Pandora Papers
Pandora Papers: El club de los millonarios mexicanos, todo queda en familias
Las argucias utilizadas por un minúsculo grupo de multimillonarios mexicanos para mover sus fortunas –nacidas gracias al favor del poder político– en compras e inversiones, no siempre muy diáfanas, en el extranjero. En la investigación salieron a relucir los apellidos de siempre.La investigación internacional #PandoraPapers, en la que participaron Proceso y otros 149 medios de 117 países, dio con cerca de 12 millones de documentos de despachos especializados en estructuras offshore y desenmarañó las argucias utilizadas por un minúsculo grupo de multimillonarios mexicanos para mover sus fortunas –nacidas gracias al favor del poder político– en compras e inversiones, no siempre muy diáfanas, en el extranjero. En la investigación salieron a relucir los apellidos de siempre: Espinosa Yglesias, Azcárraga, Slim, Salinas Pliego, Aramburuzabala, Baillères, Larrea, Vázquez Raña, Servitje, Larrea, Bours, Chico Pardo…
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).– Los integrantes de la élite económica mexicana tienen puntos en común: muchos heredaron sus fortunas y grupos empresariales, se han beneficiado de monopolios creados de la mano del poder político y de las privatizaciones llevadas a cabo durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y gobiernos anteriores del actual les han obsequiado multimillonarias condonaciones fiscales.
No sólo eso: también acostumbran canalizar parte de sus fortunas a paraísos fiscales y bancarios, desde los cuales satisfacen sus excentricidades y diversifican sus portafolios de bienes mediante la compra de inmuebles en Estados Unidos –principalmente en Miami, Nueva York o Vail–, yates o aviones o para controlar cuentas bancarias en Suiza.
Entre ellos destacan Germán Larrea Mota Velasco, Alberto Baillères González, María Asunción Aramburuzabala Larraguí, Olegario Vázquez Raña, Francisco Javier Robinson Bours, Jaime Chico Pardo, Leopoldo Espinosa Abdalá, Antonio Madero Bracho y otros integrantes de familias mexicanas multimillonarias registradas en la revista Forbes.
También existen estructuras de familiares de Carlos Slim Helú –de su sobrino político, Alejandro Aboumrad González–, Ricardo Salinas Pliego –desde su abuelo, Hugo Salinas Rocha–, un hijo del banquero Antonio del Valle Ruiz, otro de Roberto González Barrera (Gruma), el hermano de Carlos González Zabalegui (La Comer), nietos del banquero Manuel Espinosa Yglesias o primos de Emilio Azcárraga Jean (Televisa).
Las estructuras de estos representantes de la cúpula de cúpulas fueron detectadas por Proceso y otros 149 medios en 117 países durante la investigación internacional #PandoraPapers (Papeles de Pandora), basada en la filtración de cerca de 12 millones de documentos de 14 despachos especializados en estructuras offshore.
Durante cerca de un año el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) coordinó la investigación. Ésta movilizó a cerca de 600 periodistas alrededor del mundo, quienes analizaron los millones de correos electrónicos, actas de registros, informes financieros, formularios o folletos de las firmas –principalmente Trident Trust, en las Islas Vírgenes Británicas (BVI); Alemán; Cordero, Galindo & Lee (Alcogal), de Panamá; y Asiaciti, en Singapur– para ofrecer un nuevo vistazo inédito a las entrañas del mundo offshore.
En los #PanamaPapers, #BahamasLeaks o #ParadisePapers, investigaciones periodísticas previamente coordinadas por el ICIJ, Proceso y medios aliados ya habían revelado las estructuras offshore secretas de Ricardo Salinas Pliego, de los hermanos Calderón Rojas (FEMSA), de los Zambrano Alanís (Cemex), Agustín Franco Macías (Infra) o Eugenio Coppel Luken (Coppel).
En otras palabras: todos, o prácticamente todos, los multimillonarios del país han sido clientes de la industria offshore y usuarios de su amplia gama de servicios, que van desde estructuras de “optimización fiscal” –para pagar menos o ningún impuesto–, para controlar bienes en el extranjero o para eliminar sus huellas de ciertas operaciones.
De hecho, más de 130 multimillonarios de Forbes fueron detectados entre los archivos que dieron pie a la investigación #PandoraPapers, cuyas fortunas acumuladas sumaron más de 630 mil millones de dólares en 2021. Estos ultrarricos, vinculados a estructuras offshore, provienen del planeta entero, sea de Rusia, Estados Unidos, Brasil o el Reino Unido.
Controlar estructuras offshore no constituye en sí un delito en México. Lo es cuando la estructura no fue reportada ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT), o si movió recursos de origen ilícito, elementos que el periodismo no puede verificar pues están protegidos por el secreto fiscal.
En México, uno de los países más desiguales del planeta, donde ocho de cada 10 personas padecen por lo menos una carencia social y donde 40% de la población tiene un ingreso inferior a la canasta alimentaria, los multimillonarios presiden grupos que se han beneficiado de la mayor parte de los más de 400 mil millones de pesos de impuestos condonados por el SAT durante los sexenios de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.
Según la organización Fundar, sólo 108 contribuyentes acapararon la mitad de estas condonaciones, mientras el resto se repartió entre otras 153 mil personas físicas y morales.
