CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En plena carrera para obtener la candidatura presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo recibió el nombramiento de “Nana”, como símbolo de respeto de la comunidad purépecha en Michoacán, con lo que se convirtió en la primera mujer y de entre las pocas personalidades políticas en recibir ese nombramiento, además del expresidente “Tata” Lázaro Cárdenas.

Durante su visita al pueblo de Cheranástico, en el municipio de Paracho, Michoacán, el jueves 27 fue arropada por líderes e integrantes de la comunidad purépecha, usó el traje de gala tradicional que significa “honorabilidad” y realizó un recorrido y baile por las calles al paso de la tambora.

Y es que, hace 38 años, la morenista vivió casi tres en esa comunidad mientras hacía una investigación que consistía en construir estufas de leña como parte de su tesis de licenciatura en Física que estudiaba en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). 

“Creímos que veníamos a enseñar y quienes aprendimos fuimos nosotros, pero estuvimos aquí como tres años, como a veces nos quedábamos 15 días, a veces una semana, en el piso, con un petate y poníamos velas por los ratones”, dijo en el encuentro y ante las cámaras de televisión. Luego, compartió el video en sus redes sociales.

La decisión de nombrar “Nana” a la aspirante presidencial de Morena estuvo a cargo del Consejo Supremo Indígena formado por las cuatro etnias michoacanas. El reconocimiento histórico responde al apoyo que los galardonados han dado a esas regiones. El abogado y misionero católico Vasco de Quiroga también recibió el nombramiento de “Tata” en la época de La Colonia. 

“Nana es la mujer que ha asumido algún cargo en la comunidad… nosotros aquí hemos tomado un acuerdo en decirle ‘Nana Claudia’ porque se lo ha ganado”, explicaron los líderes que hicieron el nombramiento.

Frente a las cámaras de prensa y televisión, mientras abrazaba a la morenista, Elvira Méndez Bautista, representante purépecha, dijo: “Sabemos que ella va a resistir y será una digna representante de la población indígena a nivel nacional”. Luego, le dio otro abrazo y la morenista se limpió una lágrima.

Tras el reconocimiento, con un gesto que parecía que estaba conmovida, la exjefa de gobierno de la Ciudad de México agradeció a los integrantes de la comunidad: 

 “La esencia de lo que nos junta es el corazón. Cuando uno lucha por un México más justo, cuando uno lucha porque cada mexicano y mexicana tenga acceso a la educación, a la salud, a una vida digna, y al mismo tiempo siga conservando sus tradiciones, su vida, su familia, su historia, en realidad uno no solo lucha con la palabra, con el caminar, uno lucha con el corazón”.

Luego de casi cuatro décadas de haber estado en esta comunidad michoacana, Claudia Sheinbaum volvió ya no como estudiante, sino como aspirante presidencial y, bajo esa expectativa, dijo:

“Hoy regreso con el corazón lleno de felicidad y alegría. Los niños de entonces ahora son padres o madres. Nos reconocemos, nos queremos, nos acordamos de anécdotas. Me emociona hasta las lágrimas reconocer a mis hermanas y hermanos”. 

Ante el micrófono, agregó: “Yo recibo hoy el corazón de cada uno de ustedes. Me llevo el compromiso de lo que significa cada prenda que llevo y este bastón de mando… Yo les puedo decir que, con el corazón en la mano, no los voy a defraudar. Nunca los voy a defraudar”.  Y se le quebró la voz.