Día de Muertos

Panteones de la CDMX viven Día de Muertos con mariachi, cempasúchil y hasta pizzas a “domicilio”

En el panteón “San Rafael” y en el de “San Nicolás Tolentino”, miles de capitalinos visitaron a sus seres queridos este 2 de noviembre
jueves, 2 de noviembre de 2023 · 22:01

CIUDAD DE MÉXICO (apro).-  Con música de banda, mariachi y boleros; flores de cempasúchil aunque a precios elevados, tacos de guisado y hasta pizzas a “domicilio”, miles de capitalinos visitaron a sus familiares y amigos en los panteones de la Ciudad de México este 2 de noviembre.

En el panteón “San Rafael”, ubicado en la colonia La otra banda, alcaldía Álvaro Obregón, uno de los 120 camposantos que hay en la capital, un altar dedicado a los conocidos personajes del programa "El Chavo del 8" recibía a los visitantes, quienes detenían su avance para tomarle fotografías.

"¡Ahí está la Chilindrina!", dijo una señora emocionada. Su hijo, de unos cuatro años, le preguntó: "¿Esa quién es?".

Alrededor de las 11:30 horas, decenas de personas caminaban a las afueras del sitio; unas se detenían a degustar un taco de carnitas o un agua fresca y otras, a comparar los precios de las flores ofertadas por los vendedores ambulantes. 

Los adornos naturales para las tumbas iban de los 25 a los 100 pesos, según el tipo y la cantidad: "La media docena de crisantemos te la dejo a 40 y el manojo de Cempasúchil a 25, si te animas", dijo uno de los vendedores.

Las tumbas adornadas. Foto: Samantha Gómez

"¡Está muy caro!", reclamó una mujer, tras enterarse de que las macetas de cempasúchil se vendían hasta por 50 pesos.

Para las 12:00 horas, pocas personas recorrían las calles del camposanto. Sin embargo, en algunas tumbas, las flores frescas y veladoras encendidas delataban la visita previa de familiares y amigos.

Tres mariachis llegaron desde temprana hora en espera de que los muertos recibieran serenata patrocinada por sus familiares, pero dijeron que, a diferencia de otros años, habían tenido poco trabajo y que, desde ayer "poca gente" los había contratado. 
Uno de ellos detalló que las canciones más solicitadas para el Día de Muertos eran "Amor eterno" y "Cruz de olvido". De a 100 pesos la melodía, pero si los contrataban por hora, "salía más barato", dijo sin dar el costo final.

Para las 13:00 horas, ya había más ramos de flores, cubetas con agua o herramientas de limpieza de tumbas movidos por los visitantes. 

Una mujer relató que, año con año, visita a su hermano y a sus padres el 1 y el 2 de noviembre. “Este año veo menos gente que el pasado” en el panteón. La causa, dijo, es que "las cosas están muy caras, está demasiado cara la flor. Ayer eran contadas las personas, hoy hay un poco más".

Mientras descansaba sobre una tumba, un hombre coincidió “en otros años no se podía ni caminar en los pasillos". Y ofreció otra razón: "muchos familiares ya no existen". La explicación: el panteón "San Rafael” es uno de los más antiguos de la zona. "Luego uno se pone a ver las fechas de fallecimiento y tienen bastantes años, no son tumbas nuevas. El panteón es muy viejo y pocas veces vienen a sepultar a la gente".

Un joven de 18 años que dijo ser limpiador de tumbas comentó que desde los 12 años acude al panteón para ofrecer sus servicios durante las festividades. Este año, consideró que “el trabajo estaba tranquilo". 

Por el contrario, un hombre acompañado de su familia arreglaba la tumba de su madre y opinó que en este año se “se ve buen movimiento" entre las lápidas del panteón de “San Rafael”. 

También se mostró optimista con el precio de las flores: “Están bastante accesibles", pero reveló la causa: "Nosotros las traemos desde el Mercado de Jamaica. Allá compramos más". 