Las estrategias offshore abundan para acumular riquezas sin pagar impuestos, lejos de la vista de las autoridades: un trust en Nueva Zelanda, operada por directores de papel y con una cuenta bancaria en Suiza, presta dinero a una sociedad de papel en las Islas Vírgenes Británicas, que termina canalizando el dinero a una sociedad de papel de Delaware o en Singapur, que a su vez son las dueñas legales de yates, mansiones en Nueva York, Miami o Vail, jets privados o cuentas de inversión.
Diseñar y concretar estos esquemas tiene un precio: algunos despachos de fiscalistas para ultrarricos facturan hasta en 200 dólares una llamada telefónica y cualquier trámite en registros públicos de jurisdicciones offshore rebasa rápidamente los mil dólares. Al parecer, estos costos son irrisorios en comparación con los beneficios económicos y la secrecía que ofrece la industria.
Grupo México
Germán Larrea Mota Velasco, el segundo hombre más rico de México, heredó de su padre, Jorge Larrea Ortega, la dirección del consorcio Grupo México en 1994, seis años después que el gobierno de Salinas de Gortari le vendiera a un precio irrisorio la minera Cananea, con lo que se convirtió de la noche a la mañana en propietario de la principal mina de cobre del país.
De acuerdo con la revista Forbes, Larrea controla, en este 2021, cerca de 27 mil 110 millones de dólares; a raíz del incremento de los precios de los minerales después de la crisis económica derivada de la pandemia de covid-19, su fortuna se disparó en 146.5% en comparación con 2020, y las utilidades de Grupo México crecieron 38.5%.
Su fortuna se basa en la extracción de minerales pero también en la operación de ferrocarriles, en la energía, la operación de carreteras y la construcción, pues Grupo México encabeza el consorcio que ganó la licitación para construir el tramo 5 del Tren Maya, junto con la empresa española Acciona, por 17 mil 815 millones de pesos. Ello, a pesar de que Larrea fue un opositor declarado a la llegada de López Obrador a la Presidencia; llegó a exhortar a sus empleados para que no votaran por el tabasqueño.
Grupo México forma parte de los consorcios de multimillonarios que se han amparado para evitar que el SAT divulge los montos de las condonaciones de impuestos que le concedieron los gobiernos de Calderón y Peña Nieto.
A través de la oficina en Miami del despacho fiscal Greenberg Traurig, el magnate contrató al despacho Trident Trust para crear nueve sociedades de papel en las BVI. Ocho de ellas, a su vez, controlaron sociedades de papel en Estados Unidos, las cuales eran propietarias legales de bienes inmobiliarios en diversas ciudades del vecino país, por un monto de 36.9 millones de dólares.
Dichos bienes incluían un condominio de 6.2 millones de dólares en el exclusivo municipio de Vail, Colorado –a donde la élite mexicana le gusta ir a esquiar–, un departamento de 11 millones 700 mil dólares en el muy exclusivo edificio Waldorf Astoria de Chicago, y otro condominio de 3 millones 572 mil dólares en el piso 38 del muy exclusivo edificio Ritz-Carlton de la misma ciudad.
Aramburuzabala
María Asunción Aramburuzabala Larregui, sexta persona más adinerada de México –y primera mujer de la lista nacional de Forbes, con 5.8 mil millones de dólares– heredó de su padre, Pablo Aramburuzabala Ocaranza, el imperio cervecero de Grupo Modelo, vendido en 2013 al gigante holandés Anheuser-Busch InBev por cerca de 20 mil millones de dólares.
A la muerte de su progenitor, la empresaria fundó la firma de capital privado Grupo Tresalia Capital –mediante la cual realiza inversiones multimillonarias–, lidera la desarrolladora Abilia, especializada en grandes proyectos inmobiliarios, y hasta la fecha forma parte del Consejo de Administración de Grupo Modelo.
Como la mayor parte de los millonarios mexicanos de la lista de Forbes, Aramburuzabala se ha beneficiado de contratos multimillonarios de los gobiernos federales –vendió software por 32 mil 714 millones durante los sexenios de Calderón y Peña Nieto, y 2 mil 476 millones de pesos en la actual administración–, y recibió condonaciones de impuestos por 973 millones 433 mil pesos entre 2007 y 2013.
De la mano con los despachos Loeb Block & Partners, de Nueva York, y de la firma Asiaciti, basada en Singapur, Aramburuzabala y su familia crearon una red de sociedades offshore para controlar algunos bienes de alto valor.
El 7 de septiembre de 2007 fue creada la sociedad de papel Sky Chariot LLC, en Delaware; el 11 de junio de 2008, su madre, Lucrecia Larregui González, fundó el Sky Chariot Trust en Nueva Zelanda, con la sociedad fiduciaria Hamilton Trust Limited Partnership; indicó que los fondos provenían de la venta de Grupo Modelo y designó como “beneficiarias finales” a la multimillonaria y su hermana. Bajo ese esquema, el Trust controlaba 100% de las acciones de la sociedad de Delaware, dos figuras particularmente opacas, pues en ningún registro accesible al público aparece Aramburuzabala.
