CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En México hay menos polarización que en otros países, “con todo respeto, hay más en Estados Unidos”, pero aseguró que su labor es de concientizar y “si matizo demasiado, si uso un lenguaje ambiguo, si simulo, no se entienden las cosas”, afirmó el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Agregó que si su trabajo estuviera enfocado en “ver los dueños de los periódicos o a los intelectuales orgánicos, o a los dueños de los bancos o de las empresas, pues estaría yo convertido en un pelele, en un títere, en un florero, en un empleado de ellos. Y si me les rebelaba sin tener el apoyo del pueblo, me hubiesen tumbado, me hubiesen derrocado”.

El mandatario federal señaló que la manifestación en defensa del Instituto Nacional Electoral fue un ejemplo, “fue extraordinaria, es fuera máscaras, el rey va desnudo” y sostuvo que lo que sucede en el país es importante porque está convencido de que la mayoría de la gente está a favor de acabar con la corrupción, la hipocresía, el racismo y el clasismo. 

El mandatario explicó que en anteriores administraciones no se hablaba de racismo o discriminación y en su gobierno ha propiciado el debate en torno a temas que se mantenían ocultos. “Esto de ‘indio pata rajada’ es de la Colonia, era porque el indígena pobre no tenía para el calzado. Yo soy de Tabasco y durante mi niñez sólo cuando replicaban fuerte usaba zapatos, porque no sólo era por la situación económica, sino por el calor, y por eso también los huaraches”. 

Defendió que, de acuerdo a las encuestas, 70 por ciento apoya su gobierno, el 26 o 27 está en contra, y tres por ciento indecisos. 

“Podríamos a lo mejor tener el mismo resultado, pero sin llevar a cabo cambios de mentalidad, que consideramos que en el mediano y en el largo plazo afectan. Por eso hablaba yo del daño que se causó al ya no estar Franco, pero seguir tolerando el franquismo como política, porque era no enfrentar el debate sobre el tema, era silencio. Y lo mismo pasó en Chile”, apuntó.

Acusó que, por la simulación en la prensa, se defiende a grupos de intereses creados; los políticos tradicionales a las grandes corporaciones económicas y financieras; los abogados, jueces, magistrados y ministros al que tiene dinero porque “el que no tiene para comprar su inocencia se puede pudrir en la cárcel”. 

En México, destacó, está uno de los pueblos más politizados y con muy poco analfabetismo político.