AMLO
Yo, siempre yo
López Obrador arremetió hoy contra Proceso y aludió a un texto publicado en 2006 que, en su opinión, era en su contra. “La campaña de la portada de Proceso era ‘El Estado soy yo’”, dijo. Reproducimos para nuestros lectores el texto principal del número 1359 cuya portada es: “La estrategia soy yo".CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En su conferencia de prensa de este día en que el presidente Andrés Manuel López Obrador arremetió contra Proceso y aludió a un texto publicado en 2006 que, en su opinión, era en su contra.
El mandatario refirió que, ni cuando vivía don Julio Scherer, Proceso apoyó su movimiento: “en Proceso tenían una línea editorial que no era afín a la nuestra”, reprochó el mandatario.
Relató:
“Estábamos en plena guerra sucia, nos estaban bombardeando en víspera de las elecciones del 2006 y la portada de Proceso fue en contra mía, la recuerdo bien porque es parecida a la campaña de ahora de que soy autócrata, autoritario, dictador”, dijo en referencia a la reciente portada titulada: “Yo, el popular”.
Luego aludió a la portada de 2006, número 1539 que calificó como “una campaña”.
“La campaña de la portada de Proceso era ‘El Estado soy yo’”, dijo. Reproducimos para nuestros lectores el texto principal íntegro al que aludió el mandatario “Yo, solo yo”, del número 1359 cuya portada se titula: “La estrategia soy yo”.
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En medio de la evidente disminución en las preferencias por su candidatura, Andrés Manuel López Obrador se aferra a una estrategia de campaña dirigida por él mismo y basada casi exclusivamente en su personalidad “a ras de tierra” Ni las encuestas ni el golpeteo de sus contrincantes, ni siquiera los efectos del spot “un peligro para México” lo hacen cambiar. A sus colaboradores, nerviosos en lo privado, les pide un voto de confianza. Después de todo, dice, su estrategia personalísima le funcionó en el caso del desafuero. Los signos incipientes de un eventual desplome no parecen importarle y, por lo menos públicamente, expresa una confianza absoluta -como lo hizo en su momento Cuauhtémoc Cárdenas- en que el equipo de la coalición Por el Bien de Todos va por la ruta correcta: la movilización ciudadana.
En vísperas del debate televisivo, tras un intenso bombardeo de spots en su contra y justo cuando el diario Reforma difundió la encuesta que lo colocó por vez primera en segundo lugar, Andrés Manuel López Obrador avisó a sus más cercanos colaboradores que no modificará su estrategia de campaña y continuará dirigiéndola personalmente.
Durante una reunión en la sede de la coalición Por el Bien de Todos, que inició a las 10:00 horas del martes 25 de abril, en la colonia Roma de la Ciudad de México, pidió a sus asesores, a los cinco coordinadores regionales de las Redes Ciudadanas y al líder nacional del PRD, Leonel Cota, mantenerse unidos ante los tiempos difíciles que corren y, sobre todo, darle un voto de confianza. Nada más.
Al iniciar la junta, el coordinador de la campaña, Jesús Ortega; el encargado de las finanzas en las Redes Ciudadanas, Federico Arreola, y uno de los coordinadores de las redes, Manuel Camacho Solís, intentaron plantear alternativas para amortiguar los golpes mediáticos que está recibiendo el candidato, pero López Obrador los detuvo en seco: “Bueno, bueno, ya no le sigan”.
No dejó hablar a nadie más. Sin rodeos -de acuerdo con versiones de tres asistentes a la cita recogidas por Proceso- , aseguró que él sabe lo que está haciendo y pidió que recordaran cómo salió a flote del desafuero, de los videoescándalos y, más recientemente, de la campaña de spots en los que el panismo lo exhibió llamando “chachalaca” al presidente Fox.
Dijo apoyarse sólo en el pueblo, sin invertir en medios de comunicación. “Y esta no va a ser la excepción”, les advirtió, pues la ruta marcada es una sola: la movilización ciudadana.
El candidato perredista venía de un impasse de dos semanas tras declarar una tregua unilateral al presidente Fox, en tanto que a los reporteros que siguen su campaña les había notificado que estaba en huelga de declaraciones, sin importar el tema. “Amor y paz”, repitió incesantemente durante sus giras por Michoacán, Guerrero, Tabasco, Quintana Roo y Campeche. Todo esto, antes del debate y de las encuestas que lo ubicaron presuntamente en segundo lugar.
Durante dos semanas, los cinco coordinadores de las Redes Ciudadanas habían observado brotes de inconformidad por la imposición de candidatos al Senado y a la Cámara de Diputados en la mayoría de los estados donde el candidato puso entonces los pies: Sinaloa, Veracruz, Guerrero, Michoacán, Tabasco y Campeche.
En esta última entidad, por ejemplo, el propio López Obrador tuvo que pedir disculpas en un mitin realizado en Ciudad del Carmen por la presunta agresión de Layda Sansores -candidata al Senado- contra tres reporteros. La prensa local recibió al candidato con una cinta naranja -el color de Convergencia- atada a la boca, en protesta porque allegados a Sansores les arrebataron sus grabadoras al sorprenderlos en una reunión privada.
