CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Contrario a lo que ocurre con todas las marchas masivas en la Ciudad de México, a las cuales no se les permite pasar por la calle Madero para llegar al Zócalo capitalino, esta tarde el presidente Andrés Manuel López Obrador la tomó para llegar directamente a la plaza pública más grande del país y emitir su discurso por sus cuatro años de gobierno.

En los años recientes, siempre que hay marchas masivas, esa vialidad, convertida en corredor peatonal en 2010, se cierra hasta con vallas metálicas y policiacas para evitar el paso de los contingentes -independientemente de su tema o exigencia-, mismos que son desviados hacia la calle 5 de Mayo. 

Madero es una calle llena de historia que incluye el paso de los revolucionarios Emiliano Zapata y Francisco Villa en la época de la Revolución Mexicana. Fue el llamado “Centauro del Norte” quien ordenó poner una placa en la esquina con la calle Isabel La Católica en 1914 nombrándola Francisco I. Madero, en honor al presidente apodado “El apóstol de la democracia” y uno de los políticos más admirados por López Obrador.

También es la calle peatonal más transitada de la Ciudad de México y del país, con alrededor de 500 mil personas cada día y hasta un millón en temporada alta. 

Resguarda importantes templos católicos como el de San Francisco de Asis, la Torre Latinoamericana –el primer rascacielo de la capital-, la famosa Casa de los Azulejos, el Palacio de Iturbide pues ahí vivió el primer emperador Agustín de Iturbide; así como, museos como el de El Estanquillo, murales, tiendas de ropa, restaurantes y hoteles. 

La avenida Madero es una de las más antiguas en su historia, pues fue trazada después de la caída de la Gran Tenochtitlan para conectar directamente con la ahora principal plaza del país. De acuerdo con historiadores, primero se llamó “San Francisco”, luego “Plateros”, porque en ella se ubicaban comerciantes de plata.

En su administración como jefe de gobierno, Marcelo Ebrard ordenó en 2010 un programa de rescate del Centro Histórico que incluyó la peatonalización de esa calle, desde su inicio, en el Eje Central Lázaro Cárdenas hasta el Circuito del Zócalo.

Se le puso luminaria y piso especial y hasta se implementó un programa especial para quitar los chicles que la gente tira al suelo. Recientemente, hasta se implementó una medida ambiental para que no se fume cigarrillo a lo largo de sus 700 metros. 

Desde entonces, las autoridades capitalinas determinaron que por ahí ya no pasarían las marchas hacia el Zócalo, entre otras razones, para evitar los destrozos que algunos grupos radicales suelen hacer en comercios y edificios. Para ello, se destinó la calle 5 de Mayo.