Entre 2010 y 2013 Sky Chariot Trust canalizó cerca de 40 millones de dólares a Sky Chariot LLC, la cual aparece como propietaria legal del jet privado Gulfstream G550 con matrícula XA-BUA, adquirido en 2014 y cuyo precio –como nuevo– ronda los 60 millones de dólares; desde 2019, esa matrícula está asignada a otra aeronave privada, un Bombardier Challenger 350, cuyo precio ronda los 26 millones de dólares.
Llama la atención que la mujer más adinerada de México use una empresa de papel de Delaware para controlar su jet privado, pues entre su portafolio de empresas figura la compañía de taxis aéreos Aerotresalia, SA de CV, que opera jets privados.
Además de su jet privado, Aramburuzabala utilizó su estructura offshore para adquirir residencias exclusivas en Estados Unidos; para ello, entre 2003 y 2008 creó una red de sociedades en Delaware y Escocia, vinculadas entre sí, llamadas Deer Valley Properties LLC, Deer Valley Crest Limited, Deer Crest LP, DC 16 Inc. y White Pine 16, Inc.
La multimillonaria usó estas estructuras para adquirir departamentos exclusivos en el rascacielos ubicado en el 432 de Park Avenue, en Nueva York, que con sus 425 metros de altura domina Central Park y ofrece departamentos cuyos precios oscilan entre 6 y 170 millones de dólares. Con las mismas entidades, la multimillonaria mexicana adquirió una casa y un terreno en Park City, Utah.
Baillères
Alberto Baillères González heredó de su padre Raúl Baillères Chávez –considerado en su tiempo uno de los hombres más ricos de México– el Grupo Bal, que incluye Industrias Peñoles y la mina de plata de Fresnillo, El Palacio de Hierro, GNP o el Instituto Tecnológico Autónomo de México; ha crecido y se ha codeado con el mundo político e incluso el Senado le otorgó la medalla Belisario Domínguez de la mano de Peña Nieto en 2015.
Entre los millones de archivos de #PandoraPapers hay tres estructuras en las cuales aparecen Baillères y su hermana, Celia, las cuales fueron creadas en jurisdicciones offshore y administradas por la firma panameña Alcogal.
El 14 de agosto de 2009 el magnate adquirió acciones en la sociedad de papel panameña Balelatina, SA, creada dos años antes por la galerista cubana Alina Menocal Johnson –dueña de la galería de arte contemporáneo Nina Menocal, en la colonia San Miguel Chapultepec–, su esposo Joel Rocha Rivero y el crítico de arte Juan Luis Morales Menocal.
La sociedad fue usada en 2009 para la feria de arte Hot Art Fair de Basilea, donde México fue el país invitado y Menocal fue asesora ejecutiva en la selección; la sociedad fue finalmente disuelta el 18 de octubre de 2012.
El 26 de agosto de 2009 Baillères también invirtió en la sociedad Energías Renovables de Mesoamérica, SA, también de Alina Menocal y Joel Rocha, que fue usada para participar en un proyecto eólico en Honduras.
En enero de 2011 su hermana, Celia Baillères González, constituyó por su parte dos sociedades de papel en Bahamas, llamadas Contessa Investments Limited y Topoco Investments Limited, que alimentó con recursos “heredados”, según un documento que la firma Necker, Glynn, Melamed & Muffly envió al despacho Alcogal. El propósito de estas sociedades no pudo determinarse.
Carlos Slim
Entre los millones de documentos de los #PandoraPapers, el magnate Carlos Slim Helú no aparece como dueño de sociedades de papel.
Sin embargo, filiales locales de su empresa constructora Impulsora del Desarrollo y el Empleo en América Latina (IDEAL) eran clientas del despacho Alcogal para sus operaciones en Panamá, entre ellas los proyectos hidroeléctricos Bajo de Mina y Baitún. Durante años el despacho defendió a las empresas de Slim ante demandas ambientales, y en sus folletos promocionales presumió que tenía al hombre más rico del mundo en su cartera de clientes.
“Desde la fecha en que Ideal Panamá resultó ganadora para la construcción y operación de los proyectos hidroeléctricos de Bajo de Mina y Baitún, dicha sociedad y sus funcionarios han sido objeto de diversas acciones judiciales en su contra. Alcogal representa los intereses de Ideal Panamá y sus directivos en dichas acciones. A la fecha, todas las acciones judiciales intentadas en contra de Ideal Panamá y sus funcionarios han sido desestimadas y no existe sentencia definitiva alguna en su contra”, indicó un vocero de IDEAL.
A finales de 2014 Alejandro Aboumrad González, sobrino político de Slim y CEO de IDEAL, a su vez filial de Grupo Carso, también contrató a Alcogal para comprar la unidad 207 del condominio Lionshead en el exclusivo condado de Vail, Colorado, el destino de turismo invernal para la élite mexicana en el que vacacionaron las primeras personas que resultaron enfermas de covid-19 en el país.
En los documentos del despacho Alcogal aparece IDEAL como cliente; sin embargo, Aboumrad sostuvo, en respuesta a un cuestionario, que IDEAL “nunca ha tenido de manera directa y/o indirecta la propiedad de la sociedad Lionshead 207, Inc, ni relación alguna con la misma y/o con la unidad 207 en el condominio Vail Lionshead Centre.
