CIUDAD DE MÉXICO (apro). – Cuando comenzó la invasión rusa a Ucrania, el 24 de febrero pasado, Siret, de un año, hija de Silvia Mercado, le decía a su mamá que “oyera”, y repetía el sonido de una bomba. Eso, dijo: “me rompía el corazón, por lo que yo le cantaba y bailaba”.

“Yo no quería que ella creciera reconociendo el sonido de una bomba”, dijo Mercado.

La madre contó que lo que los orilló a salir de Ucrania fue el día en que vieron, pese a tener las ventanas cerradas, el resplandor de dos aviones rusos derribados por los ucranianos, después de que habían atacado la escuela militar de Jarkov.

“Los derribaron y se vio una luz terrible. La niña la vio y ¡vaya! Fue algo que a mí me impactó mucho, y fue cuando le dijimos a Denis: ‘tenemos que salir de la ciudad’”, relató en conferencia que transmitió Forbes.

La mujer, originaria de Nayarit, y su hija, llegaron a un sitio seguro el 11 de marzo pasado y fueron recibidos por el embajador de México en Rumania, Guillermo Ordorica, de acuerdo con lo informado en redes sociales por el canciller Marcelo Ebrard.

“Yo no quería que creciera reconociendo el sonido de una bomba. Su papá es ucraniano y tuvo que quedarse. Eso es, yo creo, de los más difícil, porque la nena sigue preguntando por su papá y sigue viendo sus fotos”, señaló desde la embajada.

Aseguró que durante el tiempo que estuvo en la embajada de México en Ucrania estuvo en comunicación con el Servicio Exterior Mexicano.

Su salida de Jarkov, en Ucrania, duró 4 días. Están en Bucarest, Rumania, esperando al avión de la Fuerza Aérea Mexicana para ser repatriadas.