A las 13:40 horas, un señor que pintaba una tumba cercana a los baños, explicó que a pesar de que era temprano, "ya había llegado mucha gente". Y confió en que probablemente más tarde, aumentaría la cantidad de visitantes.

Afluencia en “San Rafael”. Foto: Samantha Gómez

 

Flores, música e incienso

 

En este Día de Muertos, las tumbas podían clasificarse en tres grupos, con base en la cantidad de adornos y ofrendas que las revistieron. 

En el primero, había tumbas decoradas con ostento: grandes ramos de flores blancas, amarillas, rosas y cientos de pétalos de cempasúchil; ofrendas de comida, refrescos, latas de cerveza y cigarros cuyas brazas poco a poco las consumía el viento. Algunas de niños, según su epitafio, presumían globos de diferentes colores, papel picado, juguetes y rehiletes.

En el segundo grupo había tumbas con adornos modestos; macetas con flores de cempasúchil, algunas veladoras encendidas y pequeños anafres con incienso.

El último tenía lápidas menos privilegiadas, aquellas en las que el paso del tiempo era evidente y el nombre de los propietarios parecía consumido por el olvido. 

Los festejos de los visitantes, también eran opuestos: mentiras algunos instalaron carpas y sillas para disfrutar de una comida familiar con sus difuntos y contrataron cantantes de mariachi, banda o boleros. 

Un par de hermanos que disfrutaba la música de otros visitantes, recordaron que en años pasados también se unían a la celebración con canciones:  “A mi papá le encantaba, le gustaba el ‘Vals de Alejandra’, eso es parte de la tradición y en la situación de duelo la música ayuda a expresar la emoción”. 

En medio de las melodías, otros preferían rezar, brindar algunas palabras de cariño y retirarse discretamente. “Venimos a dejar flores y ponemos la ofrenda en la casa, nada más, es la tradición que nos dejaron nuestros papás”, aseguró un hombre. 
Apenas tres policías cerca de la entrada principal para vigilar el orden y, de vez en cuando, orientar a los visitantes que buscaban un baño. Pese a que el horario de cierre del panteón era a las 16:30 horas, para las 14:15 horas el número de visitantes que llegaba al recinto crecía a cada minuto. 

Arreglo de tumbas. Foto: Samantha Gómez

 

Celebran la muerte en Iztapalapa

En el panteón de “San Nicolás Tolentino” en la alcaldía Iztapalapa, uno de los más grandes de la capital, las escenas eran más alegres y había fila para entrar, aunque avanzaba rápido.

Las cuerdas de las guitarras jarochas sonaban huapangos al lado de una tumba azul con naranja cempasúchil. En otra no había música, pero sí varias cazuelas con comida, una mesa con vasos, tortillas, platos, agua para compartir entre una familia numerosa.

Los huapangos sonaron. Foto: Germán Canseco

En una lápida más, no había comida, pero sí una catrina casi de tamaño natural, adornada con flores de papel multicolor y una bocina enorme desde la que salía la música que, en vida, le gustaba al hoy difunto.

Al fondo, entre las “calles” del camposanto, se escuchaba la oferta: “pizza grande, pizza caliente, pizza de promoción, pizza de 10 rebanadas por solo 60 pesos”.

En otras tumbas había menos algarabía, pero no por eso, menos recuerdos del ser querido. En otras, como en agradecimiento, la gente se desvivía por barrer, lavar, limpiar las lápidas donde descansan los restos de sus seres queridos.

El pasado 27 de octubre, el jefe de Gobierno, Martí Batres, informó que del sábado 28 de octubre al viernes 3 de noviembre, la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) desplegaría a 17 mil 400 uniformados en los 120 camposantos de las 16 alcaldías de la capital para realizar labores de vigilancia y prevención. 

Y así, a cada paso, decenas de personas fueron a visitar a sus deudos, a recordar momentos alegres y otros, no tanto, de su vida y a refrendar que no los olvidan. Eso sí, con la promesa de volver el año siguiente. (Con información de Germán Canseco).
 

 

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