CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).– El sargazo contiene arsénico, que en altas concentraciones puede afectar la salud, reporta un estudio de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Además del arsénico, el sargazo pelágico, que llega masivamente al Caribe mexicano desde 2014, contiene elementos como cobre, manganeso y molibdeno, que también pueden ser dañinos para la humanidad, la flora y fauna local, explicó Rosa Elisa Rodríguez Martínez, de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM.
En un estudio en el que se analizaron 63 muestras de estas macroalgas en diferentes localidades, la científica y su equipo también encontraron aluminio, calcio, cloro, hierro, potasio, magnesio, fósforo, plomo, rubidio, azufre, silicio, estroncio, torio, uranio, vanadio y zinc.
“Si bien algunos de estos elementos son nutrientes esenciales, otros pueden llegar a ser tóxicos. El que más preocupa es el arsénico, pues se detectó en todas las muestras colectadas, y en la mayoría en concentraciones que superan los límites establecidos para consumo humano y animal”, dijo Rodríguez Martínez.
Además, destacó que desde que inició la llegada masiva de sargazo a las costas mexicanas, una de las preocupaciones fue la presencia de metales pesados y metaloides, porque las algas pardas contienen alginatos que favorecen su absorción, y porque ya había algunos reportes en otros lugares del Caribe de elementos tóxicos.
“Por ello, quisimos ir más allá y saber qué tan variable era la concentración de los diferentes elementos, incluidos metales pesados y semimetales”, comentó.
El sargazo empezó a arribar a las costas de Quintana Roo desde finales de 2014. Sin embargo, en los últimos cuatro años han llegado a las costas del país millones de toneladas, y muy pocas han sido removidas.
“Su acumulación y descomposición afectan severamente los ecosistemas costeros, las playas, arrecifes de coral, pastos marinos, manglares y posiblemente al acuífero, que es la única fuente de agua dulce en la región”, alertó la experta.
Por ello, la académica del ICML, quien lidera la investigación, urgió a remover estas macroalgas de playas y costas para que no dañen la fauna y flora local.