CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El presidente del Episcopado Mexicano y arzobispo de Monterrey, Nuevo León, monseñor Rogelio Cabrera López, hizo votos para que la visita del nuncio apostólico y representante papal en México, Franco Coppola, a la ciudad de Apatzingán, Michoacán, este viernes 23, rinda frutos y ayude a la pacificación de la región de Tierra Caliente, dominada desde hace tiempo por el crimen organizado.

En un comunicado, el prelado dijo que para pedir por el éxito y seguridad de esta importante visita “nos uniremos como Iglesia pidiendo al príncipe de la paz, Jesucristo Nuestro Señor, la seguridad de sus ciudadanos, la primacía del bien social frente al interés particular, y la convivencia social, pacífica y en armonía”.

Añadió: “Nos duelen las familias desplazadas, las personas heridas y fallecidas, producto de esta barbarie que anida en éstas y en otras muchas comunidades de nuestra geografía nacional, pero nuestra fe nos invita siempre a buscar la paz, como obra y fruto de la justicia y del amor, por este motivo nuestra oración clama al cielo, pues esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad él nos oye’.

Luego de manifestar que la paz es una aspiración humana que se debe construir todos los días, monseñor invitó a orar por las comunidades golpeadas por la violencia y la inseguridad, especialmente en la Diócesis de Apatzingán.

En su visita a esa región, el Nuncio Apostólico celebrará una misa a las 12 del día en el templo parroquial de Aguililla, la zona más golpeada por el crimen organizado.

“Que la cálida y valiente visita del Nuncio a estas tierras, y nuestra oración fervorosa obtengan frutos abundantes de paz y bienestar, que nos comprometa a seguir construyendo una paz firme y duradera en nuestro país”, dijo el arzobispo de Monterrey.

En los últimos días, Aguililla ha estado en el escaparate, luego de una serie de enfrentamientos entre la policía y el crimen organizado, y el incidente en el que el gobernador Silvano Aureoles propinó un empellón a un maestro que se manifestaba en la plaza principal para exigir seguridad.

El mandatario respondió con un empujón y acusó al profesor rural de “halcón”, es decir, de oreja de la organización criminal que domina ese territorio.