Seguridad

Vuelven el terror en Acapulco... y la indiferencia para las víctimas

Acapulco ha regresado a los días de desapariciones, decapitaciones y desmembramientos. Proceso recoge los testimonios de las madres de las víctimas que son discriminadas y claman por ayuda, mientras las autoridades están inmersas en la sucesión de 2024.
martes, 12 de septiembre de 2023 · 05:00

ACAPULCO, Gro. (Proceso).– A las seis de la tarde del 1 de septiembre último Hans avisó por teléfono a tres madres de familias que policías de la fiscalía ingresaron al grupo Renovación Espiritual y se llevaron a sus hijos. 

–¿Y qué vamos hacer? –respondió la mamá de uno. 

–Pues ustedes vean qué hacen, yo estoy lejos. Si quieren, vayan al anexo.

Cuatro hombres fuertemente armados, que llegaron en una camioneta con logotipos de la Fiscalía General del Estado de Guerrero (FGE), ingresaron con violencia al establecimiento y se llevaron por la fuerza a Andrés, Erik y a Julio, de 15 años. 

Luego alguien llamó para pedirles apoyo a Moisés, Jesús, Brian y Perla, del programa “Cuarto y Quinto paso” de Alcohólicos Anónimos.

Lo más pronto que pudieron llegaron al anexo en la calle Agustín Melgar, de la colonia Vista Hermosa.

Los siete jóvenes desaparecieron esa tarde; ninguno fue presentado con alguna autoridad o juez. 

El responsable del Centro de Tratamiento y Prevención en Adicciones, Renovación Espiritual, Hans Christopher García Martínez, citó a las madres al siguiente día en una oficina de la fiscalía, en la colonia Garita, pero no llegó y ya no responde las llamadas.

Familiares y amigos de las víctimas han bloqueado los accesos al puerto, dado conferencias y entrevistas; han pegado y repartido carteles y han marchado sin ningún resultado.

Seis de las siete víctimas cuentan con ficha de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas: 

Moisés Tomás Juárez Abarca, de 38 años, es activista por los derechos homosexuales e instructor de zumba en centros de rehabilitación contra las adicciones en el puerto. 

Erik Calixto Chávez, de 23 años; y Julio Pérez García, de 15, ya habían cumplido un encierro de tres meses y se dedican a servir a otros internos en el grupo Renovación Espiritual. 

Jesús Arroyo Venegas de 38 años, Brian Josué Vargas Hernández, de 25 años, y María Perla Guzmán, son consejeros y motivadores contra las adicciones.

La familia de Andrés Gabriel Delgado, usuario del servicio de Renovación Espiritual, no ha acudido con las autoridades.

Se conoció que una de las familias recibió llamadas de extorsión.

El centro contra las adicciones de donde los jóvenes fueron secuestrados. Foto: Luis Daniel Nava

Rafael Lara Hidalgo, coordinador de la Policía Ministerial Investigadora de la FGE en la zona sur de Acapulco, no ofrece avances del caso, sólo asegura que mantienen un rastreo permanente junto con la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas, la Sedena y la Guardia Nacional.

Los familiares de cinco desaparecidos, dice antes del inicio de la marcha del viernes 8, han llenado cuestionarios y aportado muestras de sangre para tener información genética.

–¿Qué avances hay? –pregunta un reportero.

–Son datos conservados que únicamente se proporcionan a las familias –contesta el policía investigador. 

–¿Ya se saben las circunstancias en las que desaparecieron?

–Por ser un dato conservado dentro de la carpeta de investigación únicamente se les puede proporcionar a los familiares. 

–Se ha hablado que los que fueron a sacar fueron agentes de la Fiscalía...

–Es parte de los procesos de las líneas de investigación; por la secrecía de la misma, son datos que no pueden ser revelados, a menos que sean parte de la carpeta de investigación, en este caso las víctimas indirectas.

Pero en la reunión que las familias consiguieron, después de la marcha y un bloqueo en la costera Miguel Alemán, las autoridades ministeriales tampoco dieron información.

Centros vulnerables

Renovación Espiritual tiene 13 años funcionando con un sistema de tratamiento residencial o anexo. Hasta hace tres años operaba en una casa, cerca de la calle África, en la colonia Del Valle.

Tras la desaparición de los jóvenes los logotipos del grupo trataron de ser borrados de las fachadas de la antigua y actual instalación.

El centro de rehabilitación cobraba 800 pesos semanales por el tratamiento de cada interno, pero la comida que les proporcionaban era raquítica. 

Las granjas o anexos se establecieron en el puerto hace 40 años por la fundación 24 Horas de Alcohólicos Anónimos. 

Juan Carlos Muñoz Leal, presidente de la Red Estatal de Centros de Tratamiento en Adicciones, asegura que los gobiernos estatal y municipal no cuentan con un padrón de los grupos de rehabilitación que operan en Acapulco.

En el puerto, dice, sólo el Centro de Rehabilitación Especializada Acapulco y el de Integración Juvenil están certificados por la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones.

En la Red Estatal, agrega, hay 20 centros regulados o en vías de regularización en Acapulco, Costa Chica y Costa Grande.

Los centros, de acuerdo con la Norma 28 de la Secretaría de Salud, deben contar con instalaciones aptas y limpias, sin hacinamiento ni violación a los derechos humanos de los internos, como golpes y maltratos, además de tener a un responsable sanitario con título y cédula de médico general. 

Si no cumplen con estos requisitos, se les consideran centros clandestinos e ilegales. En las colonias populares de Acapulco proliferan establecimientos donde los internos llegan a dormir en petates o cartones.

