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Expertos debaten sobre la crisis del consumo de cristal en México

Durante un simposio dedicado a la crisis del cristal en el país, auspiciado por el Colegio Nacional, Alfredo Camhají Samra, investigador de la UNAM, recalcó que el consumo de metanfetaminas y sustancias similares tuvo un “crecimiento exponencial” del 218% entre 2017 y 2022.
miércoles, 26 de junio de 2024 · 11:29

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Ante el aumento del consumo de metanfetaminas y sus derivados --como el cristal-- en México, expertos exhortaron a que las familias y las comunidades no dejen solas a las personas adictas y que las autoridades les provean una atención psiquiátrica adecuada, con “trato digno y basado en el respeto a los derechos humanos”, e incluso explorar la posibilidad de administrar “salas de consumo” para garantizar buenas condiciones sanitarias a los usuarios.

Durante un simposio dedicado a la crisis del cristal en el país, auspiciado por el Colegio Nacional, Alfredo Camhají Samra, investigador de la UNAM, recalcó que el consumo de metanfetaminas y sustancias similares tuvo un “crecimiento exponencial” del 218% entre 2017 y 2022, hasta convertirse en las sustancias por las cuales personas adictas presentaron la mayor demanda de tratamiento en los centros de atención.

“México, un país históricamente productor y de tránsito, pasa a ser país de alto consumo”, aseveró el científico, quien rechazó la creencia según la cual la metanfetamina es consumida por personas de escasos recursos, pues se observa su presencia en todos los estratos sociales.

Consumido en polvo o inyectado, con un precio de 30 a 60 pesos “la cura”, el cristal libera adrenalina y dopamina en el organismo, lo que incrementa la atención y la energía. “Pueden funcionar ante largas jornadas de trabajo: no tienen hambre, no tienen sueño”, recordó Silvia Cruz, doctora en farmacología e investigadora en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (CINVESTAV).

La experta señaló que, aunque resulta mucho menos letal que el fentanilo la metanfetamina puede tener efectos cognitivos, psiquiátricos y sociales devastadores, marcados por crisis de ansiedad, psicosis agudas, brotes psicóticos, paranoia, trastornos de abstinencia de más de un año, pérdida de peso y déficits cognitivos, a los cuales se suman el abandono de sus comunidades, el estigma social y a veces las conductas al margen de la ley.

María Elena Medina-Mora, la organizadora del simposio, recalcó que las metanfetaminas se consumen desde hace más de seis décadas, pero que de unos años a la fecha se convirtieron en parte del “círculo vicioso” en el que México está atrapado, donde los trastornos derivados del consumo de sustancias se mezclan con las limitadas oportunidades laborales y educativas, y juntas aumentan el nivel de conflicto, lo que incrementa la inseguridad y a su vez agrava la pobreza y el uso de drogas, en un ciclo que no tiene fin.

De acuerdo con Clara Fleiz Bautista, investigadora en el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM), quien participa en un trabajo con personas adictas en la zona fronteriza, los usuarios empiezan a consumir la droga a los 21 años, en promedio, aunque algunas personas en situaciones “estructurales muy complicadas” que inicien en la adolescencia.

Aparte, desde hace unos años, los grupos criminales suelen adulterar el cristal con otras sustancias, como la China White --el fentanilo--, sin que sus consumidores estén enterados, lo cual acarrea riesgos de muerte. Por ello, la experta expresó la necesidad de que el gobierno elimine al naloxona de la clasificación de sustancia psicotrópica en Ley General de la Salud, pues el medicamento permite salvar a una persona en sobredosis de opioide.

“Necesitamos que nuestros futuros actores políticos, los que van a estar al frente, las mujeres, escuchen lo que está sucediendo en nuestro país, porque se requieren políticas sanitarias, políticas sociales, programas para distintas comunidades, migrantes, jóvenes, niños, y mujeres adultas y en etapa de crianza”, exhortó la experta, en un llamado a la futura administración de Claudia Sheinbaum Pardo.

La adicción al cristal resulta difícil de atender porque “no hay tratamientos farmacológicos”, deploró por parte Raúl Martín del Campo, investigador también en el INPRFM. Por lo general, la atención en los centros especializados se enfoca a la intoxicación y la ansiedad, en periodos de abstinencia que pueden extenderse hasta 12 a 14 meses.

De acuerdo con el experto, el fenómeno del cristal requiere de una atención desde varias vertientes, desde la prevención –evitar que la sustancia se utilice para el placer, para el rendimiento o para bajar de peso— y lo judicial –varios adictos tienen problemas con la ley--, hasta lo médico, con tratamientos en centros dignos, asequibles a todos, y con espacios suficientes para recibir a quienes lo necesiten sin que haya “filas de espera de semanas o meses”.

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