“Tanto Lionshead 207, Inc, como el inmueble, siempre han sido propiedad directa y a título personal de Alejandro Aboumrad González”, afirmó el vocero del empresario, quien agregó que “nunca se ha ocultado la identidad del beneficiario final”, y que los únicos en haber ocupado el condominio fueron Aboumrad y su familia, así como algunos terceros a quienes se arrendó el departamento.
“Lionshead 207, Inc., es una sociedad registrada ante las autoridades competentes y paga los impuestos requeridos en las jurisdicciones aplicables. Lionshead 207, Inc., se encuentra al corriente en sus obligaciones fiscales”, señaló.
Farmacéuticas
Los hermanos Jaime y Fernando Chico Pardo también tuvieron sus estructuras offshore. El primero ha sido socio de décadas de Slim: expresidente del consejo de Telmex, Carso Telecom e IDEAL y exdirector general de Telmex, es ahora presidente y director general del fondo Enesa, que opera en los sectores energético y de la salud; en marzo de 2017 creó la sociedad de papel Lavanchi Finance Limited en BVI, la cual controla un yate de 500 mil dólares con bandera de la pequeña isla de San Vicente y las Granadinas.
En esta sociedad de papel, el magnate se asoció con Francisco José Medina Chávez, también director en América Móvil y dueño de la empresa automotriz FAME.
En 2010 el multimillonario Fernando Chico Pardo, junto con su hijo, Andrés Chico Hernández, y su socio de muchos años, Federico Chávez Peón Mijares, creó la sociedad Piccolo 34 Limited en BVI. Su propósito consistía en ser propietaria legal de un yate Sunseeker 34M de 11 millones de dólares, parte de los cuales fueron canalizados a través de una sociedad de Delaware, llamada Picolo LLC.
En reacción a un correo electrónico, un vocero de Fernando Chico Pardo llamó a Proceso para recalcar que la sociedad había sido reportada ante el SAT y que su jefe había vendido el yate, pero ya no contestó por escrito a un cuestionario.
Leopoldo y Fernando Espinosa Abdalá también figuran en la lista de Forbes de 2021; ingresaron en el club de ultrarricos después de vender su empresa de medicamentos genéricos RIMSA a la israelí Teva por 2 mil 600 millones de dólares en 2015; según la revista, la familia todavía tiene 2 mil 450 millones de dólares este año.
La polémica operación terminó con una demanda de Teva contra los hermanos Espinosa en una corte de Nueva York, a quienes acusó de producir medicamentos con registros sanitarios que no correspondían con la realidad; en agosto de 2017 la corte desechó el procedimiento penal de la empresa israelí, que nueve meses antes había confesado ante el Departamento de Justicia el pago de sobornos a funcionarios mexicanos del sector Salud para colocar sus productos.
De la mano con la firma suiza CISA Trust Company, con base en Ginebra, los hermanos Espinosa Abdalá crearon en 2006 la sociedad WTIE International Business Company, Inc., en BVI, la cual estaba vinculada a una cuenta en el banco Pictet –también de Ginebra– con un portafolio de inversiones dotado de 168 millones de dólares. En febrero de 2014 Leopoldo Abdalá Espinosa creó la sociedad Dreemboat International Limited, en BVI, para controlar un yate de 11 millones de dólares.
Más allá de los hermanos Espinosa Abdalá, otros actores centrales del sector farmacéutico han tenido sus estructuras offshore, como Carlos Álvarez Bermejillo –CEO de Laboratorios Pisa–, cuya sociedad de Belice Goldpine Trading Limited opera una cuenta bancaria en UBS en Suiza, y Óscar de la Sierra Aramburo, vicepresidente de Farmacias Similares y hermano de la senadora por el PT Nancy de la Sierra Aramburo, quien mediante la sociedad Ezula Limited era dueño de la unidad R308 del condominio Lionshead Circuit en la ya mencionada ciudad de Vail.
Laboratorios Pisa afirma, en respuesta a un cuestionario, que tanto el grupo como sus accionistas “respetan escrupulosamente la legislación aplicable y pagan sus obligaciones fiscales” y “no tienen como práctica emplear modelos de planeación fiscal que pudieran resultar en la falta de pago de alguna obligación fiscal”.
De La Sierra Aramburo comenta por su parte que tuvo la sociedad sólo para comprar el bien inmobiliario –“por consejo de un broker de bienes raíces”–, mismo que vendió meses después. Tras la venta, indica, “se procedió a la liquidación de la entidad Ezula”.
En el mundo hospitalario, Olegario Vázquez Raña y su hijo, Olegario Vázquez Aldir, dueños de Grupo Empresarial Ángeles (GEA) –que opera los hospitales Ángeles– y de Grupo Imagen –que edita Excélsior– también han sido grandes clientes de la industria offshore: en los #PandoraPapers aparecen vinculados a las sociedades Belamy Management Limited para controlar un jet privado; Roxberg Group Limited, para un yate; Avintura Holdings Limited, también para un yate; Ricardo Technology Corp. y Girbode Enterprises Limited, para operar cuentas bancarias y de inversión; y las sociedades Avo Capital Limited, Northstar Corporation Limited, Skyanna Holdings Limited, para comprar bienes inmuebles.