Las alternativas que plantearían los allegados a López Obrador ante la virulenta campaña mediática en su contra se quedaron en intentos. En la reunión, López Obrador les puso sobre la mesa el resultado de una encuesta según la cual lleva la delantera con 40% de la intención del voto, contra 30% de Calderón y 25% de Madrazo.
Un día después de ese cónclave, el 26 de abril, durante un mitin en Tula, Hidalgo, López Obrador reveló que había mandado hacer una encuesta para tranquilizar incluso a sus asesores, que andaban medio nerviosos: “Les dije: tranquilos, no pasa nada. Tenemos 10 puntos arriba. Su estrategia de mercadotecnia política no va a funcionar, tampoco sus encuestas a medida. Me los sé de memoria, sólo tratan de inflar al candidato de la derecha”, sentenció.
Micrófono en mano, preguntó a la gente:
-¿Afectó que no asistiera al debate?
-¡Noooo! -gritaron eufóricos sus seguidores, y López Obrador sonrió satisfecho.
Estaba solo en el templete. Así lo había dispuesto él. Los perredistas locales y los miembros de las Redes Ciudadanas se quedaron abajo, en un hecho poco usual a lo largo de sus giras.
Tres horas más tarde, el tabasqueño vio cómo las protestas por la designación del expriista José Guadarrama como candidato al Senado derivaban en violencia.
En Ixtlahuacan, los airados reclamos militantes contra el equipo que defiende a Guadarrama -señalado como responsable de haber asesinado a perredistas y de perpetrar fraudes electorales- terminaron a puñetazos. En la gresca, varios jóvenes con playeras amarillas y blancas - quienes presumiblemente defienden a Guadarrama- arrastraron a un señor a la esquina de la plaza y lo tundieron a patadas.
Esta última imagen fue difundida por Televisa en su noticiario estelar de las 22:30 horas, junto con las reacciones de los candidatos sobre el primer debate entre los candidatos a la Presidencia.
Entrevistado por Proceso, Manuel Camacho da su versión de la referida junta.
-¿Quiénes son los que están nerviosos?
-Nadie está nervioso. Estamos en el camino correcto, y tenemos que evaluar lo que está aconteciendo en las últimas semanas.
-Entonces, ¿por qué Andrés Manuel dijo que había algunos nerviosos?
-Pues porque puede ser que alguien esté nervioso. Yo no estaba así. Yo no vi a nadie nervioso. Seguramente alguien llegó y le dijo algo en lo personal, pero no lo sé.
Por su parte, Ricardo Monreal, otro de los coordinadores de las Redes Ciudadanas, asegura que, a pesar de lo que reflejan los medios de comunicación, la campaña avanza por la ruta correcta.
“Damos prioridad a la movilización ciudadana sobre la pasarela mediática. Nada de dinero. No a la guerra de las encuestas. Poca televisión, sólo lo necesario para contrarrestar la campaña sucia. ¿Por qué? Porque creemos que la gente va a castigar el dispendio. México ya cambió. Un ejemplo: quienes gastaron más en las precampañas ahora no son candidatos.”
-¿No le parece que están pecando de soberbia?
-No estamos sobreconfiados. En este momento, llevamos 600 mítines en plazas públicas. Andrés Manuel no ha suspendido uno solo, salvo cuando se descompuso el avión. Ha tenido contacto con más de 3 millones de personas.
Campaña “del uno por 10”
Aunque López Obrador apuesta a que cada persona que acude a sus actos convenza a otras 10 de votar por él, Camacho reconoce que la magnitud de la guerra sucia, el incesante golpeteo del presidente Fox, las encuestas hechas a medida y el impacto del primer debate podrían afectar la intención de voto en la clase media y en los indecisos.
Enterado de los análisis que se manejan en la coalición Por el Bien de Todos, explica que cuando el PAN lanzó sus spots en los que califica a López Obrador como “un peligro para México”, las distancias entre el tabasqueño y Felipe Calderón comenzaron a cerrarse, pero enseguida se ampliaron nuevamente por el impacto negativo que tuvo en la clase media la utilización de la imagen de la escritora Elena Poniatowska para denostar al PRD.
“Puede ser que ahora nos encontremos, otra vez, ante un fenómeno inverso (de acercamiento entre López Obrador y Felipe Calderón), ya que existe de por medio una campaña mucho más fuerte a favor del panista para presentarlo como el ganador del primer debate. Pero eso es ilegal: en los spots no aclaran que se trata de propaganda pagada por el PAN. Lo hacen parecer como si fuera noticia, y eso va en contra de la ley”, reclama.
-¿Qué piensa de que sólo Andrés Manuel asuma la estrategia de la campaña?
-Creo que él ha sido una gente con grandes aciertos en la interpretación de la realidad política. Eso se lo concedemos todos los que somos parte de su equipo. Cuando el desafuero, se levantó contra todos los pronósticos.
-Entonces, ¿es conveniente o no seguir trabajando bajo la misma estrategia?
