Luis Donaldo Colosio
Las cartas que Colosio le escribió a su padre
En entrevista con Proceso, el escritor Rafael Medina Martínez habla sobre cómo consiguió el intercambio epistolar entre el hombre que se convertiría en candidato presidencial del PRI en 1994 y Don Luis Colosio Fernández. Fueron escritas a lo largo de 10 años y que hoy se publican en un libro.CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).-Es septiembre de 1974 y un anónimo Luis Donaldo Colosio Murrieta escribe: "Recibí tu carta y tres días después el paquete con las tortillas, el queso y la nata".
Durante sus años de estudiante realizó un intercambio epistolar con su padre mediante 50 cartas. Hoy, en el marco del 30 aniversario del asesinato del candidato del PRI, esas misivas son publicadas por Penguin Random House en el libro Las cartas de Colosio de Rafael Medina Martínez. En ellas no aparece el político, pero sí el hijo, el investigador, el lector y sobretodo el hombre de política.
La primera carta está fechada el 8 de febrero de 1968 y la última el 18 de mayo de 1979. La época en que cursó la licenciatura en Economía en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, luego una maestría en Economía en la Universidad de Pennsylvania y su paso como investigador académico en Economía Regional en el Instituto Internacional de Sistemas Aplicados en Viena.
Su transitar por escuelas de México, Estados Unidos y Europa. Ahí dejó sus impresiones su fascinación por la lectura de El abogado del diablo o Ernest Hemingway y su obra Por quién doblan las campanas, además se advertía el talante que lo llevaría a inmiscuirse en la vida pública del país años después.
En uno de sus reflexiones habla sobre el horror de la alemania nazi y la locura de Hitler.
"La semana pasada fui con unos amigos a un pueblo que queda a 200 km de Viena. El nombre del pueblo es Mauthausen y la atracción (tristemente célebre por cierto) es la existencia de lo que fuera un campo de concentración alemán; el gobierno austriaco lo conserva como un monumento a los ahí asesinados (más de 500 mil personas) y como un recordatorio a la humanidad y la crueldad del hombre para con sus semejantes. Es la esperanza de muchos en esta parte de mundo que este suceso no se repita jamás. Lo que presencié es indescriptible, los métodos de tortura que nunca hubiera yo imaginado; las cámaras de gas, los hornos crematorios, las dietas a pan y agua, los trabajos forzados a que eran sometidos los prisioneros. Y sin embargo, me digo a mí mismo cuán paradójico es el hecho de que las naciones que lucharon contra una pesadilla de la humanidad están actualmente directa o indirectamente llevando a cabo políticas que afectan a ciudadanos de estos países".
El prólogo del libro está hecho por Luis Donaldo Colosio Riojas quien escribe una carta a sus hijos, para mantener vivo el recuerdo del abuelo asesinado. "Leer la voz de mi padre, hacerme de su sentir, sus vivencias y experiencias en aquellos años de formación académica y aspiracional, sus intereses y sus inquietudes, me abrió la posibilidad de conocer a mi papá de una manera íntima y familiar".
Luis Colosio Fernández le entregó a Rafael Medina las copias de 50 cartas con la finalidad de honrar la memoria de su hijo.
Proceso cuestiona al autor: Tres décadas después del magnicidio, Colosio sigue siendo un enigma.
"Si nos ponemos a revisar su trayectoria, Colosio siempre fue un líder, dirigente, un legislador, un impulsor de reformas, pero nunca fue un gobernante, nunca fue gobernador, nunca fue presidente municipal. Fue secretario de Estado pero está muy lejos de ser gobernante. No sabemos, si hubiera sido gobernador de Sonora hubiera habido un antecedente, pero la historia no nos dio para más", remata Medina Martínez.
Al ahondar en los laberintos sobre la justicia y el crimen cometido en Lomas Taurinas, el escritor advierte, lo que parece una verdad irrefutable, por más que pasen los años.
"Siento que cada día estamos más lejos de saber el autor intelectual o los motivos probables, pero en realidad algo sustentable que podamos tomar como prueba fehaciente es muy difícil, y dudo mucho que algún día podamos llegar a saber la verdad sobre el crimen".
"Parecía un opositor, pero su oposición era la rectitud de su pensamiento y su congruencia con lo que él sentía y lo que quería para los mexicanos", asevera el autor.
Octavio Paz y el historiador Enrique Krauze solían decirle al priista que estaba hecho para la bohemia y no para los andares del poder. Recordaban que era un hombre taciturno que constantemente se perdía en sus pensamientos, en el diálogo del fuero interno. No estaban equivocados, al menos, así lo confirmaba a su padre el propio Colosio en un tiempo pasado.
"Me olvidaba decirte que me ha dolido también el hecho de que el molino no exista más. Por ningún motivo debes pensar que el sentir melancolía al recordar es síntoma de vejez. Creo que lo más sincero que existe en cada uno de nosotros somos nosotros mismos en nuestra soledad interior. Si nos retiramos a ella somos actor y espectador a la vez, donde desaparece el muchas veces falso diálogo (social) por dejar lugar al estruendoso monologar de nuestra conciencia. Solamente recordando es como podemos evaluar nuestra efímera existencia, es traer el pasado al presente para afrontar el futuro. Es, en otras palabras, poner en práctica las facultades que nos sublimen por entre todas las especies que existen".
Esta es la recopilación de la correspondencia entre Luis Donaldo Colosio Murrieta y su padre. En este intercambio epistolar de casi una década, leemos las impresiones del joven estudiante durante los años setenta, que emprende el camino de su formación universitaria por Monterrey, Estados Unidos y Europa.
Quedan plasmados el carácter, las ilusiones y los rasgos que más adelante se harán presentes en la vida pública de Colosio: su admiración por la libertad y la democracia y su desdén por el autoritarismo.
Este sábado el libro será presentado en Sonora como parte de las actividades de conmemoración sobre el crimen ocurrido el 23 de marzo de 1994.
Rafael Medina Martínez estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana, un diplomado en Gobierno en la Universidad de Harvard y un máster en Estudios Internacionales en el Instituto Ortega y Gasset de Madrid, España. Es presidente de la Fundación Diplomática Alfonso García Robles, A. C. que lucha por la paz y el desarme nuclear.
En 2017 la UNAM le otorgó la Medalla Alfonso García Robles. Entre sus obras escritas sobresalen El enigma de Colosio, Los muralistas de Fuego y Alfonso García Robles, Premio Nobel de la Paz.