En diciembre de 2016 el sitio ChedrauiLeaks, operado por un sindicato de trabajadores de supermercados en Estados Unidos, reveló que en 2014 Vázquez Aldir y su esposa compraron, a través de Northstar Corporation, una mansión de 8.5 millones de dólares en las exclusivas residencias Ritz-Carlton de Vail, y otra en la misma localidad por 5.3 millones de dólares.
Durante los meses siguientes la sociedad de papel vendió la primera mansión a la sociedad de papel de BVI llamada Berlioz Ltd., que pertenece a Ernesto Rivera, el director general de Grupo Imagen, el grupo mediático que edita Excélsior, propiedad de Vázquez Aldir. Northstar Corporation también “vendió” la segunda a Vázquez Aldir y su esposa, es decir, el magnate se la compró a sí mismo.
En respuesta a un cuestionario, un vocero de GEA refrendó que “el uso de estas empresas no es ilegal ni presume la existencia de una conducta indebida”, que sus representados “cumplen con todas sus obligaciones fiscales y legales” y que las operaciones de compraventa de bienes inmuebles “se realizaron a precios de mercado; cumplen absolutamente con todas y cada una de las obligaciones legales y fiscales tanto en Estados Unidos y México, hecho que hicimos del conocimiento de las autoridades fiscales”.
Herederos
En los setenta, el banquero poblano Manuel Espinosa Yglesias era considerado el hombre más rico de México. Director general de Bancomer entre 1959 y 1982 y aliado de la poderosa familia Jenkins, el hombre fue dos veces director de la Asociación de Banqueros de México, aunque su fortuna personal sufrió con la nacionalización de la banca.
Una de las hijas de Manuel Espinosa Yglesias, Guadalupe Espinosa Rugarcía, se casó con el también multimillonario Moisés Cosío Ariño, amigo y socio de Carlos Slim, cuya fortuna –y la de su hermano, Antonio Cosío Ariño– se disparó durante la ola de privatizaciones y el crecimiento descontrolado del mercado de bonos en los noventa.
Espinosa y Cosío procrearon a Moisés Cosío Espinosa; Cosío Ariño falleció en 1998 y dejó a su hijo, de apenas 14 años, una herencia que algunos medios de comunicación estimaron en 700 millones de dólares. En julio de 2010 el hombre creó el MCE Trust, en Singapur, con el despacho Asiaciti, el cual controlaba dos sociedades de Singapur –Laneview Pte Ltd y Laneridge Pte Ltd– que, a su vez, eran dueñas de dos seguros de vida en el banco suizo Lombard, con los cuales realizaban más de 300 millones de dólares invertidos en portafolios de inversión.
Cosío Espinosa usó recursos de esta estructura para prestar 10 millones de dólares a ICA en julio de 2014; en septiembre de 2014 la usó para enviar 3 millones de dólares a su sociedad de Nueva York: 500 Fifth Avenue Inc., para enviarse a sí mismo 10 millones de dólares, o para realizar un préstamo de 3 millones de dólares a Accendo Capital Group, grupo financiero antes llamado Investa Bank, y cuyo exsocio Carlos Djemal Nehmad fue detenido en Estados Unidos por lavado de dinero.
En cuanto al propósito del Trust, un memorando interno exhibe con toda nitidez la intención de escapar al ojo de las autoridades: “La estructura del MCE Trust está diseñada para cumplir con los propósitos fiscales de México y para asegurarse que no se requiere reportarla en México”, y abunda: “La autoridad tributaria de México, ‘Hacienda’, es conocida por ser corrupta, y agentes tributarios venden información a pandillas criminales quienes utilizan la información para identificar y secuestrar sus víctimas”.
De hecho, Cosío enfrenta ciertos problemas con “Hacienda”: en febrero de 2020 el empresario interpuso una denuncia contra el banco Crédit Suisse en Estados Unidos por una defraudación mayúscula operada por su entonces consejero Iñigo Domenech, quien habría abusado de la inocencia del heredero –empezó a mover sus negocios cuando tenía 17 años– para desviar más de 150 millones de dólares hacia sus propias empresas.
Esta demanda, y sobre todo los montos señalados, llamaron la atención del SAT y de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), que abrieron una investigación en su contra por evasión fiscal.
Por cierto: las estructuras offshore de Cosío Espinosa que aparecen en los #PandoraPapers fueron administradas por el mismo Domenech –quien despacha ahora en Morgan Stanley–, al que Cosío acusó de engañarlo durante más de una década, y de haber comprado “autos deportivos, yates de lujo, mansiones en Miami y chalets en Colorado” con sus fondos.
La fortuna de Espinosa Yglesias también llegó a otra rama de la segunda generación: la de Jaime Larrea Espinosa. En septiembre de 1997 el banquero creó el Jaime Trust, en Singapur, “para el beneficio de su nieto”, al que vinculó con una sociedad de papel en Singapur, un trust en Nueva Zelanda – Alpinetree Trust– y una sociedad de papel en Delaware –Alpinetree LLC–, usada para realizar diversas inversiones a través de cuentas bancarias en UBS, que en 2012 tenían más de 13 millones de dólares.
Al igual que en el caso de Cosío Espinosa, la estructura está vinculada a un seguro de vida en la sociedad suiza Lombard International Assurance, y de acuerdo con un documento interno de Asiaciti fechado en mayo de 2013, la finalidad del trust consistía en “planeación inmobiliaria para el beneficio de las futuras generaciones”.
