CIUDAD DE MÉXICO (apro).– Debido a una falla en uno de los motores y por ser una aeronave pesada que tuvo depreciación por el tiempo, el avión presidencial pasó de un costo original de 2 mil 931.25 millones de pesos al último avalúo del Indaabin, que lo ubicó en mil 657 millones de pesos, informó el gobierno federal.

Este viernes la aeronave, que llevó cuatro años venderse, deja suelo mexicano para prepararlo y ser entregado a Tayikistán, indicó Jorge Mendoza, director general de Banobras.

“Este avión presidencial fue uno de los primeros aviones producidos por Boeing; de hecho, es un prototipo y se utilizó para las pruebas, para encontrar. Este avión no fue de los que se comercializaron a las aerolíneas; las aerolíneas recibieron una generación después de esta”, indicó el funcionario.

Agregó que “tuvo algunos defectos de fábrica, algo que se fueron componiendo en el tiempo, principalmente en uno de los motores, y este avión es también un poco más pesado que los 787 Dreamliners, que se utilizan en las aerolíneas comerciales, y pues ha tenido una depreciación un poquito mayor que otros aviones de este tipo; pero el avión funciona bien, pasó todas sus pruebas, pasó todas las inspecciones, y se concretó la venta y ya se lo van a llevar”.

El funcionario aseguró que, para el gobierno mexicano, entre los beneficios de venderlo está que se tendrán 336 millones de pesos de ahorro de intereses en el pago del arrendamiento con Banobras.

“Hacia adelante va a representar un ahorro de al menos 135 millones de pesos por año en gastos de operación y mantenimiento, ya que no se va a utilizar para el Ejecutivo federal. Esto nos permite tener mayor liquidez para el Sector Salud, para poder dar un mejor servicio a todas y todos los mexicanos. Y, finalmente, esta venta nos ayuda a cumplir con las políticas de austeridad que se han implementado en este gobierno”, indicó.

En total se vendieron 15 aeronaves: 10 aviones y cinco helicópteros y los recursos obtenidos fueron de 2 mil 740 millones de pesos.

Mendoza Sánchez explicó que esta operación funcionó con un arrendamiento entre el mismo gobierno, es decir entre la Secretaría de Hacienda, Banobras y la Secretaría de la Defensa Nacional, “el avión ya está pagado al 100%, el gobierno lo compró a Banobras en 2012 y no se le debe ni un solo peso a ninguna entidad fuera del gobierno mexicano”.

 Agregó: “De los mil 658.7 millones de pesos, se van a utilizar mil 229.8 millones para saldar el pago del arrendamiento a Banobras. Se van a utilizar 196.8 millones de pesos para el pago de IVA y 33.2 millones de pesos para la comisión del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, que, como saben, cada vez que ellos dan un servicio cobran una comisión, y hay un remanente de 198.9 millones de pesos que se van a quedar en la Tesorería de la Federación”.

Banobras, afirmó, se comprometió con el presidente Andrés Manuel López Obrador y con la Secretaría de Hacienda a que lo pagado a Banobras se regresará en su totalidad al gobierno mexicano para que se pueda utilizar para la construcción de dos hospitales, uno en Oaxaca y otro en Guerrero.

La información que comparte el gobierno es que el avión TP-01 fue adquirido en 2012 durante la administración de Felipe Calderón Hinojosa y se usó en el sexenio de Enrique Peña Nieto; tiene capacidad para 80 pasajeros, mil 759 horas de vuelo y aditamentos de lujo como una elegante oficina, sala de juntas, recámara con cama king-size, regadera y caminadora.