CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lanzó una campaña para que este domingo 10 de julio, las parroquias de todo el país coloquen en sus iglesias fotos de monjas y sacerdotes muertos, así como celebrar misas por todos los asesinados por bandas criminales como parte de la “Jornada de oración por la paz”.

Además, la CEM pide a su congregación que en la en la eucaristía del 31 del próximo julio, pedir por los victimarios y las instituciones de gobierno y orar por sus vidas y la conversión de sus corazones.

Hoy más que nunca necesitamos unirnos en el momento en que la indignación de nuestro pueblo ante la barbaridad de la violencia nos está abriendo una puerta para construir la paz “, dicen en un video que inicia con la imagen del Papa Francisco.

Por lo anterior, la Iglesia católica en México ha convocado a todos los obispos, sacerdotes, vida religiosa, fieles y demás religiones y personas de buena voluntad, a pedir por el perdón y la conversión de los perpetradores de delitos y por los gobernantes en el país.

Esta jornada inicia el 10 de julio con una misa en cada una de las catedrales, iglesias y parroquia por los sacerdotes, religiosos y religiosas que han sido asesinados en el país y en los templos se pueden colocar las fotografías de quienes han dado su vida por el pueblo de Dios.

Durante todo el mes de julio se celebrarán misas y acciones comunitarias en lugares significativos que representen a todas las personas que han desaparecido o sufrido una muerta violenta, incluyendo homicidios dolosos y feminicidios, periodistas, activistas sociales o cualquier otra persona en situación de exclusión o vulnerabilidad.

Finalmente se ha permitido a cada iglesia, parroquia o congregación, definir otras acciones como la realización de la Hora Santa, procesiones por la paz y mensajes al pueblo de Dios:

Estamos delante de un problema que necesita de todas y todos para atenderlo desde la raíz”, señala el video que muestra imágenes de las cruces color rosa que representa a las mujeres desaparecidas de ciudad Juárez, Chihuahua y de las exequias de los sacerdotes jesuitas asesinados por un integrante del cartel de Sinaloa, en la sierra de la tarahumara de ese mismo estado.