Entre los beneficiarios de estructuras offshore también figuran herederos de Emilio Azcárraga Vidaurreta, el fundador de Televisa, como la familia Burillo Azcárraga, primos de Emilio Azcárraga Jean, quienes usaron los recursos derivados de la venta de acciones de la principal televisora del país para armar complejas estructuras en BVI, Bahamas, Liberia o Nueva Zelanda, con las cuales controlaban seguros de vida, camionetas de lujo y mansiones en zonas exclusivas de Estados Unidos.
Se encuentran también los herederos de Hugo Salinas Rocha, patriarca de la familia Salinas, heredero de las tiendas Salinas y Rocha, que su nieto, el multimillonario Ricardo Salinas Pliego, renombró Elektra, parte de Grupo Elektra y de su conglomerado Grupo Salinas. En los noventa Salinas Rocha creó una serie de trusts en las BVI, vinculados a cuentas bancarias en Pictet, en Suiza, para transferir parte de su fortuna a sus hijos.
Entre los millones de registros de #PandoraPapers aparece otra estructura en las BVI, controlada por Samira Barragán Juárez y Jorge Humberto Santos Reyna. La primera es heredera de la familia Barragán, fundadora de la embotelladora de Coca-Cola regiomontana Arca Continental –cuya fortuna se elevaba el año pasado a mil 900 millones de dólares– y el segundo es el actual presidente del Consejo de Administración de la empresa familiar, la segunda embotelladora más grande del famoso refresco en América Latina después de FEMSA, que también produce la leche Santa Clara y el agua mineral Topo Chico.
Barragán y Santos crearon la sociedad San Barr Brothers Inc., un holding para cuentas de inversión de 7.5 millones de dólares en BBVA Investments o JP Morgan; Barragán y su hermana, Gianna, también heredaron de la sociedad offshore BJ International Inc (de BVI) después de la muerte de su padre, Rodrigo Barragán, la cual controlaba a finales de 2015 por cerca de 22 millones de dólares de bienes. Esa sociedad fue liquidada en abril de 2016.
Los herederos de Arca Continental no son los únicos actores de la industria refresquera en los Papeles de Pandora: también se encuentran Juan Manuel Ponce Díaz, de la embotelladora yucateca Bepensa; el venezolano Miguel Antonio Antor Bravato, CEO de PepsiCo en México; y José Octavio Reyes Lagunes, director y miembro del Consejo de Administración del gigante FEMSA.
Dinastías
Alejandro González Zabalegui, dueño de las tiendas OfficeMax, también pertenece a una potentada familia mexicana: es hermano de Carlos González Zabalegui, presidente del Consejo de Administración del grupo La Comer, y ambos son herederos del mexicano de origen español Carlos González Nova, fundador de la cadena de supermercados Comercial Mexicana.
La familia González Zabalegui ya había estado vinculada a ocho estructuras offshore en los Panama Papers, otra investigación internacional que coordinó el ICIJ; los #PandoraPapers muestran que González Zabalegui aparece como director de Blue Deepwaters Corporation entre agosto de 2011 y mayo de 2016; esa sociedad de papel, creada en las BVI en 2004, es dueña de un yate Sunseeker 66’ Manhattan de 2005, cuyo valor ronda los 800 mil dólares.
En respuesta a un cuestionario, Alejandro González Zabalegui aseveró que todas sus operaciones han sido debidamente reportadas ante el SAT.
Su primo Luis Felipe González Solana, por su parte, controló otro yate a través de la sociedad de papel PYC Marine Corp, creada en BVI con la ayuda del despacho OMC Group.
La competencia de la empresa de González Zabalegui, Office Depot, pertenece a otra dinastía que figura en la lista de Forbes: la familia Losada, heredera de Ángel Losada Gómez, cuya fortuna se elevó en 2021 a mil 40 millones de dólares, gracias a la fortuna creada por Grupo Gigante, que opera varias franquicias de restaurantes y tiendas especializadas.
Uno de los nietos de Losada Gómez, Jaime Alverde Losada, fue uno de los administradores de la sociedad de papel Oxnard Capital Corp, que su suegro, Othón Porres Bueno –magnate veracruzano del sector azucarero– había creado en mayo de 2015 en BVI con el despacho OMC Management para controlar un bien inmobiliario de 3 millones de dólares en Estados Unidos. Desde 1987, Porres, dueño del ingenio El Modelo, controlaba otra sociedad de papel en BVI, vinculada a una propiedad en Santander, España.
Roberto Javier González Moreno, hermano de Juan González Moreno, forma parte de la multimillonaria dinastía regiomontana que desciende de Roberto González Barrera, la cual controla el gigante de la harina de maíz Grupo Maseca (Gruma) y Banorte, y se ha mezclado con la controvertida familia Hank, dueña del Banco Interacciones y la constructora La Peninsular.
En ese esquema familiar, Roberto Javier –tío de Carlos Hank González, presidente del Consejo de Administración de Banorte e integrante del Consejo Asesor Empresarial de López Obrador– tiene asientos en el consejo de Gruma y preside la empresa Corporación Noble, SA de CV.
