CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).— “Te cuento un poco de cómo es aquí, es un cuarto color amarillo arena como de 6x3, tiene como una pared que divide el baño, dormimos en el piso con cobijas y unas esponjas, compartimos todo… NO soy una amenaza para la institución. NO pertenezco al penal de máxima seguridad de Almoloya”.
Son palabras escritas por Tania Elis Hernández Velázquez, estudiante de excelencia de Sociología de Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, desde la penumbra de una celda en el Centro de Prevención y Readaptación Social “Santiaguito” de Almoloya de Juárez, donde fue recluida acusada de daños en propiedad privada en modalidad de banda y se ser ella, la líder de la misma.
En un contexto donde el país y en particular la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) atraviesa por un repunte de feminicidios, Elis, de 24 años, se dio a la tarea junto con más estudiantes de luchar contra la violencia de género, pero nunca se imaginó que se convertiría en una pesadilla que inició la madrugada del pasado 5 de abril.
En marzo pasado, su colectivo “Argüenderas y Revoltosas” tomaron un cubículo de la FES Acatlán con la intención de brindar apoyo y ayuda a las mujeres que sufren acoso, así como violencia sexual por parte de profesores, personal administrativo y alumnos.
También inauguró un centro de actividades para la divulgación de temas educativos y artísticos, asesoría en materia de género y pensaba abrir un comedor y hasta una guardería.
“Ya los cargó la verga” o el mensaje de Erasmo
Sin embargo, la madrugada del 5 de abril del presente año, ella y sus compañeras del colectivo “Argüenderas y Revoltosas” escucharon la amenaza.
“¡Ya los cargó la verga!”. Eran alrededor de siete hombres con pasamontañas y vestidos de negro como aquella noche.
Al puro estilo de sicarios, llevaban puestos chalecos antibalas y, en las manos, tubos, bates, una garrafa con gasolina, un arma de fuego y hasta un pico, de esos para romper concreto.
Fueron directo al cubículo donde Tania Elis organizaba la lucha contra la violencia y con la consigna de que iban por parte de “Erasmo”, es decir, Erasmo González Castro, jefe de vigilancia de la FES Acatlán.
Los hombres detonaron su arma de fuego como amenaza antes de marcharse del lugar. Pero minutos antes incendiaron el cubículo, provocando quemaduras de segundo y tercer grado en todo el cuerpo de un compañero de Elis, dejándolo al borde de perder un brazo. También fracturaron la mandíbula de otro estudiante presente en aquella noche y a Elis la patearon hasta el cansancio. No sólo eso, a una compañera de plano la desnudaron, tras golpearla con un bat y arrebatarle el celular.
“Me pidieron que caminara desnuda hacia enfrente de mi compañero y le pida que no se pare mientras nos seguían apuntando con el arma. Hecho esto, otro me avienta contra una mesa, de forma que yo quedo parada con mi torso boca abajo, apoyado en dicha mesa, mientras uno de ellos ejerce presión bajo mi espalda y me dice ‘ahora sí morra”, propinándome una nalgada.
Al momento en el que el sujeto dice esa frase, otro que se encontraba en la entrada del espacio le dice ‘ya wey, ya déjala’”.
La agresión no paró ahí, le amarraron las extremidades con lazos, le cubrieron la cabeza y le advierten que debe irse de la universidad, sino “la silenciarán”.
Antes de que los agresores salieran corriendo, a los activistas les dejaron claro el mensaje aquella madrugada del 5 de abril: “este es un mensaje de Erasmo y los puesteros”.
En una carta que el padre de Tania Elis, Moisés Hernández Pérez, envió al presidente Andrés Manuel López Obrador, de la cual
Proceso tiene copia, reconoce que los jóvenes agredidos aquella madrugada tomaron la decisión de incendiar el edificio donde fueron intimidados, acosados y amenazados con la idea de que con esa manera serían atendidos por alguna institución de auxilio.
“La idea de prender el fuego fue también para evitar la impunidad y el desprestigio de lo sucedido, ya que si los muchachos se hubieran retirado sin haber sentado una acción que hiciera visible lo ocurrido, toda esta agresión que fue respaldada por las autoridades de la misma universidad, se hubiera quedado en el olvido”.
Aquel 5 de abril, la UNAM emitió un comunicado donde dio cuenta de que presentó dos denuncias penales por el incendio provocado en las oficinas del edificio de gobierno de la FES Acatlán.
“El incendio fue iniciado poco después de las 4:00 horas de hoy por un grupo de personas, algunas de ellas embozadas, que ingresó ilegalmente al plantel. Provocó visibles daños al inmueble, al mobiliario, a los equipos de cómputo y a documentación que se encontraba en el lugar, particularmente en la Oficina Jurídica y en las Salas Académicas de esa Facultad. El fuego fue sofocado por el cuerpo de bomberos del municipio de Naucalpan”, señaló la versión de la universidad.
Fue hasta el 28 de agosto pasado cuando Tania Elis fue aprehendida. La Fiscalía General de la República (FGR) informó que elementos de la Policía Federal Ministerial realizaron trabajo de inteligencia para dar cumplimiento al mandamiento judicial emitido en contra de Tania ‘N’ por su probable responsabilidad penal en el delito en propiedad ajena, con agravante de haberse cometido en pandilla.
Posteriormente, un juez de Distrito Especializado en el Sistema Penal Acusatorio dictó prisión preventiva justificada a Tania.
Los cuatro millones de la libertad
La dirección de la FES Acatlán, encabezada por Manuel Martínez Justo, pidió 4 millones de pesos a Moisés para la reparación del daño ocasionado por el incendio y así retirar los cargos contra Tania Elis Hernández, sin embargo, no cuenta con los recursos suficientes.
En ese contexto, el Frente Nacional #NiUnaMenos México exigió la liberación de Elis Hernández, quien se encuentra privada de su libertad personal a partir de un grave esquema de criminalización instaurado en su contra.
Asimismo, se acordó con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), como una primera acción, que personal de dicho organismo llevara a cabo una visita a Tania en el lugar en el que está recluida, el cual deberá tener como efecto que se le otorguen las medidas cautelares y/o de protección que sean necesarias.
Asimismo se inició, con la aceptación de la familia de Tania, la implementación de un mecanismo que permita su liberación lo más pronto posible.
En la carta dirigida al presidente, el papá de la activista lanzó una fuerte crítica a la UNAM:
“No puedo entender cómo la UNAM, la misma institución que ante el mundo se dice promotor de la justicia, de la investigación, de los valores más sublimes, se ensañe con una alumna que pese a ser casi de excelencia, con muchos sueños, con muchas virtudes, con mucha hambre de aprender, de ayudar a los demás; sea objeto de algo tan bárbaro y tan ruin, por su manera de pensar, no lo logro entender”.