Seguridad pública
Hospitales de Culiacán, en peligro ante sicarios que "rematan" a pacientes
Hombres armados ingresan a la Clínica Hospital Culiacán para “rematar” a un herido. Los guardaespaldas que lo cuidan repelen el ataque. El saldo: cuatro muertos, entre ellos el médico Otniel Montoya. El hecho evidenció la falta de seguridad en nosocomios ante el crimen organizado.
Culiacán, Sin (Proceso). – Otniel acudió a su turno como regularmente lo hacía para laborar en el área de urgencias médicas de la Clínica Hospital Culiacán, una institución privada de alta demanda en la capital de Sinaloa. Al mismo tiempo, dos hombres armados ingresaban al lugar para “rematar” a una persona que recibía atención médica.
Otniel, médico urgenciólogo, falleció asesinado en el lugar por el fuego cruzado.
Su nombre completo era Otniel Everardo Montoya Ureta. Era originario de La Esperanza, Angostura. Apenas en 2020 culminó su residencia y cubría turnos en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en el Hospital General de Subzona Número 30. Dejó dos niñas huérfanas.
El saldo del atentado dejó tres fallecidos más, uno de ellos una mujer de quien no se han brindado más datos. Estos hechos sucedieron en la noche del 28 de septiembre, a unas horas del aniversario 492 de la fundación de la ciudad de Culiacán.
Un día antes, un hombre fue asesinado a tiros en las inmediaciones del colegio Sebec, institución de educación privada en el sector de la colonia Las Quintas, en donde un padre de familia resultó herido en el atentado, víctima circunstancial del hecho.
De acuerdo con datos del reportero Ángel Zamudio, especializado en temas policiacos, en la capital del estado se han acumulado al menos seis asesinatos entre el lunes 25 y el viernes 29 de septiembre, todos ellos con armas de fuego.
El reporte preliminar de esa noche de jueves informó sobre unos hombres armados ingresando a la clínica, ubicada al oriente del sector Centro de la ciudad, en una zona donde convergen otras instituciones de salud privadas y locales de venta de dólares. Al sitio acudió la autoridad; al interior, las detonaciones desataron el pánico entre trabajadores del sitio junto a pacientes y acompañantes.
En un principio se conoció que hubo dos fallecidos en el lugar, uno de los presuntos gatilleros y Otniel. Horas más tarde se confirmó la muerte de un segundo gatillero, quien después de resultar herido en el enfrentamiento fue capturado por elementos de seguridad del estado.
Posterior a su captura fue trasladado a recibir atención médica al Hospital General de Culiacán (HGC), en donde, según la versión que dio el secretario de Seguridad Pública de Sinaloa (SSPE), Gerardo Mérida Sánchez, tras un forcejeo con un elemento de la corporación, el arma de cargo del policía se activó accidentalmente y le quitó la vida al presunto criminal.
El reporte inicial alertó por detonaciones de arma de fuego al interior del HGC por lo que autoridades de seguridad se trasladaron al sitio, sólo para confirmar el deceso del presunto criminal.
De acuerdo con la declaración de Mérida Sánchez, en el traslado al Hospital el elemento que lo custodiaba llevaba el arma “terciada” previamente al forcejeo. El arma se accionó y terminó por herir de muerte al custodiado. El secretario de Seguridad advirtió que será la investigación la que confirme quién detonó el arma.
El cuarto deceso correspondió a una mujer identificada como Karina. Fue reportada por el secretario Mérida Sánchez como “daño colateral”. Su muerte también está relacionada con el incidente.
Rematar
De acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española, el término “rematar” significa acabar completamente una cosa, poner fin a la vida de una persona o de un animal que está a punto de morir.
En ese segundo significado es que en Sinaloa se ajusta el adjetivo. En la entidad la gente lo utiliza al referirse a la situación que sucede en hospitales públicos y privados. “Lo fueron a rematar”, es la expresión que utilizan.
Y así fue en el caso de la Clínica Hospital Culiacán. Un par de hombres ingresaron a “rematar” a un sujeto herido. Al interior fueron recibidos a tiros.
No había seguridad de ningún tipo. El personal médico estuvo por su cuenta. Siempre ha sido así.
En Sinaloa, desde los tiempos del gobernador Mario López Valdez (2011-2016) se implementó como protocolo que el personal médico debía alertar a las autoridades sobre atenciones médicas relacionadas con heridas de arma de fuego.
El tema cobra relevancia debido a que, previo al reporte del atentado en la Clínica Culiacán, no había elementos de seguridad custodiando la institución de salud.