A través de la sociedad fiduciaria suiza Vistra, de Zurich, González Moreno creó las fundaciones panameñas JN1.16 Foundation y 2COR9.10 Foundation, las cuales sirvieron para incorporar las sociedades panameñas Providence Partners, SA, y G.O.L. Assets, SA.
Roberto Jorge González Alcalá, hijo de González Barrera y director general de Gruma, también colecciona estructuras offshore: aparece en tres sociedades de BVI, llamadas Countmorray Holdings Limited, Solstice Assets Inc. y Ahroma International Limited, que controlan yates de 361 mil euros hasta 9 millones de euros. En respuesta a un cuestionario, el empresario indicó que “en virtud de que a través de dichas sociedades no se obtuvieron ingresos, no se generaron obligaciones de reporte ante el SAT”, y añadió que “desde el ejercicio de 2018 no soy accionista de ninguna de las sociedades mencionadas”.
Roberto Hernández Madrazo, hijo del banquero veracruzano Roberto Hernández Ramírez, cofundador en 1971 de la casa de bolsa Acciones y Valores (Accival), que posteriormente se fusionó con Banamex, también tuvo un yate –Azimut Flybridge de 2009, llamado Santos– mediante una offshore de las BVI, llamada NOC Navigation Limited; la embarcación finalmente fue vendida en 325 mil dólares en 2018 a la sociedad Genesis Capital Group, LLC.
Roberto Hernández también fue accionista de Vitro, empresa actualmente presidida por Adrián Sada González y dirigida por su hijo, Adrián Sada Cueva. En 2017, padre e hijo adquirieron una sociedad de BVI llamada Casa del Cielo Ltd., dueña del yate Azimut Atlantis 50, fabricado en 2016.
Durante los sexenios de Calderón y Peña Nieto, el SAT condonó 10 mil 784 millones de pesos a Banamex –que ahora se llama Citibanamex–, en una época en que su Consejo de Administración reunía a los multimillonarios Alfredo Harp Helú, Aramburuzabala, Azcárraga, Larrea y Servitje, entre otros.
“Minoría rapaz”
De hecho, aquellos integrantes del Consejo de Administración de Banamex, junto con otros multimillonarios que aparecen en los #PandoraPapers –Bours, González Moreno, González Zabalegui o Madero Bracho–, no sólo comparten el uso de estructuras offshore para satisfacer sus gustos excéntricos de multimillonarios: también defienden sus intereses de grupo en el cerrado club del Consejo Mexicano de Negocios (CMN).
En sus más de 50 años de existencia, CMN –originalmente llamado Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y que hasta hace poco sólo tenía integrantes varones–, ha aglutinado a la “cúpula de cúpulas” del sector empresarial mexicano, y ha defendido sus intereses ante los gobiernos en turno; lo integran varios multimillonarios de Forbes y nueve integrantes del “Grupo de los 10” de Nuevo León, entre otros.
Durante años, fue dirigido por Claudio X. González Laporte, presidente de administración de Kimberly Clark de México y “villano favorito” de López Obrador, quien lo acusa regularmente --a él y a su hijo, Claudio X. González Guajardo-- de encabezar el campo conservador contra su llamada Cuarta Transformación.
De hecho, durante la campaña presidencial de 2018 el CMN y varios de sus miembros destacados –Slim, Larrea, Baillères o Álvaro Fernández Garza– atacaron a López Obrador y urgieron a sus empleados a no votar por el tabasqueño, al que retrataban como una amenaza contra sus empleos.
En un primer tiempo apoyaron al candidato del PRI, José Antonio Meade Kuribreña, un tecnócrata mucho más alineado con los intereses empresariales de México --es ahora consejero en el banco HSBC y de Grupo Alfa, de la familia Garza, también integrante del CMN– y posteriormente impulsaron al panista Ricardo Anaya Cortés.
En los meses previos al triunfo electoral de López Obrador, varios integrantes del CMN expresaron sus temores sobre una posible presidencia del tabasqueño: Slim defendió el Nuevo Aeropuerto Internacional de México; Larrea le reclamó estar cercano al líder del sindicato minero, Napoleón Gómez Urrutia, mientras Juan González Moreno declaró que no quería que México se convirtiera en Venezuela.
Desde los noventa el CMN ha expresado su hostilidad hacia López Obrador. En 1998 el tabasqueño, entonces presidente del PRD, denunció que “el gobierno y un grupo muy reducido de banqueros y hombres de negocios vinculados al poder” estaban llevando una campaña en su contra, ante su llamado a boicotear el pago de impuestos para no reembolsar el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa).
Entre los #PandoraPapers aparece el nombre de Beatriz Sánchez Navarro Redo, hija del empresario cervecero Juan Sánchez Navarro y Peón –uno de los fundadores del CMN y del PAN, entre otros, miembro de una familia que llegó a tener el latifundio más extenso de América Latina–, entre los 3 mil 500 clientes mexicanos del mundo offshore: en marzo de 2007 creo la sociedad Mista Assets Ltd en BVI con su esposo, José Pintado Rivero y sus hijos.
Sánchez Navarro Redo formó parte de un grupo de exaccionistas de Grupo Modelo que al inicio del sexenio de López Obrador buscaban una condonación de impuestos derivados de la venta del gigante cervecero a Anheuser-Busch en 2013; en marzo de 2019 la mujer finalmente abandonó su solicitud para recuperar 47 millones 723 mil pesos, a pesar de que el entonces controversial presidente de la Suprema Corte de Justicia, Eduardo Medina Mora, estaba dispuesto a otorgarle un amparo.