-Hasta el momento, no hay un solo elemento para suponer que algo está mal. Pero la evaluación de si debe o no hacerse un cambio en la estrategia deberá analizarse a partir de la próxima semana.
A su vez, Ricardo Monreal asegura que la estrategia “de boca a boca” tendrá éxito por encima de la compra de spots, aunque pudiera ser más lenta. “La campaña 'del uno por 10' es muy económica y efectiva. No tenemos dinero para pagar spots ni espectaculares”.
En efecto, adondequiera que llega, López Obrador afirma que, como no tiene dinero para invertir en spots ni la intención de solicitar donaciones de emergencia a los empresarios, pide a cada uno de sus simpatizantes que convenzan a por lo menos 10 personas más de que voten por la coalición Por el Bien de Todos. “¿Nos van a ayudar con esta tarea?”, pregunta con frecuencia.
-¿Esa es la mejor estrategia contra el poder de los medios? -se pregunta a Camacho.
-Es algo que no podemos saber con claridad, pero hay muchos ejemplos en los cuales fuerzas muy inferiores pudieron derrotar a organizaciones mucho más poderosas. Eso ha ocurrido en Latinoamérica. Hay lugares donde la televisión ya no ha hecho la diferencia. Lo que hace la diferencia es la claridad política.
“En ese sentido, creo que la apuesta está bien, aunque habrá que ver cómo impacta esto en la clase media, en los indecisos. Aquí, en un momento dado se puede hacer una reconsideración. Hay que mantener la estrategia, pero quizás enriquecerla con más presencia en medios vinculados a la clase media.
Ricardo Monreal reconoce que mucha gente puede pensar que se trata de una campaña atrasada, rudimentaria y que sin la televisión y la radio están destinados al fracaso, pero, enfatiza, es un asunto de principios.
-¿No están jugando al filo de la navaja?
-Andrés Manuel tiene principios y no los va a cambiar, aunque tuviésemos el dinero.
-¿Qué van hacer con las clases medias y los indecisos que no van a sus mítines?
-Esa es una preocupación. Normalmente ellos se van con la propaganda de la radio y la televisión, pero le apostamos a la inteligencia de la gente. No podemos aceptar que quien tiene dinero gane. Creemos que la clase media tiene capacidad para discernir entre un proyecto y otro.
Encuestas anónimas
En momentos diferentes, López Obrador ha manifestado tener encuestas que le dan una ventaja de por lo menos 10 puntos porcentuales de ventaja, pero no ha revelado qué empresas las hicieron ni la metodología que usaron.
La primera vez fue el 7 de abril en Uruapan, Michoacán, donde aseguró que el fin de semana previo ordenó levantar una encuesta nacional cuyos resultados arrojaron que aún lleva entre 8 y 10 puntos de ventaja.
“Se trata de un grupo de técnicos muy serios que trabajan para nosotros. Les tengo plena confianza por su profesionalismo”, sostuvo, y dijo que esa muestra evidenció “la manipulación” y “las mentiras” que han difundido sus adversarios. Por ello, llamó a los medios de comunicación a conducirse con mayor objetividad.
El pasado martes 25 de abril, durante una entrevista en Radio Fórmula dentro del noticiario de Joaquín López Dóriga, dijo que una encuesta le confirmaba una ventaja de por lo menos 10 puntos y, al igual que en la ocasión anterior, señaló que fue de cobertura nacional y se efectuó entre el viernes 21 y el domingo 23 de abril.
Cuando se reunió con todos sus candidatos a diputados y senadores, López Obrador aportó cifras concretas: “¿Qué les puedo decir a ustedes acerca de cómo vamos? Porque hay veces que aturden y llegan a confundir con tanto ruido, con tanto grito. Ya no quiero mencionar a ese pobre pájaro que se hizo tan famoso en los últimos tiempos (la chachalaca).
“A diferencia de esas encuestas que están hechas a medida (las de Reforma y Excélsior), hicimos una este fin de semana para saber cómo estaban las cosas y les informo: 40% nosotros, 30% el partido de la derecha y 25% el otro partido que no voy a mencionar”, añadió en el Auditorio Nacional ante unas 10 mil personas.
Arropado por sus seguidores, el tabasqueño se mofó de los otros estudios de opinión que lo ubican debajo del panista Calderón: “Ayer (el martes 25 de abril), nos amanecimos con unas encuestas en las que no sólo hay un empate técnico, sino que ya nos rebasaron: ¡Ja!, ¡ja!, ¡ja!, ¡ja!… Ando buscando a los que se creen esas encuestas”.
-¿Con qué empresas hicieron sus encuestas? -se pregunta a Camacho.
-No sé, sólo tengo información de que fueron dos, pero también se vale reservarse los datos. Se pueden reservar por muchas razones.
-¿Como cuáles?
-Una es que (los encuestadores) te piden reservar el nombre, pues no quieren comprometerse. Otra, que no es conveniente en este momento, y otra, quizá porque van a decir que esas encuestas no son ciertas. Los partidos y los medios las presentan como les conviene.
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