Para Juan Carlos Muñoz, la desaparición de siete personas en Renovación Espiritual prendió las alarmas en todos los centros de rehabilitación en Acapulco.

“Todos los centros estamos vulnerables. No estamos blindados para impedir para que se lleven a alguien o a todos.

“La gente llega pidiendo apoyo y es recibida pero los que estamos al frente desconocemos la situación del usuario, no tenemos la capacidad de investigar quien tiene o no problemas”, explica.

Las madres de los jóvenes desaparecidos. Doblemente víctimas. Foto: Luis Daniel Nava

Política y tragedia

A las ocho y media de la noche del 5 de septiembre último en las pantallas de un autobús Estrella de oro, la gobernadora Evelyn Salgado invitaba a los usuarios a disfrutar y pasar una estancia inolvidable en el puerto de Acapulco. 

El autobús de pasajeros detuvo su marcha en el crucero Paso Limonero, después de la caseta La Venta. Desde la tarde, familiares y amigos de los jóvenes privados de su libertad cuatro días antes mantenían bloqueado el paso para exigir su búsqueda.

Acapulco es un mar de tragedias, pero eso no impide que los personajes en el poder político desarrollen su agenda. 

La tarde noche del 6 de septiembre pasado, en la misma costera, mientras las madres de los desaparecidos se manifestaban y repartían volantes de sus hijos en el Asta Bandera, el senador Félix Salgado cantaba y bailaba por el triunfo en las encuestas de Claudia Sheinbaum.

Y a sólo diez metros de la protesta, David Jiménez Rumbo, político del PRD venido a menos y que busca su sobrevivencia en Morena, lanzaba porras para la exjefa de Gobierno, junto a un grupo de seguidores y un civil armado que los resguardaba.

Las exigencias de justicia y la consigna “Vivos se los llevaron, vivos los queremos” se mezclaban con los gritos de “¡Es Claudia!”.

En la primera semana de protestas por los siete desaparecidos, un explosivo arrojado en un show de payasos, la noche del 6 de septiembre en el zócalo, lesionó a cinco personas.

La madrugada del 7 de septiembre pasado, un hombre abrió fuego en el bar Mad; el sujeto mató a una mujer e hirió a ocho personas.

Y por la noche el cuerpo desmembrado de un hombre fue dejado en cubetas de plástico en dos puntos de la ciudad. 

Luego de que forenses se llevaran los restos, un gato solitario lamía la sangre regada en la banqueta en la solitaria avenida Zapata. La escena era iluminada por dos veladoras.

En la presentación del informe de la Comisión de la Verdad acerca de la Guerra Sucia, una víctima reflexionó acerca de las últimas desapariciones y crímenes en el puerto.

“En ese momento fueron crímenes de Estado. Ahora, desgraciadamente, es otra cosa que nadie sabe. Estamos contra un monstruo de mil cabezas que desaparece a jóvenes, mujeres y niños. Es algo peor”.

La alcaldesa Abelina Rodríguez presentó su informe el 10 de septiembre último ante miles de personas y Marcelo Ebrard. Se declaró “presidenta del pueblo”. Las familias de las víctimas que se manifestaban afuera de una tienda Soriana ni siquiera se pudieron acercar debido a los filtros de seguridad. 

Desapariciones al alza

En los primeros ocho meses del año Guerrero ha registrado la desaparición de 456 personas. 

Las autoridades estatales mantienen vigentes 278 denuncias por ese fenómeno; el resto de los casos son clasificados como localizados, sin que se informe si las víctimas fueron halladas con vida.

En lo que va de 2023 hay una tendencia de incremento de este delito. De 37 casos se ha llegado a un máximo de 70 desapariciones. 

Enero, 37; febrero, 34; marzo, 63; abril, 57; mayo, 68; junio 69; julio, 58 y agosto 70. 

De 150 mujeres que han desaparecido, 91 son menores de edad. En total, las autoridades han localizado a 96 mujeres. 

Mientras, 306 hombres han desaparecido este año, 48 de ellos menores. Se han encontrado a 82. 

En los últimos dos años, de agosto de 2021 a julio de 2023, Acapulco acumuló 886 homicidios dolosos. 

La exigencia. Foto: Luis Daniel Nava

Las mamás de los jóvenes desaparecidos viven al día como comerciantes o empleadas; las protestas las han desgastado aún más.

Es por eso que, en sus llamados a la gobernadora Evelyn Salgado y a la fiscal Sandra Luz Valdovino, va implícita la discriminación que padecen por su condición social.

La mamá de Brian Josué lo dijo así en la conferencia de prensa del 6 de septiembre pasado:

“Cuando desapareció la funcionaria (Patricia Jacqueline Salgado, titular del MP en Coyuca de Benítez) fueron a la Tierra Caliente hasta con helicópteros. Así como la buscaron, queremos que vean la manera de encontrar a nuestros hijos”.

Brian Josué es un chico que no fuma ni bebe y que ha sido solidario con familiares, amigos y conocidos. Ese viernes por la tarde le dijo a su mamá Guadalupe: “Má, ahorita vengo, voy a ver qué pasa”.

Diez días después de la extraña desaparición, el puerto se volvió a estremecer: de las cinco a las siete de la mañana del 11 de septiembre pasado cuatro cabezas de hombres fueron dejadas dentro de un taxi atrás del antiguo Ayuntamiento. 

En la calle 16 de septiembre y en la esquina de avenida Constituyentes, con calle Diego Hurtado, fueron esparcidos cuerpos desmembrados y la cabeza de una mujer.

Hasta la noche del pasado lunes 11 las autoridades ministeriales no determinaban si el hallazgo tenía relación con la desaparición en el centro de rehabilitación.

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