Francisco Javier del Valle Perochena es presidente del Consejo de Administración de Elementia; es hijo del banquero Antonio del Valle Ruiz, dueño de Mexichem, y hermano de Antonio del Valle Perochena, dueño de Grupo Kaluz y presidente actual del CMN.
En 2015 el empresario se unió a la sociedad de papel Seafort Management, creada en BVI, la cual era dueña de un yate de un millón 977 mil dólares; la sociedad había sido creada por el productor y director de la empresa de préstamos Leasing Javier Muñiz Canales, y el empresario naviero Alfredo Kunhardt.
Jaime Ruiz Sacristán, expresidente de la Bolsa Mexicana de Valores –quien falleció por covid en abril de 2020–, fundó con su primo, Antonio del Valle, el banco Ve por Más (BX+) en 2003, el cual recibió condonaciones de impuestos por 50 millones de pesos. En junio de 2015 el hombre fundó, junto con su esposa y sus tres hijas, la compañía Atamaze International Limited en BVI, cuyo propósito se desconoce.
El presidente anterior del CMN, el michoacano Alejandro Ramírez Magaña –heredero de la Organización Ramírez, dueña de la cadena Cinépolis–, también aparece vinculado a estructuras offshore: su hermano Enrique, presidente del grupo Tres Marías y también accionista de Cinépolis, creó las sociedades Balconee Investing Limited y Verandur Advisors Limited en octubre y diciembre de 2014 en BVI, las cuales tenían el propósito de controlar yates.
El 29 de noviembre de 2017 Ramírez Magaña vendió Verandur Advisors Limited –es decir, el yate– a María Cristina Beyruti Espinosa, hija del controvertido empresario Raúl Beyruti Sánchez, apodado El Rey del Outsourcing, actualmente prófugo de la justicia y sujeto a una ficha roja de la Interpol por los presuntos delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada, después que la UIF detectara que el hombre movió 34 mil millones de pesos en 92 empresas durante el sexenio de Peña Nieto.
Su maraña de empresas outsourcing subcontrataba a cerca de 200 mil personas para grandes empresas como Walmart, FEMSA, Comex, HSBC o Santander, a las que ofrecían esquemas de evasión de impuestos y de cuotas obrero-patronales –con cambios permanentes de razones sociales para no generar antigüedad, por ejemplo–, según reportó Reforma en marzo pasado.
En agosto de 2020 el IMSS interpuso una denuncia contra Beyruti, al que acusó de no pagar cuotas durante seis meses en una de sus empresas, ocasionándole un perjuicio de cerca de 41 millones de pesos.
Antonio Madero Bracho también pertenece a una vieja dinastía mexicana, con un pie en la política y otro en los negocios. Sobrino del expresidente revolucionario Francisco I. Madero y tío segundo de Alfonso Romo Garza –otrora jefe de oficina del presidente López Obrador–, el hombre compró en 1981 al gobierno federal la industria de autopartes Rassini
Madero Bracho ha sido “muy amigo” de los expresidentes de México, desde Miguel de la Madrid hasta Peña Nieto –excepto de Felipe Calderón, según dijo a Forbes en septiembre de 2018–, y de algunos de los multimillonarios del país, como Germán Larrea Mota Velasco, Claudio X. González o Alberto Baillères González; de hecho, fue presidente del CMN entre 1989 y 1991.
En 2007 creó un fideicomiso en Países Bajos llamado Cugnot Trust, mediante el cual controlaba millones de acciones de su conglomerado Corporación San Luís –ahora Rassini–; el multimillonario David Martínez Guzmán, dueño de Fintech Advisors, también controlaba acciones en Corporación San Luís a través de las sociedades de papel Partco Holdings, SA de CV, y Mexico Partco Holdings, SA de CV.
En 2012 utilizó su estructura offshore para vender parte de las acciones de estas empresas a integrantes de la familia Bours, acaudalada dinastía de Sonora que dirige Bachoco, gigante de la producción de pollo, y Megacable, con un pie en los negocios y otro en la política local.
A partir de ese momento los Bours entraron en el Cugnot Trust, entre ellos Francisco Javier Robinson Bours Castelo, hermano del exgobernador priista de Sonora, Eduardo Robinson Bours Castelo, y presidente del Consejo de Administración de Bachoco; junto con él aparecen su tío, el exdiputado Mario Javier Robinson Bours Almada, quien falleció el año pasado; su tía Maria Gloria Griffith, y sus primos Jesús Enrique, Beatriz Mariana, Jesús Rodolfo y Mónica Robinson Bours Muñoz.
Todos los empresarios mencionados en la investigación fueron requeridos a través de los contactos institucionales de sus empresas o de los correos electrónicos que aparecen en los #PandoraPapers. Las respuestas de quiénes contestaron están incluidas.
Andrea Cárdenas (Quinto Elemento Lab), Elías Cahmaji, Zorayda Gallegos y Georgina Zerega (El País), Peniley Ramírez y Claudia Ocaranza (Univisión) participaron en la elaboración de este reportaje.