“La seguridad se da siempre y cuando haya una situación de denuncia o una presentación, hasta ese momento no se tenía conocimiento de algún reporte”, justificó el titular de Seguridad Pública.
Supuestamente, personas armadas custodiaban a un herido en el lugar cuando un par de hombres ingresan para “rematarlo”.
“Todos los hechos que se dan, se dan precisamente por una supuesta ejecución que al interior se trató de hacer, entonces hubo intercambio de disparos en que murió el doctor”, añadió el funcionario estatal.
Mérida Sánchez apenas asumió el cargo el 4 de septiembre. No lleva un mes en Sinaloa y los delitos de alto impacto no ceden en Sinaloa, que acumula entre enero y agosto 389 homicidios dolosos.
En el mismo período del año pasado en el estado habían reportado 331.
El rosario de reclamos
Colegios y asociaciones de médicos, funcionarios y compañeros de trabajo acumularon reclamos y exigencias. Señalaron la inseguridad con la que laboran las instituciones de salud. En Sinaloa no existen medidas más allá de “alertar” a las autoridades sobre atenciones médicas.
Pero ¿cómo denunciar la presencia de gente armada o amenazas? Ese cuestionamiento salió de un médico internista. La seguridad preocupa al grado de que aceptó dar testimonio, pero sin ser grabado y omitiendo sus datos personales.
El médico hizo hincapié en que se normalizó el peligro con el que se ejerce el oficio. En clínicas privadas se ha vuelto normal atender gente armada o herida por armas de fuego. Normal.
La Sociedad Sinaloense de Especialistas en Medicina de Emergencia AC se sumó mediante un comunicado al rosario de protestas por el asesinato del joven médico.
“Exigimos justicia a las autoridades y nos pronunciamos ante la inseguridad que vivimos la comunidad médica”.
La exigencia, pues, no solamente busca la justicia, sino mejores condiciones de seguridad en hospitales públicos y privados.
En ese sentido, el mismo secretario de Salud, Cuitláhuac González Galindo, se sumó a la exigencia de mejorar esas condiciones, aunque a la vez reconoció que no se cuenta con más protocolos que la notificación.
"Es muy importante la notificación de los pacientes que sabemos que son de alto riesgo", dijo en conferencia de prensa González Galindo.
Los testigos mudos
En redes sociales circuló como pólvora. El momento en que dos hombres ingresan a la clínica y uno de ellos queda tendido en el piso después de ser herido quedó grabado. Los medios locales lo hicieron circular y la escena se perpetuó en el internet.
El video se filtró. Más tarde las fotografías de los hechos. El blanco del hospital teñido de sangre.
Así fue la balacera en la clínica de Culiacán que dejó 1 médico y 3 civiles muertos
VIDEO: Especial pic.twitter.com/xJODRzDUn5 — Brenda MTz C (@BrenMtzCarrera) September 30, 2023
Un segundo video que es circulado también capta la llegada de elementos de la Policía Estatal. Entran al hospital. Después de un reconocimiento evacúan a algunas personas que se encontraban al interior. Al fondo, la imagen capta el cuerpo en el suelo del gatillero abatido mientras los policías van y vienen, recorren el pasillo.
Entonces cobra más sentido la reflexión del médico internista consultado. Ninguna cámara y ningún protocolo de alerta es más rápido que una bala disparada.
Y eso el gremio médico lo sabe. Como ejemplo, el 6 de marzo de 2020 un encontronazo a balazos entre elementos del Ejército y civiles armados se trasladó al área de urgencias del IMSS en Culiacán.
Trabajadores del Hospital General Regional del IMSS quedaron atrapados momentáneamente al interior del mismo. La explicación que la autoridad dio entonces fue que, después del enfrentamiento, el herido fue trasladado por sus acompañantes al Hospital y tras una persecución, efectivos del Ejército se encontraron con un segundo grupo armado, del cual desconocieron si se trataba de un despliegue para rescatar al herido o “rematarlo”.
El caso no cobró vidas de inocentes, pero sí encendió la alarma otra vez por lo expuestos que están los centros médicos ante hechos violentos… y sin protocolos.
Al margen de todo, del homicidio de Otniel no hay certezas de justicia. Los presuntos agresores fueron abatidos mientras el joven médico, quien recién había concluido en 2020 su residencia e iniciaba su carrera como especialista en urgencias médicas, murió asesinado dejando a sus dos hijas huérfanas, una de ellas recién nacida.