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Tráfico de especies de México a China, negocio ilegal en crecimiento
La habilidad de entender el alcance de la caza furtiva, la tala ilegal y el tráfico de especies silvestres en México está limitada, ya que el crimen organizado controla extensos territorios en México, a los que los funcionarios públicos y los defensores del medio ambiente no tienen acceso.CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).–El tráfico de especies silvestres de México a China recibe poca atención internacional. Sin embargo, está creciendo, agravando las amenazas a la biodiversidad mexicana que conlleva la caza furtiva que ya existía para otros mercados, incluyendo el de Estados Unidos, de acuerdo con una investigación de The Brookings Institution.
La habilidad de entender el alcance de la caza furtiva, la tala ilegal y el tráfico de especies silvestres en México está limitada, ya que el crimen organizado controla extensos territorios en México, a los que los funcionarios públicos y los defensores del medio ambiente no tienen acceso, refiere el organismo.
Por lo tanto, es probable que la caza furtiva y el tráfico de estas especies, incluso hacia China, sea mayor de lo que se piensa. La captura ilegal de especies terrestres y marinas, así como la cosecha de madera, para los mercados chinos amenaza cada vez más la biodiversidad de México.
Entre las especies cazadas furtivamente en México y traficadas a China, a veces a través de Estados Unidos, están los reptiles, los pepinos de mar, la totoaba, el abulón, los tiburones y, cada vez con más probabilidad, los jaguares, así como varias especies de palisandro. El comercio legal de fauna silvestre de México a China, como el de pepinos de mar y pieles de cocodrilo, sirve como escondite para el blanqueo de animales cazados furtivamente.
La pesca ilegal representa una proporción considerable de la producción pesquera de México, pero incluso la industria pesquera y de exportación legítima ofrece un método para enviar a China productos marinos capturados ilegalmente. El comercio legal de vida silvestre también facilita cada vez más las actividades de lavado de dinero del crimen organizado mexicano, quienes utilizan varios productos de vida silvestre como mecanismo de transferencia de valor a los comerciantes chinos a cambio de precursores químicos para drogas ilegales como el fentanilo y la metanfetamina, las cuales se producen en México.
En México, la caza furtiva y el tráfico para los mercados chinos esta más entrelazada con el tráfico de drogas, el lavado de dinero y la transferencia de valor en las economías ilícitas, que en otras partes del mundo. Sin embargo, la relación entre los comerciantes chinos de vida silvestre y los grupos del crimen organizado mexicano también está experimentando cambios significativos.
Los grupos del crimen organizado de todo México, especialmente el cártel de Sinaloa, tratan de monopolizar la pesca legal e ilegal a lo largo de toda la cadena vertical de suministro. Además de solamente exigir una parte de las ganancias, determinan la cantidad que se puede pescar, tanto legal como ilegalmente, e insisten que los pescadores vendan la cosecha únicamente a los grupos criminales, y que los restaurantes, incluidos los que atienden a los turistas internacionales, solo compren pescado del crimen organizado.
El crimen organizado mexicano determina los precios a los que se compensa a los pescadores y se paga a los restaurantes por los productos marinos de los cárteles.
Los grupos criminales también obligan a las plantas de procesamiento a procesar el pescado traído por los mismos. Además, cobran cuotas de extorsión a los exportadores de marisco. La toma de control de las pesquerías por parte del crimen organizado mexicano pone a los comerciantes chinos en contacto directo con ellos y altera su relación.
Mientras que hace una década y media, los comerciantes chinos de productos legales e ilegales de vida silvestre negociaban directamente con los cazadores legales, cazadores furtivos y pescadores locales, cada vez más, el crimen organizado mexicano se impone como intermediario, dictando que los productores tienen que venderles a ellos y que ellos mismos venderán a los comerciantes y traficantes chinos que trasladan el producto desde las fronteras de México a China.
En cambio, como es el caso en la tala ilegal, tanto el interés de los comerciantes chinos por una especie animal o vegetal como los esfuerzos por abastecerse de ella en México a gran escala para los mercados chinos atraen la atención del crimen mexicano. El gobierno chino, por lo general, niega la responsabilidad de China con respecto a la caza furtiva y el tráfico de vida silvestre en México e insiste en que estos problemas le corresponden a las autoridades mexicanas. La cooperación en materia de prevención y aplicación de la ley ha sido mínima y esporádica.
El gobierno chino no ha querido formalizar la cooperación sinomexicana o sinomexicanaestadounidense contra el tráfico de vida silvestre, y prefiere la cooperación informal caso por caso. Sin embargo, gracias a la intensa presión internacional, el gobierno chino fue capaz de ir más allá de las confiscaciones de la vejiga natatoria de la totoaba contrabandeada a China desde México y, en 2018, montó varias redadas de interceptación contra los mercados de venta minorista.
Estas operaciones pusieron fin a la venta abierta y visible de productos silvestres ilegales. Dichos minoristas se trasladaron a puertas cerradas y a plataformas digitales privadas. Pero no parece que China haya mantenido esfuerzos para combatir el comercio minorista ilegal, ahora más oculto, y montar redadas contra las ventas furtivas.
En México, la protección del medio ambiente y las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley se están debilitando como resultado de las acciones de la administración de López Obrador, mientras los recursos naturales mexicanos están cada vez más amenazados por el crimen organizado y los traficantes de vida silvestre.
Las agencias ambientalistas mexicanas carecen de mandatos, personal y equipo para prevenir y detener los delitos contra el medio ambiente. Los funcionarios públicos, los comerciantes legales de productos de la vida silvestre, e incluso los organismos encargados de hacer cumplir la ley en México, son sistemáticamente corrompidos e intimidados por el crimen organizado y el deficiente estado de derecho que facilita la caza furtiva, la tala ilegal y el tráfico de vida silvestre a China.
Para evitar un daño mayor a la biodiversidad mexicana debido a la recolección ilegal y la caza furtiva, así como al tráfico de vida silvestre y de madera, se requiere una atención urgente en México con recursos más dedicados, además de una cooperación internacional significativa, para identificar y desmantelar las redes de contrabando y los mercados minoristas.