CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), que aglutina a aproximadamente 150 obispos y arzobispos del país, envió sus condolencias por la muerte de 55 migrantes, debido a la volcadura de un tráiler ocurrida ayer.

“Ante el fatal accidente que terminó con la vida de nuestros hermanos migrantes que viajaban este jueves en el estado de Chiapas, ofrecemos nuestra oración y solidaridad a las familias y hermanos por esta lamentable tragedia”, destacó en un comunicado.

Y pidió a Dios y a la Virgen de Guadalupe que sostenga a los familiares de las víctimas “en estos momentos difíciles y les otorgue pronta resignación”.

La condolencia está firmada por el presidente y el secretario general de la CEM, Rogelio Cabrera López y Ramón Castro Castro, respectivamente.

En tanto, la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, a cargo de monseñor Fabio Martínez, destacó que este “lamentable hecho no hace sino mostrarnos una vez más el terrible drama que cotidianamente viven migrantes en su paso por nuestra tierra. Además, pone en evidencia la corrupción que aún prevalece en torno al tema migratorio. ¿Cómo es posible que un tráiler lleno de migrantes pase desapercibido por los puntos de revisión?”.

Ante esta situación, Martínez hizo un “enérgico llamado a las autoridades para que esclarezcan los mecanismos para que situaciones como ésta no se repitan”.

Bendición apostólica

Por su lado, desde Roma, el Papa Francisco también envió hy sus condolencias a los familiares de las víctimas.

El sumo pontífice envió un telegrama al arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Fabio Martínez Castilla, en el que ofreció “sufragios por el eterno descanso de los fallecidos”.

“El papa Francisco, profundamente entristecido al conocer la dolorosa noticia del accidente ocurrido en Chiapas, que ha causado la muerte de más de 50 personas migrantes y numerosos heridos, ofrece sufragios por el eterno descanso de los fallecidos.

“Por ello, el Santo Padre expresa su profundo pésame a los familiares de las víctimas, así como sus profundos sentimientos de cercanía y consuelo, mientras, en estos momentos de dolor, les imparte de corazón la reconfortante bendición apostólica, como don de esperanza en Cristo resucitado.”