Raúl Retana Buitimea.

Este año los mensajeros llevan un mensaje: “honrar la palabra del corazón”: hoy estamos corriendo para honrar la palabra del corazón. Imagínate correr todo el continente para llevar ese mensaje. En este mundo, que está sufriendo guerras, muertes, muertes de niños, hay una energía grande y negativa. Esta carrera es una oración, es como hacer un balance y decirle a la Tierra: no todos queremos esto”, dijo Retana Buitimea.

El mensaje que portan los corredores se decide al final de cada carrera: este año el fin se ubica cerca de Bogotá, de modo que al llegar allá, en septiembre, aproximadamente, cientos de pueblos originarios se reunirán para definir el objetivo de 2030.

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